los Reyes Magos obraron ayer un nuevo milagro. Por unas horas, hicieron olvidar las estrecheces de la crisis económica, el frío que estos días azota a Gasteiz y el resto del territorio e incluso los apocalípticos augurios que vaticinan el fin del mundo para este año 2012. Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron desde Oriente y, de un plumazo, lograron que el tiempo se detuviese a su paso y desapareciesen todos los problemas, que tanto los más pequeños de la casa como sus padres y abuelos se rindiesen a sus pies. No se han olvidado de nadie y hoy, cuando todos despierten, habrán materializado gran parte de las ilusiones que en ellos depositaban.
Lo prometió Melchor desde la balconada del Ayuntamiento de Vitoria: "No os preocupéis porque esta noche todos tendréis vuestros regalos". Conscientes del lugar en el que se encontraban, Sus Majestades lanzaron un saludo marcado a fuego por el green animando a todos los presentes a seguir construyendo una ciudad amable y sostenible. "Os invitamos... ¡no! Os exigimos que sigáis haciendo una ciudad más verde todavía", espetó Baltasar, después de que el propio Melchor felicitase a la capital alavesa por ser este año Green Capital "gracias al trabajo de todos y todas".
La comitiva real, rodeada de una alborotadora expectación, llegó pasadas las 11.00 horas a la estación de Renfe y a partir de ahí comenzó un día de trabajo sin descanso para cumplir a tiempo con sus obligaciones. "¿Los ves, Aitor?", le preguntaba una amatxu a su hijo. En medio de la multitud y las cabezas, resultaba muy difícil contemplar algo unos metros más allá, así que la mayoría de los txikis observaron la llegada de los Reyes a hombros de sus padres.
Melchor, Gaspar y Baltasar subieron a bordo de tres preciosos coches antiguos y enfilaron la calle Dato hasta la plaza Nueva acompañados por sus carteros y pajes, la música de la fanfarre y un enorme tractor donde las miradas se detuvieron poco después. Ahí estaban los regalos de todos, bien empaquetados para no dar pistas sobre su contenido. No obstante, viendo las peticiones de los chavales, no es difícil intuir que irán cargados de muñecas Monster High, las moradoras del instituto donde estudian las hijas de Drácula o el Hombre Lobo, de los vehículos de la serie de animación Scan2go o de las modernas peonzas Beyblade. Eneko, un niño que aseguraba haberse portado "bien" este año, seguramente hoy estará haciendo rodar uno de estos coloridos juguetes. Aparte, pidió a Gaspar, su rey favorito, "un coche, un juego de magia y una bici".
Entre juguetes clásicos y novedades tecnológicas, los Reyes cada vez lo tienen más difícil para acertar con los regalos. "Diles que se acuerden de lo tuyo", le gritaba Ane a su hijo, Aimar. "¡Quiero un scalextric!".
Ya en la Plaza Nueva atronaron los tambores del grupo de teatro Cal y Canto, que sorprendió a los gasteiztarras con un espectacular número de banderas al aire, y Melchor insistió en lo "encantados" que él y sus compañeros se encontraban de venir "a esta bonita ciudad". "Hemos recibido muchas cartas", aseguraba Gaspar a renglón seguido.
Los rezagados tuvieron tiempo poco después de entregarles en mano sus peticiones en el Palacio de Villa Suso, Sus Majestades se dirigieron más tarde hasta el Hospital Santiago para visitar a los pacientes enfermos -hoy estarán en Txagorritxu- y, como colofón, cuando la noche y los nervios ya comenzaban a aflorar de verdad en la ciudad, llegó el momento de la Cabalgata real, el acto más multitudinario de todas las fiestas navideñas. Las calles, hoy, hervirán de niños disfrutando de sus regalos.