vitoria. Cambian los modelos delictivos, pero las estrategias policiales son las mismas que hace una década. Los criminales son conscientes de ello y muchas veces planifican sus actuaciones de acuerdo a la capacidad de respuesta de la Ertzaintza y la Policía Local. Por ello, para adecuarse a los nuevos tiempos y adaptarse a una ciudad que se ha expandido tanto en tamaño como en habitantes, los sindicatos de la Policía autonómica y de la Guardia Urbana de Vitoria plantean una serie de necesidades básicas. Facilidades para que los agentes puedan trabajar. Mejoras para optimizar el servicio de Seguridad Ciudadana y evitar la impunidad en el territorio.
Desde el sindicato ERNE de la Ertzaintza, su portavoz Aitor Rabanal confirma que Álava ha pasado de registrar delitos puntuales de talla "alarmante" a acoger una enorme serie de pequeños delitos, mucho más disgregados, pero que generan una gran sensación de inseguridad entre la población. Robos en camarotes, palos masivos en garajes comunitarios, carterismo indiscriminado -"que la gente se ponga las pilas de cara al verano porque van a aumentar mucho estos delitos", advierte-. Prácticas que antes no abundaban tanto, pero que ahora han eclosionado hasta sobrepasar la capacidad de respuesta policial.
"No estamos preparados para luchar contra esta delincuencia, tan pequeña y numerosa", reconoce. Quizás la crisis sea un factor a tener en cuenta. "Hay evidencias de robos en camarotes que apuntan a residentes de la propia comunidad, gente que no es delincuente habitual pero que se ha tirado al crimen. Policialmente, combatir eso es muy difícil", apuntan. Además de pelear a diario en este frente, también toca luchar contra los grupos organizados que campan por el territorio.
¿Qué hace falta para frenar esta oleada? En primer lugar, personal. Según ERNE, harían falta 270 ertzainas más sólo para la comisaría de Vitoria, que cubre las dos terceras partes de Álava. En Laguardia y Llodio la necesidad de refuerzo sería mucho menor, de tan sólo dos o tres agentes por municipio.
A estas alturas, conviene repasar la historia. En 1995, la comisaría de la capital alavesa contaba con cerca de 1.200 efectivos. La unidad de seguridad de instituciones desapareció y se fueron de golpe 675 personas que nunca más volvieron. Ahora mismo hay unos 525 agentes en Vitoria para vigilar dos terceras partes del territorio. Medio millar de personas para cubrir la prisión de Nanclares, traslados, instituciones, juzgados, parlamento, puestos de atención al ciudadano, puestos fijos de la comisaría, seguridad perimétrica, custodias... Al final, la comisaría de Vitoria pone realmente en la calle entre siete y once patrullas diarias. Una media de nueve vehículos, ocupados por dieciocho personas para, exceptuando Llodio y Laguardia, cubrir las dos terceras partes de un territorio tan extenso como Álava. Al margen de eso hay que supervisar la seguridad en eventos como los partidos del Baskonia y del Alavés, la celebración de carreras ciclistas, actos políticos, manifestaciones... "Es literalmente imposible. Con esas nueve patrullas que quedan, hay que hacer, además, controles de alcoholemia, campañas de tráfico, control de violencia de género. Hay sensación de falta de recursos porque faltan recursos", concluyen.
Juan Carlos Sáenz, del sindicato SIPE de la Ertzaintza, achaca el malestar a los vaivenes políticos. "Desde la llegada del señor Ares, los ciudadanos de Vitoria, y por ende del resto del País Vasco, están sufriendo de manera alarmante una merma en lo concerniente a seguridad ciudadana", afirma. "No es concebible que las patrullas no dispongan de tiempo ni para realizar los trabajos de prevención que el ciudadano requiere, esto es, que vigiles sus viviendas, sus comercios, los polígonos industriales y su integridad personal. Ahora se da mas importancia a la estadística manipulada para venderla luego en el Parlamento, que a la prevención de delitos", añade Sáenz. SIPE no comprende cómo se mantiene "estático" a un elevado grupo de ertzainas "el 90% del tiempo" sólo "para cumplir con los parámetros estadísticos" y mientras se "desatienden" las "dos terceras partes de Vitoria". "Y claro, la gente acaba pensando que la Policía llega tarde cuando en realidad lo que hay es una mala planificación", agrega.
