“Por lo que significa para mí, un día me planto en el fin del mundo: la Antártida”

¿Nunca dice que no?

-Cuando acabo de grabar El conquistador tengo unos meses trabajo y si me ofrecen algo acepto, después viene el verano y siempre tengo algún programa en ETB.

Se vende usted muy bien dentro y fuera de casa.

-Pues tampoco es que me mueva, no soy de andar buscando mucho por ahí. En Madrid ya me conocen y me suelen llamar.

Otra vez el fin del mundo en un programa suyo.

-Ya me han dicho que me haga un tatuaje que ponga El fin del mundo.

¿Tiene tentaciones de ir?

-Alguna que otra. Se supone que es la Antártida. Por lo que significa para mí, un día me planto allí.

Un formato totalmente diferente, se apunta a un bombardeo.

-No tanto. Sí es un tipo de programa nuevo para mí. Me he pegado un buen viaje por los cinco continentes y en vez de lanzar cuchillos como en El conquistador, he lanzado flechitas del amor al más puro estilo Cupido.

Le veo más bien como un celestino.

-He hecho todo lo que he podido para formar parejas, para complacer los gustos de la gente. Me he tenido que currar el tema.

¿No es fácil ser Cupido?

-Ja, ja, ja... Ahora la duda es: ¿El celestino Cupido vasco ha tenido éxito? Pues no te lo voy a decir.

¡Qué gracioso!

-Al cien por cien no he tenido éxito, eso te adelanto, sería imposible. No diré el porcentaje, pero sí, he tenido éxito.

¿No se le ha clavado a usted ninguna flecha de esas que dispara?

-No. A mí me dieron hace 25 años con la flechita del amor y estoy enganchado a ella sin más problemas. Tengo alguna anécdota, alguno de los candidatos al amor no sabía que yo era el presentador, pensaba que era igual que ellos, que buscaba pareja...

¿Y le tiraron los tejos?

-Eso es, les entré por el ojo derecho y me lanzaron los tejos, me quedé flipado.

¿Qué hizo?

-Dije: “Quieto, quieto... Te agradezco lo que me dices pero soy el presentador y no necesito ninguna flecha más que ya estoy pillado”. Llevo casi la mitad de mi vida compartida con una mujer, no hemos ido hasta el fin del mundo, pero todo se andará.

¿No ha llevado a su mujer a alguna edición de ‘El conquistador’?

-No, siempre voy a trabajar, estamos todo el día currando. Y en verano me suele tocar trabajar, así que vivir conmigo es un poco complicado. Cuando tengo libre, los chavales están con sus clases...

Parece mentira que haga un programa de amor. ¡Que poco romántico! ¿Un viaje también con los hijos?

-Sin hijos, sin hijos, ya haremos alguna aventura, viviremos un segundo noviazgo, evidentemente. Algo habrá que hacer.

Se van los de ‘Allí abajo’ y llega usted disparando como Karina sus flechas del amor.

-Eso es, se van los vascos de la cuadrilla y llega el celestino vasco, parece que los lunes en Antena 3 es el lugar para los vascos.

Le han dejado el listón muy alto.

-Ojalá tenga éxito, tanto como los de Allí abajo es complicado, pero lo vamos a intentar.

¿Cuando coge vacaciones?

-No tengo. Libro un día a la semana, normalmente los lunes. En principio, no paro hasta septiembre y después llegan las grabaciones de El conquistador. Trabajo seis días a la semana, trece o catorce horas, me estoy quedando muy flaco.

Usted se queda flaco, pero seguro que su cuenta corriente engorda...

-Ja, ja, ja... Ya me gustaría. Si fueran los salarios de los que juegan la Champions, pero estamos en la tele. Yo no soy avaricioso y no pierdo la perspectiva; salvo el mes más que honrosamente. Pero piensa que si no trabajamos, tampoco ganamos. Hay cierto departamento al que le gusta meternos mano, Hacienda; igual que al resto de los mortales, nos mete buenos sablazos, a lo mejor más que a otros.

¿Qué hace cuando tiene tiempo libre?

-Mi única afición es el deporte, alguna cena con los amigos, estar con la mujer y con los críos. La familia se va a Haro, voy allí en agosto todo lo que puedo. Mi plan es supertranquilo.

No se desmadra...

-Ja, ja, ja... No tengo tiempo. Desconecto del mundo, lectura, estar con los míos, escucho música... Nada de Internet, ni tele, ni barullo. Comida, la de casa, nada de restaurantes,. Estoy todo el año en hoteles y comiendo fuera, eso ya no me llama la atención. Me gusta estar en mi sofá.

¿Se conforma su familia con ese estilo de vida tan casero?

-Ellos me entienden a mí y yo a ellos. Si hay que hacer un esfuerzo, lo hago. ¡Ojo!, que estar con la familia no es esfuerzo. Pero si hay que hacer un crucero o ir una semana de vacaciones lo hago, entiendo que ellos quieran salir. Pero yo, preferir, preferir, prefiero la tranquilidad de casa.

Y el nuevo ‘reality’ de ETB-1. ¿Cómo va a ser ‘Invictus’?

-Son carreras de running, con más o menos dureza. Son diez kilómetros con ochenta obstáculos, la gente corre en cuadrillas, a veces disfrazados. Son pruebas exigentes: trepar, reptar, barro, tirolina... Tres meses de preparación para que puedan hacer la prueba e intenten ganar.

¿Un ‘reality’ en toda regla?

-Va a ser divertido. Habrá sorpresas, risas, lloros, esfuerzo y sacrificio. El casting es muy bueno.

¿Frikis?

-De eso nada. Es gente auténtica que tiene clara la meta, gente con capacidad de sufrimiento, que quiere mejorar, y a esto hay que añadir los lazos que se generan dentro del programa.

¿Va a ser usted tan borde como en ‘El conquistador del fin del mundo’?

-Tampoco soy borde. ¿También tú crees que soy borde?

Ese “también” implica que hay más gente que lo cree.

-Ja, ja, ja... Voy a ser un poco incisivo. Cuando intenten buscar la excusa, intenten mentir o haya tonterías, me van a encontrar, como siempre. Puede haber cierta tensión, pero habrá momentos desenfadados, habrá de todo. Con lo duro que es el programa, bastante van a tener como para meterles caña. Muchas veces lo que hago es defenderme, no soy yo el que mete cizaña. Pero no voy siempre de colega. Además, si al final que sea borde les pone, ¿o lo vas a negar?