“Me enfado, me río, me emociono? pero no soy Chicote”
‘Este hotel es un infierno’ es una frase que muchos han dicho ante una mala experiencia en un alojamiento. Ahora se ha convertido en el título del programa que DMAX estrena el martes
madrid - Kike Sarasola no quiere convertir su paso por el programa Este hotel es un infierno en una pesadilla para los hoteleros que ha acudido a él para que les saque de sus apuros. Reconoce a Alberto Chicote como un gran comunicador pero dice que su estilo y el del popular cocinero de Atresmedia son muy diferentes. Su paso por los ocho establecimientos elegidos por DMAX ha tenido de todo: lágrimas, emoción, enfados y risas. Estos infiernos metafóricos para muchos clientes están listos para despegar y mostrar todos sus encantos a los huéspedes después de los consejos del conocido empresario hotelero que gestiona 30 alojamientos con nombres de amigos ficticios y que tiene entre sus objetivos abrir junto a su marido un establecimiento en la que considera su ciudad, Donostia.
¿Qué hay detrás de los hoteles que se han convertido en un infierno para los huéspedes?
- Historias. Hay problemas personales entre los propietarios, con uno mismo o con el equipo de trabajo. Hemos buscado historias en las que yo pudiera hacer algo.
¿Historias de terror?
- ¡Qué va! Hay historias muy bonitas y personales que se han podido convertir en una pesadilla.
¿Qué problemas han encontrado los clientes que han acudido a los ocho establecimientos que usted ha tratado de salvar?
- Hay de todo. Un trato malo; habitaciones sucias; quedarse fuera al llegar por la noche y que nadie les abra y tenerse que ir a otros sitios, mala comida? Cada uno tiene un problema distinto, pero al final siempre sufre el cliente y no me canso de decirles que es en el cliente en el que tienen que pensar.
¿Han caído muchos clientes en las redes de estos hoteles infernales?
- En verano tienen gente, los hoteles suelen estar muy llenos. Nosotros hemos grabado en estos hoteles en invierno y no hay tanta ocupación. Sí son hoteles con gente, pero es el cliente el que nota que se le trata mal, que el hotel necesita una renovación porque se está cayendo.
¿Tienen salvación?
- Eso es lo que hemos buscado, hoteles que todavía tenga posibilidades y hasta ahí hemos llegado. Son hoteles que nos han llamado para decirnos que tienen un problema, pero aún tienen fuelle y hemos ido allí a ayudar. Cuando estás en el día a día, no te das cuenta que ese problema puede parecer mucho más pequeño de lo que es.
Usted pertenece ahora al sector hotelero, ¿qué le lleva a un jinete de alta competición a meterse en este mundo?
- Quiero hacer un apunte, soy vasco, mi familia es de San Sebastián. Respecto a tu pregunta, es cierto, yo venía del mundo de los caballos y estaba todo el tiempo viviendo en hoteles y no encontraba esos lugares en donde a mí me gustaría pasar las noches y parte del día.
Y como no encontró el lugar idóneo para dormir se montó una cadena de treinta hoteles.
- Ja, ja, ja? Más o menos. Con mi marido decidí montar una empresa hotelera y los montamos como a nosotros nos gustaría que fueran los hoteles para dormir nosotros.
¿Cómo son esos hoteles?
- Buenos, bonitos?
¿Y baratos?
- A buen precio y en el centro de la ciudad. Todos los hoteles tienen el nombre de un amigo ficticio, ese amigo que te acompaña en la ciudad y te dice donde tienes que ir. Mis hoteles se llaman Mario, Alicia, Oscar, Aitana, Carla, Pau? Nuestra filosofía es que la mejor forma de viajar es visitando a un amigo.
Desarrolla su carrera hotelera en plena crisis, ¿no sintieron vértigo usted y su marido ante el panorama económico que tenían enfrente?
- Los momentos de bonanza son los más difíciles, en los momentos de crisis puedes hacer cosas distintas. La crisis son épocas de oportunidades. Yo siempre veo el vaso medio lleno, soy un optimista.
Arriesga y también se mete en un muy distinto al acostumbrado, pasar de la competición de elite a la rutina del empresario.
- ¿Rutina los empresarios? Para nada, al menos no es mi caso. No es tan diferente. Hay que tener disciplina y trabajar con objetivos en los dos campos en el deporte y en la empresa, hay que trabajar en equipo. Pienso que la alta competición es muy parecida al mundo de los negocios.
Compramos ocio a través de diferentes canales, pero lo que sí tenemos a nuestra disposición son las críticas en internet sobre calidad. ¿Es motivo de preocupación? Ir a un hotel ya no es una elección a ciegas.
- Todo lo contario. Pienso que el que el cliente pueda opinar en la red ha servido para que algunos tengan que espabilarse y hacer las cosas bien. Yo estoy encantado, es bueno para nosotros, los hoteleros y es bueno para que el cliente tenga la atención debida.
¿El cliente siempre tiene razón? ¿Es muy exigente?
- Hay de todo. Si estás pagando un dos estrellas, no puedes exigir te abran la cama como si fuera un cinco estrellas. Hay que saber lo que estás pagando y lo que estás recibiendo a cambio. Soy de la filosofía de que el cliente tiene que salir satisfecho y pagando menos de lo que ha recibido.
¿Es cierto que se roban tantas cosas en los hoteles? ¿Es mito o realidad de que los clientes se llevan albornoces, toallas y otros objetos?
- Es un mito, es un castillo que ya se ha desinflado. Que la gente se lleve los jabones y los geles, bien; me los llevo hasta yo de todos los hoteles donde voy porque los colecciono. Llevarse toallas, almohadas, sábanas?, eso no. Es un mito.
Clientes extraños, clientes extravagantes, actuaciones que sorprenden, peticiones raras?
- Rarísimas. Hemos pensado escribir un libro con situaciones comprometidas que han pasado en nuestros hoteles.
¿Por ejemplo?
- Gente sonámbula que aparece en calzoncillos o desnudos en recepción, hay mil historias y muy divertidas la mayoría.
¿Se van a salvar alguno de los hoteles que han visitado para el programa?
- Yo diría que casi todos. Les hemos dado un empujón inicial.
Tenemos la experiencia de Alberto Chicote como salvador de restaurante, ¿usted también ha sido una pesadilla para los hoteleros del programa?
- Chicote es un comunicador maravilloso, tiene su estilo y yo el mío. En el programa me enfado, me río, me emocionó? pero no soy Chicote.
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