vitoria. Sobre la mesa del austero despacho destinado al lehendakari en el Parlamento Vasco descansa un ejemplar de Treinta años no es nada, la obra de Mario Zunzarren que repasa el recorrido democrático que ha germinado la actual Navarra. Interés por los vecinos o una forma de asumir la fugacidad temporal para un mandatario con el escaso bagaje de casi dos años en sus alforjas. Este periplo ha estado marcado desde sus inicios por el pacto alcanzado con el PP que le catapultó a Ajuria Enea y que podría verse ampliado tras las elecciones de mayo. Patxi López pone, sin embargo, especial cuidado en mostrarse cauto.
Si le parece, ya que dentro de tres meses llegaremos al ecuador de la legislatura, podemos empezar haciendo balance de qué ha cambiado en Euskadi...
(Interrumpe). Me extraña que no empecemos por el monotema...
Por variar un poco lehendakari, algo más original.
Sí, es verdad. (Risas).
Decíamos que se cumplen pronto dos años de legislatura y la idea central de su campaña electoral fue "el cambio". ¿En qué ha cambiado Euskadi en estos dos años?
El cambio se marcó cuatro objetivos: dar normalidad y tranquilidad a la vida política y social en Euskadi, alejar esa confrontación permanente en la que vivíamos; luchar contra la crisis, avanzar en el camino de la paz y también sostener las políticas y servicios públicos en Euskadi en la mejora del Estado de Bienestar. Creo que en los cuatro objetivos hemos avanzado.
Uno de esos "cambios" era el relativo a "ETB", al que le imprimieron un giro ligado también al bajón de audiencia...
Que venía de antes.
Pero ahora es más acentuado ¿no?
No, no. La curva es la misma, exactamente la misma.
También ha habido enfrentamientos internos en el ente, ¿qué ha fallado?
Que parece que se han solucionado. Sí, es cierto que ha habido bajada de audiencia, que venía de antes, que tiene mucho que ver con la irrupción de las TDT y que eso hace que las televisiones públicas se tengan que repensar para adaptarse a la nueva situación. Bueno, a veces se acierta más y a veces se acierta menos. Es verdad que todavía, seguramente, queda camino por andar.
Si eso es así, ¿por qué no se consiguen entonces rebajar esas críticas de la oposición, especialmente del PNV, a la supuesta parcialidad de sus informativos?
Porque es la oposición. La oposición critica todo, no critica sólo a la ETB. Pero no es cierto y los datos lo demuestran. Cuando se ponen encima de la mesa los minutajes en los que aparece cada formación política es evidente que se representa mucho más la pluralidad de la sociedad vasca ahora que antes. Es verdad que la oposición, y especialmente el PNV, ha escogido a EiTB como uno de sus caballos de batalla para atacar al Gobierno, sin tener en cuenta que la crítica, en este caso gratuita porque los datos demuestran que no es cierta, lo que hace es denostar algo que debe ser un servicio público básico y esencial.
Hablando de "ETB", queda pendiente de cumplir ese famoso acuerdo con Navarra...
Sí, es verdad. Pero el problema es que dos no acuerdan si uno no quiere. Y nosotros estamos permanentemente intentando buscar el entendimiento y el acuerdo para cumplir ese convenio, porque creo que es bueno para ETB, pero también para los ciudadanos y ciudadanas de Navarra, que escogen ETB como uno de sus vehículos principales de información o de entretenimiento. Lo que tenemos que buscar es esa fórmula, al final económica, que nos permita dar cumplimiento a esto. Entendiendo que el Gobierno Vasco quiere transmitir la señal de ETB para Navarra y que el Gobierno de Navarra debiera entender que facilitándolo está dando un servicio a sus propios conciudadanos. Bueno, pues seguimos ahí.
Vamos, que no ha habido avances.
No, seguimos reuniéndonos y nos tienen un poco bloqueados.
Comentaba que uno de los objetivos "del cambio" era rebajar la crispación política. ¿Cree que se ha avanzado en ese objetivo?
Sí, estoy convencido.
Pero hay sectores sociales en los que eso no se percibe, al contrario parece haber arraigado la crispación, lo que se ha traducido, por ejemplo, en comentarios muy duros a través de Internet, que usted ha padecido directamente, y que antes, por las razones que fueran, no se producían.
Porque algunos somos bastante más educados que otros. Que efectivamente la vida política discurra por senderos de mucha más tranquilidad, de mucha menos crispación, no quiere decir que todavía en la sociedad no haya exaltados absolutamente intolerantes. Eso quiere decir que todavía hay trabajo por hacer para que ese tipo de intolerancia superlativa, porque nos hemos encontrado cosas tremendas, desaparezca.
