MADRID. El síndrome de apnea-hipopnea del sueño (SAHS) se caracteriza por la presencia de ronquidos y la obstrucción intermitente de la vía aérea superior durante el sueño.

"Es peligroso porque, aparte de la pausa respiratoria, este síndrome tiene consecuencias cardiovasculares, hipertensión, hace que la sangre sea más espesa y puede provocar ictus, infarto de miocardio o arritmias", explica la doctora Milagros Merino, secretaria de la Sociedad Española del Sueño (SES).

En la actualidad, se estima que un 4 por ciento de la población del Estado padece este síndrome, ante el cual los médicos están "muy concienciados". "Cualquiera que llega al médico de cabecera con estos síntomas es derivado a un neumólogo o a una unidad del sueño para que le evalúen", señala Merino.

Este es uno de los trastornos del sueño que analizan hoy en Madrid especialistas nacionales e internacionales en la I Jornada de la SES sobre "Controversias en Medicina del Sueño".

Los más pequeños no están libres de sufrir SAHS y, de hecho, la Sociedad Española del Sueño estima que un 20 por ciento de todos los casos corresponden a niños, si bien la tasa de curación infantil se sitúa aproximadamente en el 80 por ciento.

Detectar el SAHS en niños es, sin embargo, algo más complicado que en el caso de los adultos, en los que suele ser la pareja la que alerta de estos síntomas.

Por eso, la doctora María Luz Alonso, de la Unidad Multidisciplinar del Sueño del Hospital de Burgos, enumera una serie de signos que deben llevar a vigilar más de cerca el sueño de los niños. "Cuando durante el día vemos que el niño está más activo de lo habitual, más inquieto, irritable, o llora fácilmente", expone.

Dependiendo del grado de severidad que presente este síndrome, puede provocar en el niño problemas de desarrollo y crecimiento, retraso escolar, alteraciones neurocognitivas e incluso cardiovasculares.

Como en el caso de los adultos, los ronquidos y las pequeñas interrupciones en la respiración son los signos más evidentes de esta patología. "No podemos decir que un niño que ronque es un niño que no tiene problemas", afirma Alonso, quien subraya la necesidad de una evaluación médica ante estos síntomas.

Pero la ASHS no es el único trastorno del sueño en niños. "Cuando vemos que un niño se despierta muchas veces por la noche y no sabemos por qué, no pasa nada por preguntar al médico", insiste esta especialista.

"Siempre que haya una duda hay que consultar, y luego serán los médicos los que tengan que evaluar si se trata de una patología o si entra dentro de la normalidad, pero que nadie se quede con la duda", recomienda.

El sueño en los niños es muy importante, "incluso más que en los adultos", ya que mientras el niño duerme se van liberando determinadas hormonas que hacen que crezca, se desarrolle y madure, tanto a nivel corporal, como a nivel cerebral.

A pesar de todo esto, la doctora Milagros Merino incide en que en el Estado se le da poca importancia a la calidad del sueño.

"Mucha gente considera que dormir es perder el tiempo", indica Merino para hacer hincapié después en los hábitos que llevan a la mayoría de los españoles a acostarse, por lo menos, una hora más tarde que en la mayoría de los países de Europa.

En el caso del insomnio, Merino lamenta el abuso de la automedicación y la tendencia a minimizar el problema. "Cuando los pacientes con insomnio llegan al especialista están polimedicados, mal tratados y generalmente ya no se pueden medicar con fármacos suaves, sino que se debe ser mucho más contundente".