DONOSTIA
EL 28 de octubre de 2009 el abogado sudafricano Brian Currin aterrizó en Donostia. Su destino era el Palacio Kursaal, donde ofreció una conferencia titulada ¿Cómo reactivar el proceso hacia la paz?. Entre el público se dieron cita destacados políticos vascos como el lehendakari Juan José Ibarretxe, que estuvo acompañado por los jeltzales Joseba Egibar y Markel Olano, o el dirigente de la izquierda abertzale Rufi Etxeberria. Currin conocía de forma directa el debate que estaba abierto en el seno de la izquierda abertzale a consecuencia de lo sucedido en diciembre de 2006 en la T4 de Barajas, un atentado en el aeropuerto madrileño que cercenó el proceso de negociación que habían activado ETA y el Gobierno Zapatero. Lo que muchos calificaron como el giro del trasatlántico desembocó en la ponencia Zutik Euskal Herria, cimiento de la actual Sortu, la nueva marca de la izquierda abertzale.
Seis meses después, en marzo de 2010, Currin promovió lo que se denominó Declaración de Bruselas, un texto firmado por 21 personalidades internacionales, quienes, además de reconocer los pasos dados por la izquierda abertzale, pedían a la organización armada un "alto el fuego permanente y verificable que fuera debidamente respondido por los gobiernos español y francés". Aquella Declaración de Bruselas fue el embrión del Grupo Internacional de Contacto (GIC). Liderado por Brian Currin, y tras el anuncio de ETA de un alto el fuego "permanente y verificable", el 15 de febrero de 2011 se dio a conocer la composición del GIC. Junto a Currin, integraban este grupo Silvia Casale, Pierre Hazan, Raymond Kendall, Nuala O'Loan y Alberto Spektorowski.
Transcurridos 16 meses desde que, el 20 de octubre de 2011, ETA anunciara el cese definitivo de su actividad armada, y después de que la Comisión Internacional de Verificación del proceso de paz cursara visita a Euskadi la semana pasada, la pregunta está en el aire: ¿Qué ha pasado con Currin y su grupo? ¿Se han apartado a un lado en favor del trabajo que realiza la comisión que encabeza Ram Manikkalingam? La respuesta que ha obtenido DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA de fuertes cercanas al GIC de Currin es que el abogado sudafricano sigue con su trabajo. De hecho, estas mismas fuentes confirmaron a este diario que hace dos semanas Currin mantuvo diversas reuniones, en este caso no con partidos de la CAV, sino con formaciones políticas navarras y de Iparralde. "El Grupo de Currin no se ha disuelto, ni mucho menos. Lo que sucede es que su trabajo se circunscribe a un plano diferente al de la Comisión de Verificación. Es una labor más política. Su objetivo es lograr que haya un deshielo entre partidos, conseguir un clima de entendimiento de cara a una siguiente fase", aseguran.
De este modo, el GIC de Currin se mantiene al margen de las actividades que puedan realizar los verificadores internacionales. "Los miembros de la Comisión de Verificación tienen un perfil claramente técnico. Su trabajo es claro: ser garantes de que ETA mantiene la decisión del final de su actividad, para posteriormente abordar los aspectos técnicos de un proceso de desarme. Ese no es un trabajo que corresponda al grupo que ha liderado Currin", señalan.
Desde el GIC son conscientes de la nueva situación política que se vive en la CAV, en especial debido a la actual composición del Parlamento Vasco, donde ahora, y a diferencia del momento en el que se constituyó el Grupo Internacional de Contacto, están representadas todas las sensibilidades políticas. La creación de la Ponencia de Paz y Convivencia, que comenzará a trabajar antes de un mes, puede suponer un impulso al proceso de pacificación y normalización si al final, y superando las reticencias iniciales de EH Bildu y PP, ambas formaciones acaban incorporándose a los trabajos de este foro. "El GIC respeta el trabajo que en favor de la paz pueda llevar a cabo el Parlamento Vasco, en especial a través de la Ponencia de Paz y Convivencia, pero hay otras vías que también se deben explorar fuera del trabajo institucional, bien con diferentes agentes sociales o a nivel internacional", afirman fuentes cercanas al grupo de Currin.
