Nueva York. El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, llamó ayer a toda la comunidad internacional a combatir los extremismos que amenazan, dijo, la evolución democrática internacional, a la par que le advirtió una vez más a Irán de que el tiempo para la diplomacia "no es ilimitado". "Creo que es deber de todos los líderes, en todos los países, hablar contundentemente en contra de la violencia y el extremismo", reclamó al inicio de la Asamblea General de la ONU. "Es hora de marginar a aquellos que, incluso cuando no hacen uso de la violencia, usan el odio hacia Estados Unidos, o hacia Occidente, o hacia Israel como el principio central de su política", continuó. "Porque eso sólo les sirve para encubrirse, y a veces para formular excusas a aquellos que hacen uso de la violencia", advirtió.
Pero su discurso de media hora ante los líderes mundiales no fue solamente conciliatorio. El estadounidense aseguró ayer también que, si bien sigue apostando por una solución diplomática ante el conflicto nuclear con Irán, el margen de tiempo para esta vía "no es ilimitado". "Quiero ser claro: Estados Unidos quiere resolver esta cuestión mediante la diplomacia, y creemos que sigue habiendo tiempo y margen para ello. Pero ese tiempo no es ilimitado", dijo Obama. Asimismo, subrayó que Washington no permitirá bajo ningún concepto que Irán llegue a hacerse con armas nucleares porque esa posibilidad "no es un desafío que se pueda contener". "Por ello, Estados Unidos hará lo que tenga que hacer para impedir que Irán obtenga un arma nuclear", señaló.
Asesinato de Bengasi El asesinato en Bengasi del embajador estadounidense Chris Stevens en el marco de la violencia generada en buena parte del mundo musulmán por unas imágenes que parodian al profeta Mahoma le sirvió a Obama como guía de buena parte de su discurso, muy centrado en los países protagonistas de la primavera árabe un año atrás. "Los ataques contra nuestros civiles en Bengasi fueron ataques contra Estados Unidos (...) y no debería caber duda alguna de que no descansaremos hasta que hallemos a los asesinos y los llevemos ante la justicia", aseveró Obama. "Pero son también un asalto contra los mismos ideales sobre los que se fundaron Naciones Unidas, la idea de que la gente puede resolver sus diferencias de forma pacífica, que la diplomacia puede ocupar el lugar de la guerra y que en un mundo interdependiente, todos nosotros tenemos mucho que ganar si trabajamos juntos hacia una mayor oportunidad y seguridad para nuestros ciudadanos", añadió.
"Si vamos en serio cuando decimos que hay que defender esos ideales (...) tenemos que declarar que esa violencia e intolerancia no tiene espacio alguno en nuestra ONU", reclamó Obama, a la par que dejó claro que Estados Unidos, por mucho que rechace mensajes "groseros y repugnantes" como la película contra Mahoma, debe respetar la libertad de expresión, además de la de religión, porque ello constituye la base de la democracia. "Los estadounidenses han luchado y muerto en todo el mundo para proteger el derecho de todos a expresar sus puntos de vista, incluso opiniones con las que estemos profundamente en desacuerdo", sostuvo. "Y lo hacemos porque en una sociedad diversa, los esfuerzos para restringir la libertad de expresión pueden convertirse rápidamente en una herramienta para silenciar a los críticos y oprimir a las minorías", advirtió. "Porque el arma más fuerte contra estos discursos de odio no es la represión, sino más discursos, las voces de la tolerancia que luchan contra la intolerancia y la blasfemia y elevan los valores de la comprensión y el respeto mutuo", añadió.
Durante su alocución, Obama pidió ayer también a la comunidad internacional que continúe sus esfuerzos en Siria. "Tenemos que seguir involucrados para asegurarnos de que lo que comenzó con unos ciudadanos que reclamaban sus derechos no acabe en un ciclo de violencia sectaria", urgió y pidió que no se permita que el "futuro quede en manos de un dictador que masacra a su gente".