Eso en lo que a recursos humanos atañe. Los materiales constituyen capítulo aparte. Vitoria cuenta con los vehículos más antiguos de todo el parque de la Erzaintza. Unos 40 vehículos en total, que a juicio de ERNE y SIPE "habría que renovar por una simple cuestión de antigüedad, y comprar otros tantos nuevos más". Los coches de la Ertzaintza que circulan por la CAV acumulan, de media, más de quince años en sus chasis y, de entre ellos, los de Vitoria son los más viejos. "Están que se caen. Salen a patrullar y duran tres días en la calle antes de volver al mecánico", señala Rabanal. Algunos arrastran 700.000 kilómetros en sus chasis y han dejado atrás varios motores, queman aceite y no pasan de los 90 kilómetros por hora, de manera que "así no se puede perseguir a nadie".
SIPE advierte de que "este departamento no se gasta un euro en la reposición de material, sino que vende humo y engaña a los ciudadanos", Sáenz sostiene que "los ertzainas visten los dos modelos de uniforme porque esta consejería no repone ni hace entrega de la tan manida ropa que iba a dar. El parque móvil también es vergonzoso".
Las comunicaciones también son "muy deficitarias", según ERNE. "Antes había teléfonos móviles -explican-, y se llevaba uno por patrulla para facilitar las comunicaciones. Ahora no hay ninguna patrulla con teléfono móvil, es una auténtica chapuza. Se opera con el sistema de radio Tetra, que llega a lo que llega. No funciona en un portal ni dentro de los edificios ni en los garajes ni en algunas zonas del territorio como Azaceta, Bóveda o Sobrón. Al final acabas tirando de tu propio teléfono móvil. Es algo que teníamos y hemos perdido. Y las comunicaciones son vitales", lamentan.
En resumen, fallan los medios materiales como son los vehículos y las comunicaciones, y hay suficiente material humano. "Son aspectos básicos de los que no puedes prescindir. No hablamos de formación ni de organización, porque no hay ni gente a la que formar u organizar. La gente afronta su jornada laboral con planificaciones que requieren de nueve horas. No puede existir la prevención. Se dice que se hace pero no se hace porque es imposible", sostienen.
policía local También la Policía Local de Vitoria padece carencias que, según SIPLA, ELA y CCOO "repercuten en el servicio que los agentes prestan a los ciudadanos". José Luis Vázquez, de CCOO, responsabiliza en primer lugar a una Jefatura que "ha gestionado este servicio de forma nefasta, teniendo excesiva influencia el parecer del político de turno, lo cual ha desembocado en un cuerpo policial con demasiados puestos de libre designación y cargos de confianza". En esta línea, José Luis Altolaguirre, del SIPLA, aboga por "la creación de una nueva dirección de Jefatura con las titulaciones que exige el cargo", y Roland Estébanez, de ELA, reclama "fijarse menos en las estadísticas y trabajar más en los problemas reales de los ciudadanos y los barrios".
El portavoz de ELA estima que la actual plantilla -ronda los 350 agentes- debería aumentar hasta el medio millar de efectivos con el fin de obtener una proporción adecuada de policías por habitantes. Además, demanda promociones internas "para no tener el 70% de mandos en comisión de servicios" y que se cubran "inmediatamente" las plazas de suboficial y comisario. Altolaguirre, igualmente partidario de las promociones internas, solicita dentro del plano gestor "una buena organización del servicio, otorgando autonomía a los oficiales y suboficiales, dándoles participación en las decisiones que tome la dirección".
En atención a unidades especializadas, como la UOS, Vázquez considera que se rigen por horarios rígidos que impiden que su efectividad sea mayor, lo cual dificulta la investigación de delitos y faltas. "A ello hay que sumar la falta de mejores y mayores medios físicos y humanos en estas unidades y en la plantilla en general", precisa.
Con el fin de definir exactamente la situación de la Policía Local, el SIPLA reclama un estudio minucioso de los diferentes departamentos para verificar las carencias o excedentes del personal y de cara a mejorar la preparación de los agentes, solicita cursos de especialización de nivel, con el correspondiente reconocimiento, así como una buena definición de las funciones a realizar en cada departamento.
Estébanez, finalmente, apoya la reorganización de las zonas de patrulla, el impulso a las unidades de inspección e investigación, "para poder investigar todos los delitos existentes y atrasados", que la Jefatura cuente con todos los mandos intermedios para trazar planes de trabajo "y lo más importante: arreglar los problemas internos de la plantilla antes de fijarse objetivos externos". Por último, defiende la unificación de criterios de trabajo en los diferentes turnos diarios, ya que actualmente "cada uno va a lo suyo y los ciudadanos lo notan".