Un náufrago panameño se recupera con su familia tras pasar 27 días a la deriva
El joven, que fue a pescar, fue rescatado por un buque atuneroZarpó en un barco de siete metros con dos tripulantes que fallecieron por inanición
Farallón (Panamá). El joven de 18 años Adrían Vázquez ha sido rescatado tras 27 días a la deriva en alta mar, cuando el pasado 22 de marzo partió de la cercana playa de San Carlos en un bote de siete metros de eslora para pescar y, tras la muerte de los otros dos tripulantes tuvo que naufragar. Ahora descansa junto a su familia en Río de Hato, a 130 kilómetros de la Ciudad de Panamá.
Pero si el joven, a quien todo el mundo conoce en Farallón como Santi, tuvo la suerte de ser rescatado por un buque atunero cerca de las Galápagos, a más de mil kilómetros de la playa de donde partió, sus dos acompañantes no tuvieron la misma suerte.
Según el relato que el propio Santi hizo al capitán del pesquero ecuatoriano Duarte 5, cuando lo rescataron, sus acompañantes, Elvis Oropeza Betancourt, de 31 años, y Fernando Osorio, de tan sólo 14, no aguantaron lo que soportó él y fallecieron por inanición. Vázquez no puede hablar aún de lo que le pasó, y reposa casi en total silencio, pero arropado por su familia.
El padre, Arnaldo Vázquez, ni siquiera permitió que los policías que acudieron a su casa a indagar lo sucedido pudieran hablar con el joven, porque aún "no es conveniente". "Este pelao es duro, este pelao es fuerte", dijo Arnaldo Vázquez totalmente confiado en la recuperación física y anímica de su hijo, a quien por momentos aún se le ve con los ojos vidriosos y la mirada perdida, y que recibe atención psicológica.
Terrible experiencia El joven, que regresó a Panamá desde Ecuador en la tarde del pasado martes, tras haber permanecido más de un mes sin ver a sus familiares, aún recibe suero debido a la fuerte deshidratación que sufrió en el naufragio, pero sigue sin querer hablar de lo sucedido. "La noche de su llegada él hizo un intento de contarle a sus padres en confidencia (lo que le pasó), una parte, pero en el momento que está contando la historia se pone a llorar, los ojos los tenía aguaditos", declaró Olga, una de sus tías.
"Según él dice, la historia es muy grande. Un mes, cada día es una historia, y cada noche es una historia", agregó la tía, que aseguró que Santi quiere poner orden en sus recuerdos escribiendo su peripecia "en una agenda" y que eso "para él va a ser un desahogo".
La Tía Olga achacó el naufragio a la escasa experiencia del grupo, que salió a pescar y el padre añadió que su hijo no es pescador.
José Coronado, un veterano pescador retirado de la playa de San Carlos, que participó en las partidas de búsqueda cuando se perdió la embarcación, coincide en que la falta de experiencia y el desconocimiento de la zona pudo haber sido un factor. "Son pelaos inexpertos, porque los viejos marinos de por aquí ya saben lo que hay que hacer cuando una embarcación tiene una avería en el motor y queda a la deriva", dijo Coronado. Cuando hay norte, la corriente en la zona es lo suficientemente fuerte como para ser arrastrado a Ecuador, "pero si tienen un percance, los pescadores del lugar llaman por teléfono a los numerosos colegas que faenan por la zona, pero ellos estaban empezando a pescar por aquí".
Por su parte, Santi, parece que después del gran susto no quiere volver a oir nada de salir a pescar.
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