El 24 de octubre de 1975 el 90% de las mujeres de Islandia se negaron a trabajar, a limpiar o cuidar a los niños. Nueve de cada diez mujeres dejaron de trabajar ese día para demostrar la importancia de la contribución femenina a la sociedad, para expresar su indignación por la discriminación en los lugares de trabajo. Ese día se llamó popularmente kvennafrí o Día Libre de la Mujer. Supuso un punto de inflexión para todo el país cuando el 90% de las mujeres islandesas no fueron a trabajar. Fue un éxito masivo. La primera huelga de mujeres en Islandia paralizó el país. Los vuelos se cancelaron sin azafatas y los colegios cerraron sin profesoras. Los hombres tuvieron que llevar a los niños al trabajo. La protesta culminó con una de las mayores manifestaciones de la historia de Islandia. Las huelguistas lograron su objetivo y demostraron “la innegable importancia de las mujeres y su trabajo en Islandia”. Fue una huelga productiva, de trabajo, pero también de cuidado de menores y de tareas domésticas. Desde ese momento, Islandia aprobó una ley para garantizar igualdad salarial al margen del género. Nosotras también tenemos una oportunidad que no podemos dejar escapar el próximo 30 de noviembre para demostrar lo mismo.