Vitoria. El alcalde de Vitoria, Javier Maroto, lució corbata verde en su primera cita oficial con el lehendakari. El color de la esperanza, dicen. Será porque hay proyectos para los que es preciso hacer un acto de fe. Por ejemplo, la ampliación del tranvía en la ciudad. El Gobierno Vasco socialista terminó el mandato reconociendo que no había dinero para estirar los raíles, por lo que no se habían dado pasos desde que finalizaron los estudios de expansión. Tampoco el de ahora ha puesto un euro sobre la mesa, aunque al menos en algo se ha pronunciado: el Ayuntamiento gasteiztarra ha de desistir de la extensión por el sur, acordar un trazado por el este y elaborar un calendario sobre su ejecución que se adapte a las posibilidades presupuestarias del ejecutivo autonómico para algún día iniciar las obras.
Cuándo es la incógnita, pero Maroto prefirió quedarse con que "existe la posibilidad de ampliación", como si hasta entonces hubiera cabido la opción de que las vías muriesen en Angulema. Tampoco es que sonara muy optimista: no se ha puesto un tope de tiempo para cerrar ese acuerdo, "que ha de ser al menos con el grupo municipal del PNV", ni para elaborar el proyecto de ingeniería que permitiría adjudicar los trabajos. Ni siquiera habló el alcalde del trayecto por el que se decanta, aunque todo indica que tendrá que adaptarse al posicionamiento del grupo jeltzale, que mira hacia Salburua.
Antes de las elecciones municipales, el PP ya apostaba por el este pero con el objetivo de cerrar el círculo del tranvía, llevando los raíles por Angulema hacia Aranbizkarra, Zaramaga y El Pilar. Después hubo acuerdo con el Gobierno Vasco socialista y se elaboró un estudio sobre la ampliación, que se tradujo por razones económicas en un recorrido más corto del previsto: las vías irían por Los Herrán, con última parada en Obispo Ballester. Eso sí, en principio la idea de Maroto seguía siendo la de llegar a Honduras cuando hubiera dinero. Una visión unilateral que le valió la crítica de todos los grupos.
La formación municipal nacionalista volvió a dejar claro ayer que no concibe ninguna ampliación por el este "que no llegue a Salburua" y recordó que aquel estudio basado en la propuesta de Maroto fue "una torpeza sin reflexión ni consenso". Esta vez, no obstante, es exigencia del PNV de Urkullu que el dibujo llegue con el acuerdo de la mayoría municipal. Y teniendo en cuenta que los socialistas siempre han mirado hacia Mendizorroza, objetivo al que van a tener que desistir ya, y que Bildu reclamaba un estudio en profundidad, los socios presupuestarios tendrán que volver a sentarse.
Proyectos cuya materialización sí que está garantizada son los siete que cuentan con financiación del Gobierno Vasco; entre ellos, la futura estación, el centro cívico de Salburua y la reforma de la Avenida. Y eso que hay novedades. Maroto explicó que el ejecutivo autonómico va a trasladar parte de los pagos de 2013 a 2014 y 2015 "para que su Presupuesto pueda cuadrar", lo que obligará al Consistorio a adelantar algunos de ellos. No obstante, "no habrá retrasos en ninguna de las obras".
La lista de conversaciones de ayer incluyó el soterramiento del tren, un proyecto que el alcalde cree que aún está "vivo y que será posible cuando exista financiación". Además, Maroto pidió a Urkullu un "esfuerzo adicional en la lucha contra el fraude" ahora que más gente necesita ayudas sociales, presentó el rechazo del Ayuntamiento al fracking, abogó por volver a acoger la Copa del Rey de Baloncesto y consiguió una cita con el consejero de Sanidad para hablar de inversiones en este ámbito.