TOKIO. A las 11.02 hora local (2.02 GMT), momento en que la bomba estalló sobre la ciudad en 1945, decenas de miles de personas congregadas en el Parque de la Paz guardaron un minuto de silencio que se acompañó con varias campanadas para recordar a las víctimas del ataque nuclear, de las que unas 70.000 murieron al instante.

El llamamiento para que la comunidad internacional avance en pos de la prohibición de los arsenales atómicos fue hecho por el alcalde de Nagasaki, Tomihisa Taue.

El regidor también pidió al Ejecutivo nipón que renueve la política energética nacional y la aleje de la fisión nuclear, en un momento en que los nipones muestran un creciente rechazo a las plantas atómicas tras el accidente en la central de Fukushima desatado por el seísmo y el tsunami de marzo de 2011.

El primer ministro nipón, Yoshihiko Noda, indicó, al igual que hizo hace tres días en Hiroshima, que su Gobierno buscará a medio-largo plazo un régimen energético más seguro para los japoneses que gire en torno a "una política básica basada en la reducción de la dependencia de la energía nuclear".

Noda volvió también a reiterar que Japón, al ser el único país que ha sufrido ataques nucleares, debe liderar el debate internacional sobre el desarme nuclear y la no proliferación.

A la ceremonia asistieron representantes de unos 40 países, entre los que se incluyeron los embajadores en Japón de EEUU, Francia y Reino Unido, países que cuentan con armas nucleares.

El lanzamiento, el 9 de agosto de 1945, de la bomba "Fat Man", que estalló a algo más de 400 metros sobre Nagasaki, fue el segundo ataque nuclear de la historia después de que Estados Unidos lanzase tres días antes otro artefacto atómico sobre la ciudad de Hiroshima (sur) que acabó con las vidas de decenas de miles de personas.

Según datos de la ciudad de Nagasaki, en marzo de este año quedaban vivos 39.324 "hibakusha", como se conoce a los supervivientes del ataque, cuya edad media es de 77,5 años.