La Oficina Española de Patentes y Marcas ha denegado el registro de la marca de vino Hideputa que la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) había solicitado, por considerarlo "vulgar" y pese a que el término aparece en El Quijote, obra que homenajea y estudia esta novela española.
Los cervantistas han explicado con que este vino, agasajan a los invitados que regularmente reciben en sus Almuerzos de don Quijote. Este embotellado fue presentado en sociedad el pasado 14 de junio en la bodega Alort. De hecho, la primera personalidad en probarlo ha sido el Nobel de Física de 2019, el suizo Michel Mayor, quien les visitó el pasado 6 de octubre.
Se trata de un tinto de crianza, cabernet, envejecido 12 meses en barrica francesa de tostado medio, que transmite de forma intensa la personalidad de sus variedades cabernet sauvignon y franc moderno, equilibrado, sedoso y brillante.
El por qué de ese nombre
La asociación cultural se ha inspirado en un fragmento del capítulo XIII de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha de Miguel de Cervantes, concretamente en el que Sancho Panza mantiene con el escudero del Caballero del Bosque una conversación sobre el vino que están degustando.
El escudero llama al vino "hideputa" y lo alababa por su calidad, por ser de Ciudad Real y por tener algunos años de ancianidad. Sancho Panza señala: "Confieso que no es deshonra llamar hideputa a nadie cuando cae debajo del entendimiento de alabarle... ".
Etiqueta que viste las botellas de vino 'Hideputa'.
De hecho, en la propia etiqueta de la botella, un diseño de Estrella Cobo Andrés, se recoge esta frase a modo de diálogo.
Con esta idea y por parecerles un nombre muy cervantino y sobre todo identificativo del "buen mojón" (entendido en vinos, catador) que era Sancho Panza, la asociación cultural inició los trámites de registro.
La burocracia del siglo XXI
Sin embargo, la Oficina Española de Patentes y Marcas ha denegado esta solicitud basándose en que la denominación "es contraria a la ley, al orden público o a las buenas costumbres, toda vez que el distintivo incorpora en su conjunto una calificación denigratoria, que cabe considerar de atentatoria a las buenas costumbres, incluso si está extendida en el lenguaje vulgar".
Los cervantistas han lamentado que lo que ni el Consejo Real ni los estamentos religiosos (Inquisición) impidieron a Cervantes en 1605 que El Quijote viese la luz, "416 años después un estamento oficial español censure y tache de vulgar al mejor escritor que en todos los tiempos ha tenido nuestra lengua".
La asociación cultural coincide con el académico de la Lengua Arturo Pérez-Reverte, en que "no se pueden quitar del diccionario las palabras que han utilizado escritores de la talla de Galdós, Cela o Cervantes, por muy malsonantes que nos puedan parecer hoy, ya que ellos las utilizaron de manera limpia, eficaz y práctica, consiguiendo reflejar el lenguaje de su época".
De otro modo, ha añadido, leer a los clásicos de la literatura sería imposible y por eso la Real Academia de la Lengua es la encargada de definirlas y de preservarlas para los lectores actuales y futuros.
Por ello y a pesar de que esta marca con toda seguridad no será oficialmente registrada, los cervantistas alcazareños piensan seguir utilizándola para "ser coherentes con su obra y para perpetuar la memoria de Miguel de Cervantes"