El mundo de las redes sociales confecciona una serie de retos y riesgos para la integridad física de los jóvenes. Además, este tipo de plataformas incitan a la valentía y desafío popular, que finalmente puede llevar a obsesiones peligrosas o incluso situaciones mortales. Como cuestión adicional, los trastornos de belleza y alimentación, son los problemas que más abundan la problemática mental y emocional de los jóvenes, lo que este tipo de plataformas, pueden llegar a alimentar más todavía.
El mundo digital, un arma de doble filo
Entre las actualizadas formas de demostrar “tener el control” se encuentra la reciente moda de la drunkorexia. Se trata de un trastorno, cada vez más extendido, que conlleva múltiples peligros para la salud, tanto mental como física de los jóvenes. También conocida como alcohorexia, el término proviene de las palabras «drunk» (borracho) y «orexia» (apetito), lo que nos puede dar una idea de en qué consiste.
Según detallan los expertos, se trata de una mezcla de anorexia y alcoholismo muy peligrosa, donde se trata de sustituir las calorías de la comida por las de las bebidas alcohólicas. Con la suposición de reemplazo de energía, los jóvenes creen no subir de peso.
En cuanto a la observación del problema, los especialistas señalan que se trata de una práctica que se da tanto en hombres como en mujeres, aunque estas últimas son las más perjudicadas por la sencilla razón de que su sangre absorbe entre 30% y 50% más de alcohol que los varones.
Lo que a las consecuencias se refiere, se trata de un amplio abanico de opciones, pues al ingerir este tipo de líquidos, sin apenas alimento, podría derivar en problemas dentales, gastrointestinales, hepáticos, así como la pérdida del cabello.
“Se trata de una patología dual, esto es, propia de personas que tienen diferentes trastornos psicológicos. En la gran mayoría de casos la drunkorexia se da acompañada de síntomas de anorexia que empeoran por un consumo excesivo de bebidas alcohólicas”, sostiene el jefe del departamento de Epidemiología y Salud Pública de la Facultad de Ciencias de la Salud del campus Manresa de la Universidad de Vic, Abert Espelt, a la agencia Efe.