MADRID - Nació en Donostia y, aunque lleva mucho tiempo fuera, echa de menos su ciudad pero le enfada, entrecomillas, que siempre que se acerca está lloviendo: “Nunca para, es como si no me hubiera ido de allí, vuelvo y otra vez agua”. Es el sexto de ocho hermanos, y dice con mucho humor que a él le han pegado las chicas y los chicos, pero que una familia numerosa siempre es una ventaja porque se puede pasar totalmente inadvertido, y en ella siempre ocurre algo, la tranquilidad absoluta no es una garantía. Estudió Comunicación Audiovisual, pero siempre con el foco puesto en la comedia. Es realista y dice que se conforma con pocas cosas, un trabajo, aunque sea en precario, y un espacio para la comedia.

¿Qué le atrajo del mundo del humor?

-Todo. De pequeño veía muchas comedias, mucho humor y me gustaba lo que hacían otros, así que me propuse que yo iba a hacer lo mismo.

¿Cómo se ve en ‘Loco mundo’?

-Muy bien, estoy encantado de que me hayan cogido para este programa. Yo salgo después de Quequé, que abre el programa con un monólogo, y yo doy mi opinión sobre temas que vaya a tratar ese día el programa.

¿Cuánto tiempo lleva haciendo monólogos?

-Estuve un año estudiando en Texas y después me fui a Nueva York y comencé a hacer monólogos allí. Continué en Madrid, durante algo más de seis años.

¿Le ha servido de algo en el mundo laboral haber estudiado Comunicación Audiovisual?

-Lo bueno de esta carrera es que tocas muchas ramas a través de sus asignaturas; tenía mucho de economía, de historia, de arte? Está muy bien porque te hace desarrollar un interés especial por un montón de cosas diferentes.

¿Era humorista exactamente lo que quería ser en la vida?

-Nunca sabes qué es lo que quieres hacer exactamente. Veía muchos monólogos de Paramount Comedy, comedias como Friends? Desde pequeño veía muchas series de adultos, mi hermano me saca diez años y era él quien tenía el mando de la tele, yo no podía elegir.

¿Tiene más hermanos que manejaran el mando?

-Somos una familia numerosa, tengo cinco hermanas y dos hermanos?

Ha escogido un mundo difícil para trabajar.

-Está difícil este mundo, pero a mí no me hace falta mucho dinero para vivir y estar contento, soy muy cutre y necesito pocas cosas. Primero me puse a trabajar de televentas y haciendo un poco de comedia a la semana, me bastaba. Siempre que pudiera hacer algo de comedia, me daba igual cualquier trabajo precario.

¿Sigue manteniendo los trabajos en precario?

-Ja, ja, ja? No. Pero si me echan, volvería a hacerlos, no pasa nada. Solo quiero tener un espacio para hacer comedia, aunque sea en bares, no tiene por qué ser la tele.

Veo que es de buen conformar.

-No se vive mal teniendo lo justo y luego haciendo una parte de lo que te gusta. Yo soy feliz en un bar haciendo un monólogo, haciendo comedia y sintiendo que la gente se lo pasa bien.

¿Cómo fue la experiencia neoyorkina?

-Interesante. Mientras estudiaba ahorré dinero y me fui cuatro meses a Nueva York, fue por 2013. Estuve actuando en bares, no me daban dinero, eran sitios cutres, pero me pareció muy divertido. Además, allí hay muchos cómicos.

¿Qué dicen en su casa de su pasión por la comedia?

-Teniendo tantos hijos les da igual que uno se les haya perdido por el camino. En mi familia tienen todos mucho sentido del humor, fíjate que yo cuando estoy con ellos no hablo casi nada. Yo soy el sexto de los ocho, me han pegado de pequeño tanto chicos como chicas.

¿Marca nacer en una familia tan numerosa?

-Supongo que sí, pero es que yo no he vivido nunca en una familia pequeña; en casa éramos tantos que siempre había mucho jaleo, alguna movida. Puedo decir que en mi casa nunca pasaba nada, siempre ocurría algo. Pero una familia numerosa también es cómoda, siempre pasas más desapercibido, me sentía muy bien así, sin que nadie se enterase que estaba por allí.

¿Echa de menos Donostia?

-Sí, pero cuando estoy fuera. Cada vez voy a allí arriba está lloviendo y se me van las ganas, en cuanto llego pienso: Pero es que aquí siempre está igual, no ha parado de llover desde que me he ido. Tanta agua no me hace gracia.

¿Qué más tiene entre manos?

-Ideas. Quiero hacer un monólogo de una hora entera, pero eso me va a llevar tiempo, quiero hacerlo bien, así que de momento va para largo.

¿Qué fuentes de inspiración tiene a la hora de escribir un texto?

-Ver a otros cómicos y, sobre todo, cosas de mi día a día.

¿Cómo ha llegado hasta ‘Loco mundo’?

-Los monologuistas nos conocemos todos y yo había trabajado con Broncano en un programa que se llamaba Youtubers. Victoria Ros, la otra colaboradora vasca de Loco mundo, trabajaba en un programa de la SER con Quequé, en Navidades quisieron hacer en tono de humor un espacio en el que Papa Noel se peleaba con Olentzero, me llamaron, lo hice y parece que gusté y me hicieron una prueba para este programa cuando David Broncano lo dejó.

¿Ha sido profeta en su tierra? ¿Ha trabajado en Euskadi?

-He hecho muy poco, un par de veces con un cómico de Euskal Telebista, Mikel Bermejo. Casi todo lo que hago es de micros abiertos en Madrid, no he viajado mucho. Estoy siempre escribiendo con la intención de tener material y confianza para empezar a moverme más.

¿Ha pensado en ser actor?

-Me divierto mucho con los monólogos, pero me gusta la interpretación, la gente dice que con mi cara de tonto a lo mejor puedo en un futuro tener algún personaje como actor.

¿Cara de tonto?

-Bueno, yo lo dejo en cara graciosa. Quizá algún día pueda interpretar un personaje, de momento vivo el día a día y ahora está en Loco mundo. Estoy aprendiendo mucho y me siento realmente feliz, lo dicho, no necesito mucho para serlo.