a otro nivel Desde Lehendakaritza insisten en el papel que debe ejercer el Parlamento Vasco, en la importancia que en un futuro puede tener la Ponencia de Paz, y en la labor de la Secretaría de Paz y Convivencia que dirige Jonan Fernández. Sin embargo, también reconocen el trabajo que desempeñó Brian Currin: "Realizó un trabajo importante y honesto a la hora de impulsar el proceso de paz que desembocó en la declaración de ETA de octubre de 2011. Ahora está en un segundo o tercer plano y es la Comisión de Verificación la que ha asumido su papel".
Uno de los principales reparos a los que se enfrentó Brian Currin es que desde diversas esferas se consideraba que trabajaba de parte, en favor de la izquierda abertzale. Desde esta sensibilidad política, ya constituida en Sortu, lo niegan. "Como si nos sobrara el dinero para pagar el trabajo de nadie", aseguran. La izquierda abertzale valora que el trabajo que realizó el abogado sudafricano fue esencial. "Llegó un momento en el que había que dar un paso al frente y era importante internacionalizar el conflicto político existente en Euskadi. Currin recogió los posos de las frustradas conversaciones de Loiola y. a partir de ahí, elaboró un esquema de trabajo, comprometiendo a agentes internacionales, que desembocó en la Conferencia de Aiete y en la declaración de ETA de octubre de 2011. Hay que reconocer todo lo que aportó al proceso de pacificación, aunque desde el Gobierno español no se haya querido reconocer su trabajo", corroboran a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA.
¿Qué hace ahora Currin? "Sigue trabajando. Está a otro nivel, quizá sin el protagonismo que tuvo antes y que ahora se ha desplazado a la Comisión Internacional de Verificación. Continúa manteniendo reuniones con los partidos políticos porque es necesario reconstruir muchos puentes de cara a un futuro de convivencia", añaden desde la izquierda abertzale.
Reticencias Desde el PSE mantienen una clara diferenciación entre el trabajo que realizó el Grupo Internacional de Contacto de Brian Currin y el que posteriormente está desarrollando la Comisión Internacional de Verificación. "El PSE no ha llamado ni a unos ni a otros, pero hay que diferenciar entre unos y otros. Los miembros de la Comisión Internacional de Verificación tienen un perfil más técnico, menos político, y han sido capaces de plantear exigencias a ETA. Por lo que respecta a Currin, hay que decir que trabajaba de parte. Estaba claro que su labor estaba escorada de parte, del lado de la izquierda abertzale", subrayan desde el PSE, formación que insiste en señalar que si han mantenido una reunión con los verificadores es porque se les convocó a ese encuentro. "El PSE no les ha llamado para que vengan a Euskadi. Hemos sido corteses respondiendo a su llamada", tratan de dejar claro.
Los socialistas señalan que el proceso de pacificación y normalización tiene un marco concreto, la Ponencia de Paz y Convivencia de la Cámara vasca. "Es el foro adecuado. Más allá de comisiones internacionales, consideramos que este asunto tiene su foro natural: la Ponencia de Paz del Parlamento Vasco. En este asunto coincidimos con el PNV y estamos dispuestos a poner todo nuestro empeño en la Ponencia ", apuntan.
El Partido Popular de la CAV mantiene una posición mucho más beligerante tanto con el trabajo realizado por el grupo de Brian Currin como con la labor que está ejerciendo la Comisión Internacional de Verificación, con quienes se han negado repetidamente a mantener ningún tipo de relación. Desde la formación liderada por Antonio Basagoiti afirman que "trabajan de parte. Euskadi no necesita a nadie que venga, no a mediar, sino a enredar. Lo que se necesita es que ETA se disuelva y diga ya mismo dónde están en las armas".
Para los populares vascos, los mediadores internacionales han venido a Euskadi "solamente a ganar dinero". Agregan que, en este tiempo, "sus pasos han estado encaminados a ofrecer una pista de aterrizaje a la izquierda abertzale en las instituciones. Nunca se les ha oído una exigencia a ETA".