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“Echo en falta historias donde se represente a mujeres como yo”

Sin velo, sin sumisión... Y árabe, sí. A eso se refiere esta actriz nacida en Tetuán que precisamente interpreta a una chica que rompe estos moldes en ‘La víctima número 8’

“Echo en falta historias donde se represente a mujeres como yo”

getxo? Le tentó el personaje de Adila por eso: porque es de las pocas mujeres árabes en televisión o en cine que se sale del guion habitual. Y eso es lo que reclama Farah Hamed, que nació en Tetuán y llegó a los 10 años a Algeciras con su familia: “Más historias de mujeres como yo”. Nominada al Goya en la faceta de revelación por una película de pateras, muertes y mafias, ahora se encuentra sumergida ?entre otros muchos proyectos? en el rodaje de la serie La víctima número 8, que aborda las consecuencias personales de un atentado yihadista en Bilbao. Por eso, esta actriz ha estado en la capital vizcaína, en Galdakao, en el Puente Colgante...

¿Cómo es su personaje en la serie La víctima número 8, que emitirá ETB?

?Adila es una mujer valiente. Es de origen marroquí, pero no es esa mujer que estamos acostumbrados a ver en series y películas. Las mujeres que vemos representadas siempre son mujeres veladas, que no tienen pensamiento propio, están subyugadas por el marido o la familia... En el caso de Adila, siendo una mujer tradicional y que tiene su marido y su familia, tiene mucho que decir. Es muy luchadora. Es muy fuerte y rompe los esquemas. Se ve envuelta en una situación que es una desgracia muy fuerte y ella intenta salir adelante y luchar por su familia. Tenemos a una mujer que yo veo como una leona, que cuida de sus hijos con mucha vehemencia. Tiene mucha personalidad, no es nada pasiva, es al contrario: es proactiva. Normalmente, las mujeres árabes que se representan en el mundo audiovisual son mujeres veladas y Adila no tiene nada que ver.

¿Por qué se representa habitualmente a ese tipo de mujer?

?Desconocemos tanto... Y necesitamos meter las ideas en cajones. Y la idea de la mujer árabe es que es esto y esto ?hace gestos con las manos? cuando todo es mucho más diverso. Y la diversidad es la riqueza que tenemos. Hay que saber escuchar y aprender. Esa es la riqueza que tenemos como seres humanos y creo que por ese lado me gusta viajar tanto. Porque en un lado te vas a encontrar unas cosas y en otros, otras. Pero al final son todas mujeres. Adila tiene mucho para identificarse con mujeres de aquí también. No es una cuestión de procedencia.

¿Ycómo le sienta el hecho de que le ofrezcan papeles de mujeres árabes en un determinado contexto? En la serie, en el marco del yihadismo; en El Príncipe, también en torno al terrorismo; en Retorno a Hansala, en clave de inmigración...

?Cuando son historias como esta en la que se están contando las cosas desde una perspectiva diferente y original, queriendo ahondar y con respeto a la cultura y criterio, es genial. Entiendo que yo represente a esas mujeres, porque además necesitan ser representadas. Echo de menos, es cierto, historias donde se represente a mujeres como soy yo: que estamos integradas, que llevamos mucho tiempo aquí... Porque, por otro lado, toda la gente de otro país siempre parece una recién llegada. Y no es así, porque tenemos generaciones que han nacido aquí, que son de aquí. Creo que faltan esas historias y pienso: “Bueno, si nadie las va a escribir, igual me lanzo yo”.

¿Aún se emociona cuando recuerda que fue nominada al Goya a la Mejor Actriz Revelación en 2009, por Retorno a Hansala?

?Fueron unos momentos preciosos. Teníamos una peliculita de cine independiente con mucha alma porque estábamos contando una historia que desgraciadamente sigue vigente. Contábamos la experiencia de cómo llevaba yo el féretro de mi hermano, un inmigrante marroquí que buscaba cruzar el Estrecho en una patera. La paradoja que existe dentro de las mafias de que lo mismo te cuesta venir a España que volver a tu país, porque la extradición de los cuerpos es igual de costosa. Al final, los sueños de muchas personas se truncan porque parece que hay personas que no tienen derecho a soñar y poder crecer en la vida, mejorar... Y claro, luego, que tu trabajo lo reconozca gente de tu profesión hace que te sientas doblemente afortunada. Además, a raíz de ahí, tu carrera empieza a tener más visibilidad. Es un empujón. Yo estaba en cosas más pequeñitas y eso me abrió posibilidades. l