Vitoria. El consejero de Interior del Gobierno Vasco, Rodolfo Ares, mantendrá a finales de esta semana su primer encuentro con el recién nombrado ministro del Interior español, Antonio Camacho, sucesor y mano derecha como secretario de Estado de Seguridad de Alfredo Pérez Rubalcaba, ahora entregado a la tarea de preparar las elecciones generales en las que competirá con Mariano Rajoy por la presidencia del Gobierno.
Aunque Camacho estrenó su puesto hace apenas una semana, la cita con Ares no será la clásica primera toma de contacto entre dos homólogos que pretenden conocerse y poner sobre la mesa sus respectivas prioridades. El ahora ministro era el encargado de dirigir la lucha contra ETA -con permiso de un Pérez Rubalcaba cuya capacidad para asumir funciones es ilimitada- y esa materia es el principal nexo de unión en la estrecha relación que une al Ministerio y a la consejería desde que los socialistas alcanzaron el poder en Euskadi.
Por lo tanto, ambos saben a qué atenerse en una cita en la que tocará tratar de varias cuestiones, aunque casi todas ligadas en mayor o menor grado a la lucha contra ETA. El combate al terrorismo ha sido el principal pilar de los contactos entre ambas administraciones, forjados por la buena relación personal que han mantenido Rubalcaba y Ares, sentado al lado del de Solares cuando el pasado 9 de julio fue nombrado oficialmente candidato del PSOE a las próximas elecciones generales.
Se sentaba a su lado y sonaba como su sucesor en las quinielas, junto al propio Camacho, finalmente el elegido por Rubalcaba. El madrileño ya ejercía como secretario de Estado para la Seguridad dos años antes de que Rubalcaba accediera al Ministerio del Interior, y aunque desde algunos sindicatos policiales se le acusa de haber pasado desapercibido en su cargo, no deja de ser el máximo responsable de la Policía y la Guardia Civil, sólo por debajo del propio Rubalcaba, durante las dos últimas treguas de ETA. En todo caso, centrales como el Sindicato Profesional de Policía afirman que el continuismo con Camacho será tal que Rubalcaba dirigirá el Ministerio "en la sombra".
El también jurista, quien ya avanzó que "nada va a cambiar" con su llegada, accede al cargo, además, con la incertidumbre de saber durante cuánto tiempo desempeñará su labor, en un momento en el que cada vez más voces, y no sólo desde la derecha, le piden a Zapatero que convoque elecciones.
En ese contexto, Camacho y Ares han de decidir si mantienen sobre Bildu la "doble lupa" que Rubalcaba anunció que consejería y ministerio posarían sobre la formación que ha acogido a la izquierda aber-tzale tradicional.
Camacho se ha encontrado al llegar a su puesto con la desconfianza de gran parte de las víctimas del terrorismo, que le acusan de estar implicado en la autoría intelectual e incluso material del supuesto chivatazo del bar Faisán. La AVT aseguró no albergar "ninguna esperanza" de que el nuevo ministro persiga a la coalición, y el PP promete mientras tanto que hará lo posible por sacar al nuevo partido de diputaciones y ayuntamientos si llega al poder, un mensaje que cala muy hondo al sur de Euskadi.
Víctimas del terrorismo En esas circunstancias ha de trabajar el exfiscal de Valencia y Madrid, cuyos primeros mensajes al frente del Ministerio fueron precisamente para los damnificados por ETA. A esas personas estarán dedicados los memoriales que tanto la Ley de víctimas vasca como la española, aprobada la semana pasada, prevén levantar en Euskadi. La duplicidad que implicaría atender a los mandatos de ambas normativas es otra de las tareas que ambos representantes institucionales han de abordar.
La reducción de la escolta a las personas amenazadas en Euskadi ante la tregua de ETA ante la percepción, cada vez mayor, de que el cese de la violencia puede ser definitivo, la coordinación policial entre la Ertzaintza, la Policía Nacional y la Guardia Civil en materia antiterrorista, y el trabajo en común también frente a las bandas organizadas de delincuencia común, son otras materias que están sobre la mesa.