A los pocos meses de llegar al Gobierno, presentaron un calendario legislativo que llamó la atención por lo ambicioso. Un año más tarde, Idoia Mendia daba explicaciones por el retraso en la mayoría de los proyectos. ¿Cuál fue el error?
El Gobierno no había parado en ni un solo momento de legislar y hacer estas leyes. El problema es que hay un recorrido que a veces se retrasa y se atasca, y a veces en una de las partes que nos parece fundamental, que es cuando se pone en audiencia pública. Y casi todos los proyectos, quedaban uno o dos, estaban en este recorrido y anuncié que la mayoría de ellos iban a venir en la primera parte de este periodo de sesiones.
Sí, pero no habían llegado al Parlamento, que era el compromiso. ¿Pecó el Gobierno de ingenuo o de falta de previsión?
No, primero no pecamos. O pecamos, pero de ambición legislativa. A veces no se presentan calendarios legislativos con la intención de que las leyes fundamentales de un mandato vayan al final y no tengan tiempo para tramitarse. Y nos ha pasado en este Parlamento con leyes no poco importantes: Ley Municipal, Ley de Vivienda que, como tenían cierto conflicto entre los socios que formaban el Gobierno, se traían al final del mandato sabiendo que no se podían tramitar. Y así parecía que se cumplía la palabra de traerlas al Parlamento, sabiendo que no se iban a tramitar y que se iba a evitar el conflicto. Nosotros quisimos que lo fundamental fuera al principio, para que a mediados de legislatura pudiéramos empezar a tramitar leyes.
Una de las que se ha retrasado es la Ley Municipal, que fue un estandarte del inicio de su mandato.
Primero, el retraso se debe también, entre otras cosas, a que Eudel quería presentar previamente al borrador sus propuestas. Pero es una ley difícil, porque tiene que ver con la arquitectura institucional de este país, es un poco el cierre del círculo de lo que es esa arquitectura. Pretende que los ayuntamientos dejen de ser un poco la hermana pobre de todo nuestro entramado, que tengan claras sus competencias y una garantía de suficiencia financiera para ejercerlas, y por lo tanto estamos hablando de algo muy sensible. De competencias que hoy están en otras instituciones que podrían pasar a manos de los ayuntamientos. Y eso es complicado, algunas instituciones se van a resistir.
¿Sigue convencido de que la Ley Municipal podrá salir adelante en esta legislatura?
Sigo estando convencido de que presentaremos la Ley Municipal para que la debata el Parlamento. Que salga adelante o no dependerá de si hay un consenso que permita hacerlo posible. Ahora, veremos cómo se retrata cada uno en su municipalismo. Desde luego el PSE y el Gobierno socialista es absolutamente municipalista y va a hacer una ley en favor de los ayuntamientos.
Si sale reelegido, ¿volverá a presentar un calendario legislativo en lugar de un programa de gobierno, como se le ha reclamado en este Parlamento?
Sí. Un calendario legislativo retrata la voluntad de un gobierno y si es un gobierno monocolor, su programa electoral es su programa de gobierno. No entiendo los que se presentan con un programa a las elecciones y cuando llegan al Ejecutivo lo cambian para tener un programa de gobierno. No digo yo que cuando son gobiernos de coalición tendrán que conjugar los programas de los partidos que lo conforman y elaborar uno ad hoc.
Cambiemos de tema. El PP es el socio preferente del Gobierno Vasco. Puede resultar ya una pregunta tópica, pero no parece que el respaldo social a esta fórmula que se refleja en las encuestas remonte en estos casi dos años.
Remonta, porque cada vez es menor. El pacto está demostrando día a día que no es contra nadie. Y eso nos obliga a un ejercicio diario de diálogo y negociación. Pero no sólo con el PP, con el resto de los partidos también. El Gobierno y su partido tienen 25 de los 75 parlamentarios; algunas veces perdemos votaciones, pero la inmesa mayoría las ganamos: con acuerdos con el PP, otras veces con el PNV, otras con otros partidos.
Pero el rechazo sigue siendo mayoritario, incluso entre los propios votantes del PSE...
No, ya no.
Pues hasta ahora lo era.
Sí, porque venimos de donde venimos. La imagen instalada era la que era. Incluso cuando los gobiernos eran de Ibarretxe la gente prefería otras fórmulas. En Euskadi la fórmula que se ha preferido siempre es la de PNV-PSE. Y estoy convencido de que a Ibarretxe no le preguntaban todos los días qué le parece su fórmula de gobierno que es rechazada mayoritariamente por la sociedad vasca, porque preferían otra.
¿No teme que ese rechazo de las encuestas se refleje, sin ir más lejos, en las próximas elecciones?
