Vitoria. La designación de Donostia como capital europea de la cultura para 2016 ha dejado en el álbum político dos curiosas imágenes contrapuestas. Por un lado, la de la consejera de cultura del Gobierno socialista de Patxi López compartiendo rueda de prensa con el alcalde de Donostia y el diputado general guipuzcoano, ambos de Bildu. Por otro, la de la andanada de la derecha en Madrid y de algunos significados representantes del PSOE. Y con dos vertientes, porque si las principales voces de Génova han encontrado en este asunto una cuenta más del rosario que vienen desgranando desde el 22 de mayo para apuntalar su argumentario con el fin de desalojar a los electos de Bildu de las instituciones -haciendo uso de la reciente reforma de la LOREG-, también han hallado en paralelo un punto de apoyo más para erosionar al Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Todo esto, aliñado con las diferencias que han quedado al descubierto una vez más entre las distintas perspectivas con las que populares y socialistas, aunque especialmente los primeros, analizan la situación vasca en función de si lo hacen desde Madrid o desde Euskadi.
Lo cierto es que la elección de Donostia como capital cultural ha llegado tras unas semanas en las que Bildu ha ido tomando posesión de sus ayuntamientos con algunas decisiones llamativas y controvertidas a partes iguales -algunas más trascendentales que otras-, como la de impedir el acceso a los escoltas al Ayuntamiento de Andoain o retirar el retrato del rey del Salón de Plenos de Donostia.
"Yo espero de Bildu cualquier cosa", decía ayer el presidente de los populares, Mariano Rajoy, al respecto, mientras el presidente del PP alavés, Alfonso Alonso, confiaba en que ese escaparate no sea utilizado "para la proyección internacional de ETA-Batasuna" y apuntaba directamente al interés del Gobierno Zapatero como el motivo por el que el jurado se inclinó el martes por la capital guipuzcoana, igual que hacía la portavoz de este partido en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, recordando que la designación de seis de los trece miembros del comité de elección es directa del Ministerio de Cultura.
Son sólo tres voces de la cascada que desde el PP llegó ayer en el mismo sentido, contrarrestadas en Euskadi por representantes del PP guipuzcoano pero, sobre todo, por el líder de los populares vascos, Antonio Basagoiti: "Estoy contento y me alegro de que Donostia obtenga este reconocimiento, que es bueno para el conjunto del País Vasco y para España". La situación recuerda a otros momentos de disensión, de bastante más fuste es cierto, entre las filas populares, como el vivido en torno al blindaje del Concierto Económico.
Una curiosa circunstancia la propiciada, porque ayer acabaron dirigentes políticos tan dispares en otras ocasiones como Borja Sémper (PP), Iñigo Urkullu (PNV), Odón Elorza (PSE) o Juan Karlos Izagirre (Bildu) reivindicando la capitalidad cultural de Donostia como un triunfo colectivo que no debe ser "enfangado" o "enmierdado" por la política.
Ahora bien, no sólo en las filas populares se oían ayer voces discordantes. Entre los socialistas, la voz cantante la lleva el alcalde de Zaragoza, el socialista Juan Alberto Belloch, ciudad rival de Donostia en la designación que anuncia que recurrirá la decisión. El exministro de Interior y Justicia no dudaba en cuestionar la designación ligándola a la nueva corporación municipal, al entender que "da al alcalde de Donostia la posibilidad de estar años y años siendo el portavoz de esa candidatura en centenares de actos simbólicos, lo que supone dar a Bildu el altavoz internacional más importante que nunca había soñado tener y eso no contribuye al proceso de paz, más bien lo contrario". Al otro lado, el consejero de Interior, Rodolfo Ares, insistió en que "otras ciudades han presentado también sus proyectos, pero el jurado, que era un jurado internacional, ha considerado que San Sebastián era el mejor proyecto".