manila. La desesperación de los supervivientes del tifón Haiyan continúa en Filipinas, cuatro días después de su paso devastador por el centro y este del país, ante la escasez de alimentos y agua potable, mientras el gobierno declaró el estado de emergencia. El presidente, Benigno Aquino, anunció el "estado nacional de calamidad" para acelerar los esfuerzos del gobierno por llevar ayuda a los afectados por uno de los peores tifones de la historia. La declaración permitirá a las autoridades controlar los precios de los bienes y servicios básicos y liberar fondos de emergencia con mayor rapidez. "En los próximos días les aseguro que la ayuda llegará más rápido", prometió en un discurso televisado. "Llamo a los ciudadanos a mantener la calma, a orar, cooperar y ayudarse unos a otros. Es la única forma en que nos sobrepondremos a esta tragedia". Aquino aseguró que destinará 18,64 millones de euros para crear fondos de ayuda, mientras, 22 países han enviado asistencia.
Hasta el momento la Agencia Nacional de Gestión de Desastres ha confirmado la muerte de 1.774 personas en el este de Filipinas y más de 2.000 resultaron heridas pero hay miles de desaparecidos. Mientras, más de 9 millones se han visto afectados por el tifón, incluyendo las más de 600.000 personas que fueron desplazadas de sus hogares. El aeropuerto de la ciudad de Tacloban se encuentra sitiado por cientos de personas que esperan recibir alimentos y agua. Los primeros vuelos trajeron médicos que establecieron en la terminal un centro de atención de emergencia. Miles de toneladas de ayuda van de camino pero la distribución es complicada porque las calles están bloqueadas por escombros de varios metros de altura.
Los testigos hablan de un hedor insoportable por los cadáveres en descomposición y las autoridades locales están preparando fosas comunes para enterrarlos. Por su parte, la policía anunció duras acciones contra quienes cometan delitos. "La gente dice que la situación obliga a las personas a acciones desesperadas", dijo el portavoz policial. "Tenemos comprensión, pero no podemos aceptar la anarquía", afirmó. "Puede que no podamos comprender la situación de los afectados pero esa no es excusa para actuar con violencia y llevar a cabo crímenes", agregó.
Aquino dijo que "el gobierno nacional asumirá (los gobiernos locales) temporalmente y estaremos desplazando más gente para completar las posiciones que quedaron vacantes repentinamente". "No tenemos nada, no llega nada aquí", dijo la superviviente Gilda Mainao desde Tacloban a la radio. "Por favor, por favor envíennos ayuda". Miles de soldados trabajan en la remoción de escombros.
Organizaciones de ayuda de todo el mundo se dirigieron a Filipinas e intentan llegar también a las islas más alejadas. Al puerto de Tacloban llegó hoy una embarcación con 140 toneladas de ayuda. Se teme que miles de personas hayan muerto en Leyte y en la vecina isla de Samar. La policía y los rescatistas confirmaron que al menos 552 personas murieron, la mayoría ahogadas por olas parecidas a las de un tsunami. Reporteros de la emisora ANC consiguieron llegar por primera vez en motocicleta a Guiuan, más al este, donde vivían 50.000 personas.
Los reporteros mostraron imágenes de una increíble devastación: una torre de iglesia solitaria se yergue hacia el cielo y hay rocas de varias toneladas dispersas por todas partes. Numerosas casas y cabañas están destruidas y ningún rescatista ha llegado al lugar. Pese a todo no hay pánico, sino que la gente recorre las calles en estado de shock, algunos buscan cualquier cosa de utilidad bajo los escombros, que se extienden por la costa a lo largo de kilómetros. En tanto, el tifón llegó a Vietnam. En las regiones al norte de Hanoi se registraron fuertes vientos, lluvias e inundaciones. También se vio afectada la bahía de Ha Long, popular entre los turistas. Sin embargo, el tifón se ha debilitado a tormenta tropical. "Estamos contentos de que la tormenta no fue tan grave como se temía", dijo un portavoz de la Cruz Roja. Luego siguió su camino hasta alcanzar la provincia insular china de Hainan, donde hubo al menos tres muertos. Desde diversas partes del mundo se ofreció ayuda y Médicos Sin Fronteras anunció que ha mandado 329 toneladas de productos médicos que deberían llegar en los próximos días.