No, al revés. Cuando lleguen las elecciones estoy convencido de que los resultados no se van a parecer en nada a las encuestas.
Ha dicho en alguna ocasión que la voluntad de su Ejecutivo es que el cambio del Gobierno Vasco se reflejara en mayo en diputaciones y ayuntamientos.
No, lo que quiero es que los ayuntamientos y las diputaciones tengan gobiernos progresistas, que hagan lo que hace este gobierno pero recuerdo que este gobierno es monocolor. Ya sé que me van a ir a la derivada del acuerdo PSE-PP, no no...
Claro, es que así se interpretaron sus palabras.
No no, el Gobierno Vasco es monocolor. Y lo que quiero es que el PSE gane las elecciones.
Gobierno progresista... Estamos hablando de gobiernos formados por PSE-PP, PSE-PNV...
Eso ya son otras derivadas.
¿Cualquier fórmula vale?
No no, los gobiernos progresistas seguramente tendrán diputado y alcalde socialista. Si me preguntan por lo que de verdad quieren preguntar, que son los pactos después de las elecciones, les diré que primero tienen que decidir los ciudadanos, quién gana las elecciones y quién suma. Nosotros no vamos a reproducir el pacto con el PP en todas las partes, porque primero van a ser los ciudadanos quienes decidan. Segundo, si a alguien le he oído yo que no van a reproducir ese pacto es el PP, que ha ofertado al PNV por ejemplo alianzas en San Sebastián para quitar a Odón Elorza de en medio. Y lo que estoy convencido es que, en el País Vasco como siempre, los acuerdos serán plurales y serán diferentes, porque para tener mayoría hay que sumar. Y a veces unas sumas dan y otras no, y a veces sumando no se llega a un acuerdo.
En el caso de intentar sumar con el PP, el precio parece que puede ser, a tenor del pasado y de lo que esta misma semana decía Javier de Andrés, la Diputación de Álava.
Vuelvo a lo mismo. Primero tendrá que ganar el PP si quiere que alguien le apoye, no digo que sea el PSE, puede ser el PNV.
Si las gana el PP, ¿contará con el apoyo del PSE?
Primero que las gane. Yo estoy convencido de que las va a ganar el PSE. Nos presentamos para ganar, no para hacer alianzas con otros. En Álava también se necesitan gobiernos de progreso, encabezados por candidatos del PSE. Yo no cierro ninguna puerta a nada, pero tampoco abro.
¿Sigue pensando que el pacto con el Partido Popular sobrevivirá a las elecciones generales?
Estoy convencido de que sí, de que puede hacerlo si hay voluntad.
¿No se siente rehén de un partido que le puede dejar en la estacada?
Cualquier gobierno en minoría se puede quedar en la estacada en un momento dado, cualquiera, también los de Ibarretxe y ¿se sentía rehén? No. Pues yo tampoco.
Lo pregunto porque, aunque luego lo matizó, se dijo esta semana que el pacto PSE-PP se había blindado frente a lo que pudiera pasar con Sortu.
Nosotros no hablamos de ningún blindaje en ningún momento porque entiendo que en este país todos queremos la paz.
En este tiempo ha habido sonoras diferencias con las diputaciones, incluso dijeron ustedes que el PNV las estaba utilizando como una especie de contrapoder.
Sí, de oposición, en algunas ocasiones quien ha hecho la oposición al Gobierno Vasco ha sido otra institución y no un partido.
¿Hasta qué punto necesitaría el Gobierno que en las próximas elecciones el PNV perdiera alguna de las diputaciones?
El Gobierno tiene la obligación de buscar el acuerdo con las diputaciones aunque el diputado general no sea de su mismo partido. Y al revés también. Pero está claro que el PSE quiere tener diputados generales socialistas.
¿Se ha sentido sobrepasado en alguna ocasión por la fluida relación que mantienen La Moncloa y Sabin Etxea?
No y a veces incluso la he favorecido. Hay gente que, por ejemplo, piensa que yo debería estar molesto porque el día que comí con Zapatero y Rubalcaba para hablar de la situación actual, luego cenaron con Urkullu. ¿No es lógico que un gobierno en minoría que necesita apoyo para sacar adelante sus proyectos tenga encuentros con otros partidos? Prefiero un PNV que ayude al Gobierno de España que uno que juegue a la contra permanentemente. Por lo tanto, no me voy a sentir mal.
Pero en esa ayuda, ¿no ve también un cierto desaire al Gobierno Vasco?
No, es verdad que el PNV juega bien sus bazas, que a veces se cuelga sus medallas, pero también es verdad que las políticas activas las ha puesto en marcha Gemma Zabaleta.