"EN conjunto es solo, otro ladrillo en el muro. En conjunto solo eres otro ladrillo en el muro" atronaba Roger Waters, ex Pink Floyd, en 1990 en el mítico concierto que conmemoró la caída muro de Berlín. Salvando todas las distancias, que son muchas y obvias, la política vasca vivió el viernes su pequeña versión de un muro que se rompe o, más simplemente y más cercano a la idiosincrasia política local, la normalidad o la normalización tienen, entre otros, estos caminos.
Los representantes forales del PP y del PNV de Bizkaia rubricaron el viernes el acuerdo por el cual los primeros se abstendrán en la votación de las Cuentas del territorio para 2012, un pacto sin precedentes en la política vasca que redefine definitivamente el terreno de juego y que coloca a las cuatro grandes familias de la política vasca en terrenos de centralidad política a la hora de abordar acuerdos con el resto. "El inicio de un nuevo tiempo en la senda del entendimiento", decía la portavoz popular en las Juntas vizcaínas, Esther Martínez; un acuerdo positivo porque es "bueno" que "el eje del país" recaiga en partidos "que no defienden posturas radicales" y que "creen en la convivencia" y en el Estatuto de Gernika, apostillaba el presidente del PP vasco, Antonio Basagoiti. Una posición impensable hace sólo un año. Los debates de Presupuestos suelen ser la quintaesencia del estado de la situación de las relaciones políticas. En apenas siete años, en Euskadi se ha pasado de aquel frente del no que denunciaba con insistencia la entonces consejera de Hacienda, Idoia Zenarrutzabeitia, una alianza no formal pero eficaz de PSE y PP sistemáticamente contraria a cualquier iniciativa de calado del gabinete Ibarretxe -por su puesto a sus Cuentas-, a un mapa que permite alianzas como la ejemplificada el viernes, por no hablar de otras ya más habituales como la de jeltzales y socialistas, u otras que no se han materializado con la misma fuerza que la del acuerdo vizcaíno pero que se adivinan igual de posibles como la que acerca a PSE y Bildu en materia tributaria.
Por ahora, el pacto de PNV y PP en torno a las Cuentas vizcaínas de 2012 sitúa al partido de Basagoiti en una situación inédita de centralidad política: pactando en las Juntas Generales de Bizkaia con el PNV y en el Parlamento Vasco, con el PSE-EE.
los condicionantes Esta reconfiguración del mapa de alianzas nace, en primer término, de los resultados electorales de las elecciones municipales y forales de mayo pasado, aunque también e inevitablemente de la desaparición de la amenaza de ETA y de la vuelta de la izquierda abertzale a las instituciones y su apuesta en exclusiva por las vías políticas y pacíficas; todo eso con el condicionante de mayorías no absolutas que obligan a buscar acuerdos en un momento de crisis económica gravísima, que no permite alegrías y encastillamientos de otros tiempos.
La novedosa situación que estos días se está viviendo, por ejemplo, en el Órgano de Coordinación Tributaria es la evidencia de esa nueva situación multicolor y multilateral, que alumbra un esquema ideológico de alianzas abierto, por primera vez, a concepciones de izquierda-derecha y no restringido, como en otros momentos, a la división de nacionalistas-constitucionalistas. Pero la política municipal también ha dado margen a acuerdos fuera de estos dos ejes: la evidencia más palpable se ha vivido en Vitoria entre PP y Bildu para redefinir el proyecto de la estación de autobuses. Parece consagrarse, de algún modo, la traída y llevada en otros momentos transversalidad. Otro factor a tener en cuenta: el triunfo arrollador de Mariano Rajoy en las generales sitúa al PNV en al tesitura de reconducir sus relaciones con los populares, una tarea en la que ambas formaciones ya se habían embarcado en los últimos años al mismo ritmo que se deterioraban las de jeltzales y PSE, dinamitadas tras el Acuerdo de Bases que aupó a Patxi López a Ajuria Enea. Ese acuerdo y posteriores acontencimientos, curiosamente, ha complicado el tablero de alianzas a los socialistas vascos, que llegaron a las últimas autonómicas con todos los canales abiertos: maltrecho con el PNV -y difícil de recuperar probablemente, al menos, hasta las próximas autonómicas-, distante ideológicamente con el PP en materia socio-económica y ahora mediatizado también por la mayoría absoluta de Rajoy -aunque ambas partes dan por blindado el Acuerdo de Bases-, y aún complejo con Bildu, aunque en este último apartado habrá que ver qué pasa con el trámite en Juntas de Gipuzkoa de las reformas fiscales, que puede suponer un nuevo paso en la ruptura de esos muros que hasta ahora ha mantenido la política vasca. Otra incógnita por resolver: cómo se conducirán las relaciones entre PNV y Bildu y/o Amaiur. El Congreso puede ser uno de los terrenos de juego donde se despeje este asunto, con debates en torno al autogobierno y la soberanía que ambas formaciones han prometido en campaña para esta legislatura. Interrogantes por resolver en el mapa político más abierto que probablemente ha conocido Euskadi.