el cairo. La actual espiral de violencia que vive Egipto ha despertado los temores de guerra civil en el país y ha llevado al recuerdo de muchos los momentos previos al cruento conflicto en Argelia. Lo que la oposición al Gobierno islamista y también Estados Unidos han calificado de "segunda oportunidad democrática" -el golpe de Estado del 3 de julio- se ha transformado estos días en un callejón con difícil salida. Partidarios y detractores del depuesto presidente Mohamed Mursi están dando ejemplo de una grave fractura social: seguidores de los Hermanos Musulmanes frente a afines a los intereses del Ejército. La sociedad egipcia se ha dividido en dos y la situación se ha tornado caótica y violenta.

El último en expresar esos temores de guerra civil fue ayer el exministro francés de Exteriores Bernard Kouchner, quien reprochó a la Unión Europea que no hable "con una única voz". "Hay que decir las cosas como son: (la masacre del miércoles) fue cometida por el Ejército contra los Hermanos Musulmanes. Aunque no nos guste, aunque los islamistas no sean nuestros amigos. Esta represión es inaceptable. Quizá se trata del inicio de una larga guerra civil", declaró Kouchner en una entrevista en Le Parisien.

El exministro, cofundador también de las organizaciones Médicos sin Fronteras y Médicos del Mundo, consideró que "no se puede interrumpir el proceso con un golpe de Estado bajo el pretexto de que las medidas adoptadas no gustan". Kouchner, político de izquierdas que fue titular de Exteriores entre 2007 y 2010, bajo la presidencia del conservador Nicolas Sarkozy, reconoció que antes de las actuales revueltas Egipto atravesaba "un período difícil" y que su depuesto presidente Mohamed Mursi "no había tenido éxito".

"También es cierto que el 30 de junio de 2013 hubo millones de personas en la calle para decirles 'no' a los Hermanos Musulmanes. Pero por eso no se mete en la cárcel a un presidente electo", subrayó el exjefe de la diplomacia gala, que ve un paralelismo con Argelia, donde en 1992 "el Ejército también impidió a los islamistas ejercer el poder que habían ganado en las urnas", lo que desembocó en una cruenta guerra civil de una década, que dejó 100.000 muertos en el país magrebí. Kouchner recordó que aquellos acontecimientos en Argelia marcaron el inicio de "un enfrentamiento de diez años con decenas de millares de muertos".

"Desprecio por la vida" Por su parte, Amnistía Internacional hizo ayer público un informe que reúne testimonios sobre el "desprecio por la vida humana" que a su juicio han mostrado las fuerzas de seguridad de Egipto en sus enfrentamientos con partidarios del derrocado Gobierno islamista. Para el director del programa de Oriente Medio y Norte de África, Phlip Luther, "si bien algunos manifestantes usaron la violencia, la respuesta de las autoridades fue gravemente desproporcionada. Aparentemente, no diferenciaron entre manifestantes violentos y no violentos", relató.