vitoria. ¿Están sus opciones de llegar a convertirse en diputado general de Álava limitadas desde un PP que le empieza a recordar algo así como un intercambio de cromos con lo que ha pasado en Ajuria Enea?

Al PP ya le he contestado que si la mayoría de la sociedad alavesa quiere que yo sea el diputado general, ejerceré.

Los pactos que mantienen ¿suman o restan al afrontar unas elecciones?

Los pactos tienen su ámbito y nosotros los respetamos. El acuerdo para la investidura del lehendakari y para la gobernabilidad del País Vasco se limita a lo que se quiso acordar y se circunscribe a las instituciones comunes. En las diputaciones no hay ningún acuerdo previo y eso está además así dicho por todo el mundo, empezando por el propio lehendakari, por lo que los acuerdos hechos a otros niveles no tienen por qué influir negativa ni positivamente.

Ha citado usted las palabras de Patxi López sobre esos acuerdos, pero lo cierto es que el lehendakari dijo que en estas elecciones se trataba de extender el cambio a todas aquellas instituciones donde fuera posible…

Él lo explicó con toda claridad y preferiría que nuestras explicaciones prevalecieran frente a interpretaciones. El lehendakari siempre ha hablado de gobiernos de progreso y eso es extender el cambio. Quien gobierna en el País Vasco es un gobierno socialista y a eso le llamamos un gobierno de cambio. Efectivamente queremos que haya gobiernos de cambio en los ayuntamientos y en las diputaciones, pero a esto se refería el lehendakari, a esto me refiero yo y espero que esta explicación valga para el futuro.

¿Pesa mucho aún la fuerza que empleó el PP en su día para imponer su candidato en la Diputación de Álava o es agua pasada?

El PP quiso tener la Diputación Foral de Álava mediante una moción de censura que nunca se llevó a efecto, y ahora también ha planteado antes de que los ciudadanos acudan a las urnas que tiene que ser para ellos porque si no todo se pondrá patas arriba. Cuando un partido confía en su fuerza política no necesita este tipo de especulaciones o de bravatas. Por otro lado el PNV tampoco parece que esté en su mejor momento. Los casos de corrupción que están siendo investigados han demostrado, junto con el fracaso del Gobierno foral, que llega a estas elecciones bastante quemado. Por lo tanto cada uno tendrá sus pretensiones y tratará de poner sus condiciones, pero la realidad política del 22 de mayo está muy abierta y nosotros esperamos que la ciudadanía nos dé su apoyo mayoritario.

¿Cree que las responsabilidades políticas no se han zanjado con los ceses que ha habido?

No, qué va. No se han zanjado porque los ceses obedecen a la dificultad, a la imposibilidad del PNV de sostener a esas personas en sus cargos de responsabilidad. Pero eso no aclara qué es lo que ha pasado ni delimita las responsabilidades políticas que han permitido que estas cosas ocurrieran.

Alguna vez se aprecian "tics" que dan la impresión de que casi juegan un poco como a captar ese foralismo que representó UA sobre el reparto del dinero entre territorios. ¿En Álava se echa mano muy amenudo del discurso de somos perjudicados porque se ha dado tanto a San Mamés y no se ha dado por ejemplo lo mismo a otros proyectos de este territorio?

No se trata de hacer victimismo, se trata de constatar realidades. Es innegable que hay decisiones políticas que son generosas, que ayudan mucho a hacer determinados proyectos en unos territorios y hay otras decisiones políticas que no son tan generosas. Por ejemplo, en el año actual, en los Presupuestos del 2011, el PP puso como condición para aprobarlos que 55 millones fueran para el nuevo San Mamés.