Skoda se enfrasca a conciencia en la ofensiva SUV. Lo hace estrenando el Karoq, modelo que trasiega la esencia del Kodiak a un envase algo más escueto y vendible. La marca de origen checo adapta a su ritmo la misma partitura interpretada por el SEAT Ateca. Esta segunda declinación del proyecto clona la faceta técnica, pero se distingue por el maquillaje, la puesta en escena interior y la política comercial. Skoda propone en el Karoq dos mecánicas diésel y dos de gasolina con idéntico rendimiento (115 y 150 CV), tracción delantera e integral, caja automática y manual, así como tres calidades de terminación. La tarifa oficial cubre una franja económica de 24.210 a 35.470 euros, aunque las promociones de lanzamiento permiten rebajar el precio de acceso hasta los 19.700 euros.

La lógica búsqueda de sinergias por parte de los grandes grupos industriales como Volkswagen provoca la aparición de productos transversales, que trascienden de una a otra marca. Es el caso del flamante SUV de talla media (mide 4,38 metros) que se ensambla en la República Checa. Surgido el año pasado como Ateca, renace ahora transformado en Karoq. El proceso se repetirá en primavera, momento en el que el hermano mayor Kodiaq inspirará un gemelo firmado por SEAT del que aún no se conoce denominación oficial.

El estreno del Karoq certifica la defunción de un Yeti cuyo nicho viene a cubrir. Ahí empiezan y terminan las coincidencias. El recién llegado es uno de esos automóviles de última generación que tan bien encajan con los gustos de la clientela actual de clase media. Skoda trata de canalizar ese fervor por el estilo crossover ofreciendo un diseño moderno y sencillo, una grata estampa que induce a pasarse de un turismo convencional a este de connotaciones aventureras. Ahora bien, la marca no lo fía todo a la imagen y contempla en su oferta la posibilidad de contar con cuatro ruedas motrices, dirigida a ese ínfimo porcentaje de compradores sensibles a la moda que, además, demanda buenas facultades dinámicas.

El estrecho parentesco estético del nuevo candidato con su primo Ateca no es demasiado ostensible debido al cambio de semblante. Skoda le aplica los rasgos (parrilla y grupos ópticos frontales) que hacen reconocibles a sus modelos contemporáneos. Las diferencias son menos evidentes a bordo, donde impera una sensación de sobria calidad; la opción de solicitar cuadro de instrumentos digital aportará en 2018 una nota de color y sofisticación. El Karoq saca mucho partido a sus proporciones (4,38 de largo, 1,84 de ancho, 1,60 de alto y 2,63 entre ejes) y es capaz de acomodar en su seno a cuatro adultos de buen año acompañados de abundante equipaje: cuenta con el mayor maletero de la categoría (521 litros).

La gama motriz no ofrece sorpresas. Contempla inicialmente cuatro conocidos bloques procedentes del almacén VW. Abre la lista el 1.0 TSI, tricilíndrico de 115 CV, al que sigue el motor gasolina 1.5 de la misma serie, unidad de cuatro cilindros con 150 CV. En la vertiente gasóleo del catálogo aparecen dos TDI que repiten potencias: 1.6 de 115 CV y 2.0 con 150; más adelante se incorporará a la oferta diésel una variante dos litros con 190 CV. Skoda propone en algunos motores transmisión automática DSG y tracción 4x4.

El Karoq adopta tres puestas en escena, que van enriqueciendo paulatinamente las dotaciones. Puede contar con los últimos avances del sector en materia de seguridad y asistencia a la conducción. Su menú incluye recursos como los asistentes de mantenimiento de carril o de estacionamiento, programador de velocidad activo, detector de extraños en el ángulo ciego del retrovisor, alerta por abandono involuntario de carril, freno de emergencia con detección de obstáculos, sistema de reconocimiento de señales de tráfico y peatones, así como asistente para maniobrar con remolque.