Vitoria. La relación entre los dos socios en el Gobierno Vasco, el PSE y PP, se deteriora por momentos. Las dos formaciones, lastradas por la incoherencia que supone ser aliados en Euskadi pero adversarios políticos en Madrid, vienen protagonizando durante los últimos meses una escalada de acusaciones que pone a prueba las bases del pacto que sostiene al socialista Patxi López en Lakua. Ayer, el portavoz del PSE, José Antonio Pastor, y el diputado popular en el Congreso por Bizkaia, Leopoldo Barreda, pusieron el colofón a una semana marcada por el fuego cruzado mantenido por ambos partidos a costa de los últimos recortes en sanidad y educación anunciados por el Gobierno español.
En un acto celebrado en Leioa (Bizkaia), Pastor volvió a enfocar su discurso hacia Madrid, acusando a los dirigentes del PP de defender unas políticas con las que "vamos a ser cada vez más pobres". Endureciendo su diatriba, el portavoz socialista acusó a la formación popular de ganar las elecciones generales valiéndose de "mentiras" y calificó de "indignidad" el cobrar a los pensionistas por los medicamentos mediante la fórmula del copago.
La réplica del lado popular llegó de la mano de Barreda, quien hizo uso de la llamada "herencia de Zapatero", el manido argumento con el que el PP responsabiliza al anterior Ejecutivo -socialista- de la coyuntura económica actual. Así, el diputado defendió que las medidas adoptadas por su partido "son significativamente de menor impacto para la población" que las que adoptaron sus predecesores en Moncloa.
En declaraciones a Europa Press, Barreda apuntó la responsabilidad que el lehendakari tiene en la "nefasta gestión" del Gobierno de Zapatero, ya que López "siempre" habría respaldado estas actuaciones "con su silencio" y solo se habría empezado a alejar de ellas con "la ejecución de sus políticas presupuestarias con el impulso del PP a partir del acuerdo por el cambio".
Quien no se anduvo con ningún circunloquio a la hora de entrar en la polémica fue el diputado socialista en el Congreso por Gipuzkoa Odón Elorza, quien consideró un "chantaje" las advertencias de Basagoiti a López para que cese en sus críticas a Rajoy. "Por ética, rompe ya lehendakari", conminó Elorza en Twitter.
la opción del adelanto El enfrentamiento entre socialistas y populares en Euskadi ha ido subiendo de tono tras la llegada del PP a Moncloa, con un Patxi López que pretende erigirse, al menos a tenor del discurso que maneja, en guardián del Estado de Bienestar frente a las políticas de recorte que llegan desde Madrid. Las apreciaciones del lehendakari, sin embargo, irritan a su socio en Lakua.
Su presidente, Antonio Basagoiti, harto de los desplantes de López a Rajoy, acabó explotando el pasado jueves. El líder popular buscó desacreditar a su socio en el campo económico, mofándose de su curriculum por tener "menos títulos que Homer Simpson" y porque "no tiene fama de ser muy laborioso". Desatada la tormenta, Basagoiti suavizó al día siguiente el tono de sus palabras, calificándolas de "broma", aunque mantuvo la advertencia de que el lehendakari no debe inmiscuirse en los asuntos de Madrid. El aviso tuvo un efecto limitado, ya que López volvió a cargar contra el Gobierno español el sábado a costa de las políticas de recorte, aunque moduló su discurso eliminando cualquier alusión directa al Ejecutivo que dirige Mariano Rajoy.
El lehendakari es consciente de que necesita del PP si quiere acabar la legislatura en Ajuria Enea, y también de que los roces con su socio de gobierno alimentan la tesis del adelanto electoral. De hecho, el presidente de los populares guipuzcoanos, Borja Sémper ya reconoció que su partido planifica su trabajo con el adelanto electoral en mente, ya que es "un escenario factible". La pelota está en su tejado.