eL Infiniti Q60 comparece en el mercado luciendo una envidiable figura. La estética es la principal carta de presentación de la segunda entrega del deportivo cupé que, pese a las limitaciones propias de este tipo de carrocería, acierta a concordar esbelta silueta y efusivos modales con una relativa versatilidad. Aprovecha las notables proporciones de su estilizado envase (mide 4,7 metros de largo) para habilitar una cabina con cuatro razonables plazas y un digno maletero. Esa configuración lo faculta para desempeñar buena parte de los cometidos cotidianos de una berlina. La firma japonesa ofrece su creación con dos motorizaciones de gasolina, una remite 211 caballos a las ruedas traseras y otra distribuye 405 entre las cuatro; se sirve en ambos casos de una transmisión automática de siete relaciones. Adquirir un Q60 exige desembolsar de 46.000 euros en adelante.
Además de una agraciada estampa, el modelo esgrime entre sus méritos la condición de producto exclusivo. Infiniti convierte la necesidad en virtud y aprovecha que dispone de un número limitado de unidades para marcar distancias respecto a rivales con mayor difusión. De este modo añade un grato aliciente para ese sector de la clientela sensible a la singularidad que huye de productos de consumo masivo.
Vistoso, aunque poco visto, el cupé nipón recurre también a la versatilidad para distinguirse de la competencia Premium. Sus creadores han atinado a compatibilizar líneas elegantes y fluidas con un apreciable sentido práctico. La carrocería del deportivo es capaz de alojar en su seno cuatro adultos. Dos, que pueden ser de cierta corpulencia, disfrutan de unas confortables butacas delanteras; las plazas posteriores, penalizadas por el declive del techo en la zaga de este tipo de coches, solamente admiten ocupantes de menor talla. A espaldas de la cabina aparece un decoroso hueco de carga con 342 litros.
Esta configuración supera las expectativas de cualquier usuario de un automóvil con talante deportivo. De paso, otorga una aceptable coartada familiar al Q60, que así está en condiciones de asumir algunas de las misiones encomendadas a un turismo convencional.
Infiniti lo acompaña de un minucioso acabado y unas dotaciones bastante completas. La versión más asequible, disponible en dos puestas en escena consecutivas (Premium y Sport), despliega su tarifa a partir de 46.000 escasos. La versión más potente, mejor surtida, arranca en 66.000 euros. El Q60 permite elegir el modo de respuesta dentro un programa de conducción con varias opciones (Standard, Snow, Eco y Sport); la motorización superior añade una modalidad más (Sport+) y suspensión dinámica con control digital. Otras sofisticaciones tecnológicas al servicio del vehículo son el monitor de visión periférica, el control de crucero inteligente, la frenada de emergencia o la prevención de abandono de carril.