Madrid - Ha crecido con la televisión de su padre, Antonio Mercero, con él trabajó en Farmacia de guardia. Hace tiempo que vuela por su cuenta y ha sido el creador de series de gran éxito como Hospital central.
El caso de las japonesas muertas, una historia muy especial, ¿no?
-Sí. Sigo con Sofía Luna, mi policía transexual, ya está operada, ha pasado por quirófano y tiene el sexo femenino de forma anatómica. Ahora tiene que comportarse como una mujer e integrarse en su nuevo sexo.
Supongo que es una adaptación llena de miedos.
-Por supuesto. Es miedo a funcionar sexualmente como una mujer y a enfrentarse a una sociedad que sigue teniendo dificultades para tolerar a los que son diferentes. En esta encrucijada está mi personaje y, además, se enfrenta a un nuevo caso, un asesino que está matando a japonesas asexuales. Es decir, a una minoría integrante de otra minoría que también nos cuesta entender a todos, las personas que viven sin sentir deseo sexual alguno y es lo que al personaje de Sofía Luna le gustaría sentir.
¿Por qué ha elegido esta temática?
-La considero una buena aventura para reflexionar, un buen pretexto para hablar de unas personas asexuadas y de una protagonista que le está cogiendo miedo al sexo. Es un punto de inflexión para reflexionar sobre la hipersexualidad de la sociedad. Estos son los mimbres para lanzar al lector a mis japonesas muertas.
¿Cree que la sexualidad está sobrevalorada?
-No lo sé, pero ha colonizado la vida, está por todas partes. Me interesa en mi libro incluir la mirada de la gente que no está de acuerdo, que no vive la sexualidad como algo tan importante y que no sienten ese deseo que parece que es lo que impone la normalidad. Quiero analizar que lugar tiene en el mundo el que piensa diferente o actúa diferente en cualquier aspecto, en este caso sobre el sexo. Pienso que el valor que se le debe dar al sexo es una cosa íntima y personal de cada uno. No debe imponerse en la vida de una persona como uno de los pilares fundamentales.
Sexualidad y amor van juntos y por separado, pero ¿asexualidad y amor pueden ir juntos?
-Los asexuados lo que reivindican que se acepte esa forma de entender el amor, algo que no tiene por qué ir ligado al sexo necesariamente.
¿Ve su libro como una serie o una película?
-Sí. Estamos hablando de un asesino en serie que tiene fijación en una inversión de lo que estamos acostumbrados, generalmente lo habitual es que mate a la gente promiscua o a las prostitutas, no soporta a a mujeres que no sienten deseos. Es una trama de género, es un thriller.
Está muy involucrado en el mundo de la televisión.
-He estado en el equipo de guión de una serie de Netflix que se llama H. Retrata la Barcelona de los 60 con una trama de gánsters y también en Monteperdido en La 1. También estoy trabajando en la adaptación de mi primer libro, El final del hombre. Es el libro anterior y en él Sofía Luna era aún Carlos Luna. Estoy trabajando con una productora para convertir esta historia en serie de televisión.
Trabaja al alimón con plataformas televisivas y la televisión más convencional. Cómo ha cambiado el mundo audiovisual desde que usted empezó a trabajar con su padre.
-Sí, fue en Farmacia de guardia y los cambios, en el caso de que hagamos comparaciones, son radicales. Estamos viviendo unos momentos brutales en este sentido. Hay una eclosión de series de televisión, hay formatos nuevos, atrevidos, personajes transgresores, imposibles de hacer en los años 90 cuando yo empecé con mi padre en Farmacia de guardia.
¿Han tardado los cambios?
-No, han sido graduales, la tecnología nos ha acercado a otros mundos y a otras posibilidades. También hay que tener en cuenta el cambio de mentalidad, las nuevas generaciones y el universo de consumo que es muy distinto. Date cuenta que en la época de mi padre, cuando hacíamos Farmacia de guardia, se tenía que hacer una televisión que complaciera a todos los gustos y a todos los sectores de edad. Imagínate un personaje como Sofía Luna en los años 90, sería impensable y ahora es posible.
¿Se vería normal?
-Se puede percibir como una originalidad o como una aportación más. Incluso los canales generalistas se atreven con formatos de series que antes parecían prohibidos. Se está viviendo un momento muy bonito, hay una efervescencia de talento brutal... Para un guionista como yo está muy bien, pero también para el espectador, va a tener mucho donde elegir, aunque a veces tener tanta oferta despista. Lo bueno sería tener las ideas muy claras y saber qué es lo que te apetecer ver y por qué.
No se hace la televisión que hacía Mercero, su padre, pero él también fue un pionero.
-Hizo cosas geniales, no es porque sea mi padre. Cuando se hizo Farmacia de guardia en España no se estilaba la sitcom, menos con capítulos de media hora de duración. Esa cosa concreta, eso que te deja buen sabor de boca y que no se alarga, no lo hacía nadie y él se atrevió con esta serie y tuvo éxito. Fue un pionero.
Hablemos de Monteperdido, ¿cómo es?
-Es una adaptación de la novela de Agustín Martínez. Lleva el mismo nombre y la serie a mí me parece que tiene una pinta estupenda. Está impregnada del aroma de los bosques de los Pirineos, un pueblo perdido y la desaparición de dos chicas durante años. Además, está la bonita idea de que aparezca solo una de ellas y te cuestiones dónde está la otra.
¿Me puede contar algo más sobre Hache?
-Es una historia real basada en algo poco conocido. En los años 70, en la España franquista y nace la trama en el puerto de Barcelona, utilizado por la mafia italiana para llevar heroína a EEUU, a Nueva York. Es una escala menos vigilada que otros puertos más quemados como los de Marsella o Sicilia. Barcelona se asienta en este negocio y aflora un pequeño mundo gansteril en la increíble sociedad gris de esa época. La protagonista es Adriana Ugarte, que se mete en el mundo del hampa de esa Barcelona. Se grabarán ocho capítulos. Estará Javier Rey como gánster y ella como la chica de gánster.