Salvando las distancias, ¿cree que el Alderdi Eguna de hoy puede parecerse a la Diada catalana con el grito unánime de independencia?

No creo que este año la gente que acuda a Foronda tenga una motivación especial por lo que esté sucediendo en Catalunya, sino que tiene una motivación propia como aber-tzales y simpatizantes del partido que no renuncia a sus aspiraciones fundacionales.

¿Al PNV, le incomoda o le favorece todo lo que ha surgido en Catalunya estas últimas semanas?

El recorrido que está haciendo Catalunya y en concreto CiU ya lo hemos hecho en Euskadi a nuestra manera. El Parlamento Vasco aprobó en 1990 una resolución que reclamaba el derecho de autodeterminación para Euskadi. Luego en diciembre de 2004 aprobó un Nuevo Estatuto Político con mayoría absoluta y que sufrió el portazo en las Cortes españolas en febrero de 2005. En 2006 aprobó la ley de consulta que fue declarada inconstitucional por el Tribunal Constitucional. No nos viene ni bien ni mal, cada uno tiene su propia realidad. Además, nosotros hemos trazado nuestro propio camino para avanzar en esa línea con el nuevo estatus político para 2015.

¿Cómo se puede construir un Estado vasco sin divorcio con el Estado español?

Basándome en la aspiración original del PNV de mirar a Europa como lo ha hecho desde el inicio de la segunda mitad del siglo XX, en un contexto europeo de pérdida de soberanía de los estados, la pérdida de independencia de los estados. Por eso hablo de convivencia desde una menor dependencia. Pero de la misma manera que dije lo del divorcio, también dije que no estoy dispuesto a que, falseando la historia que se construyó en la época de la transición, nadie me obligue a vivir de manera subordinada. El Estatuto de Gernika no frena las aspiraciones del PNV en orden a constituir otro estatus de autogobierno. Aspiramos a un acuerdo abierto, consensuado entre las formaciones políticas vascas, en el que se garantice el régimen de bilateralidad, en el que se institucionalice el derecho a decidir, en el que se actualicen los derechos históricos, y en el que se plantee la proyección de la participación de Euskadi en Europa. Nosotros estamos dispuestos a la convivencia con el Estado pero ni subordinada ni sometida, tal y como los gobiernos del PSOE y PP entendieron el café para todos.

¿Eso aboca a un nuevo portazo?

Sí, pero esa es la reflexión que los partidos que se dicen constitucionalistas deberían hacer. Ellos son los que han incumplido la Constitución, los que no han mostrado lealtad alguna a la Constitución que ellos mismos aprobaron que habla de un Estado plurinacional, plurilingue, pluricultural. Si hay un respeto sobre estas bases habrá un acuerdo, pero si seguimos en la dinámica conocida hasta ahora de dar portazo a la voluntad mayoritaria de la sociedad vasca, entonces también tendremos que tomar decisiones por nuestra cuenta.

¿La ola independentista catalana le va a hacer cambiar el foco de su campaña, hasta ahora centrado en la crisis económica?

En absoluto, porque además van de la mano. Nuestro planteamiento de cara a los próximos años es salida de la crisis, consolidación del proceso de paz y de normalización en la convivencia, y nuevo estatus de autogobierno. Sin aparcar los otros dos, nuestra prioridad en estos momentos es la situación económica, que es demasiado grave como para primar solo sentimientos identitarios. Esta es la urgencia y la prioridad que nos lleva a pensar en ese estatus de autogobierno porque entendemos que más autogobierno es más bienestar para los vascos.