DONOSTIA- El dicharachero presentador mostrará hoy, en la tercera entrega del programa, cómo vivió el maratón de Hokaido en Sapporo (Japón) tras su estreno con la Media Maratón de México DF y la emisión la semana pasada de la Carrera del Barroco en Sicilia. Tras narrar su paso por la prueba nipona llegarán el Maratón del Médoc (Francia), el Maratón Ultra Pirineu (Catalunya), la Media Maratón de Bangalore (India), la Media Maratón de Amman (Jordania), la Behobia-San Sebastián (en el penúltimo episodio) y la maratón de La Habana (Cuba). Nueve carreras que ha completado en Europa, Asia y América con su habitual tono desenfadado, al que esta vez incorpora historias de superación personal.

Tiene usted un programa que es un chollo. Le pagan por practicar el deporte que le gusta.

-Me siento tremendamente afortunado por hacer Maraton Man. Es un regalo, un caramelo. Maraton Man es una prolongación de lo que soy y de lo que he hecho en los últimos años, que es correr. Se ha mezclado lo mejor que sé hacer en esta vida. Soy muy feliz.

¿Lleva mucho tiempo corriendo?

-Mi primera maratón fue en Madrid en 2011, pero llevo diez años corriendo. Antes de esa maratón había hecho carreras de diez kilómetros, muchas medias maratones... Hice la progresión que hace alguien al que le gusta correr y no tiene prisa. Empecé a correr poco a poco y ya llevo once maratones, un ironman, infinidad de carreras y lo que queda.

¿Planifica las carreras y entrenamientos?

-Esta segunda temporada ha sido un reto físico importante porque han sido cuatro meses de grabación con cuatro maratones y cinco medias maratones en nueve países. Había que planificarlo muy bien para evitar lesiones. Por suerte mis piernas andan felizmente después de estos cuatro meses.

¿Cuántos días entrena?

-Soy anárquico pero tengo un amigo que intenta llevarme por el buen camino y planificarme los entrenamientos. Intento llevar un orden y suelo hacer una tirada larga de 20 kilómetros el domingo, otro día hago natación, otro gimnasio, otro día series y otro día corro 50 minutos. Con cinco días a la semana puedes hacer casi lo que te propongas.

Ha incorporado más historias humanas, de superación personal.

-Es lo que más me ha llenado. Hemos conocido a gente extraordinaria, con historias de superación para quitarse el sombrero. Gente con ganas de vivir, siempre con la mejor de las sonrisas. El programa no se puede quedar en que yo vaya a un país y corra porque no aguantaría nueve episodios. En la primera temporada ya conocimos a gente maravillosa y hemos querido seguir ese camino. Es un programa de running pero lleno de vida. Hay historias que te emocionan y te dan ganas de quejarte menos. Hemos encontrado gente a la que el running les ha cambiado la vida para bien y les hace felices. Tienen un optimismo brutal.

El programa tiene un tono desenfadado, lo que no quita para que detrás haya una prolongada labor de producción.

-Yo disfruto mucho haciendo el programa. Hay una preparación previa desde Madrid pero luego llegamos el director, el cámara y yo, y nos lo pasamos muy bien. Yo por regla general soy muy disfrutón. Jugamos a la improvisación y a veces cazamos historias al vuelo por estar despiertos. Es un programa que cambia constantemente. Contamos lo que vemos, dónde dormimos, qué comemos y qué nos hace reír y llorar. Pura realidad.

Hay poco postureo entonces. En el ‘running’ se lleva el postureo.

-Si no cuelgas una foto después de correr, es que no has corrido. Pero intentamos que el programa sea lo más real posible. Correr es una moda que ha llegado para quedarse, como el gin tonic. Una vez que la gente empieza a correr y lo saborea, el postureo pasa a un segundo plano. La gente corre para disfrutar, para lograr un objetivo, para compartirlo con los amigos, para vacilar con los amigos...

Antes de estrenar el programa ya viajaba para participar en carreras.

-Había corrido los maratones de Londres, Nueva York, Valencia, Sevilla, Vitoria, Barcelona, Madrid? Siempre me ha gustado organizar minivacaciones con amigos que también corren o con mi pareja, y correr. Correr un maratón es la mejor manera de visitar un lugar porque te cortan las calles para ti, no hay tráfico, te dan agua cada cinco kilómetros y, si acabas, recibes una medalla. Te sientes como dios. Encima te aplauden, que viene bien para el ego.

¿Cómo fue su debut en la Behobia?

-Fue increíble. Tuvimos un enorme cariño de gente que se había emocionado viendo la primera temporada. Eso te da gasolina para hacer diez temporadas más. La Behobia es como la San Silvestre de Madrid: todo corredor tiene que correrla una vez en la vida por el ambientazo que hay. A cada metro hay gente que te aplaude como si fuese tu familia. Eso te da unas vitaminas... Corrí todo el rato con una sonrisa tonta en la cara. Yo nunca había vivido nada igual y mira que he corrido en muchos lugares del mundo. Desde coger el Topo por la mañana a llegar a la salida, que parecía un concierto de rock por los decibelios que había. Es una de las carreras más chulas que he corrido este año. Repetiré. Me dio hasta pena acabarla aunque es una carrera difícil porque hay unas subidas que te quitan el aliento. Lo mejor de todo es que después te comes un chuletón con un buen vinito y se te quitan todos los dolores de piernas.

Estuvo toda la semana en Gipuzkoa.

-Llegamos el martes porque para cada programa grabamos cinco días. Aunque llovió, ha salido un programa muy bonito. Dormíamos en un caserío de Hondarribia. Comimos todo lo que pudimos comer y más.

¿Les ha echado el ojo a más carreras en Euskadi?

-Me hablaron de algunas carreras de montaña. Algún trail seguramente caerá el año que viene pero no sé cuál. Sigo teniendo ganas de hacer carreras. Espero que haya una tercera temporada de Maraton Man. Si no, seguiré corriendo por mi cuenta, como hacía antes del programa.

Frente a quienes van mirando el reloj para batir marcas, usted no da importancia al cronómetro.

-Uno siempre intenta mejorar, es intrínseco al ser humano. Pero al corredor popular le gusta disfrutar. En un maratón se sufre, pero intento disfrutar y no tener la presión del tiempo porque hace que te obceques y dejes de disfrutar. Correr me hace muy feliz y como no voy a batir récords del mundo, intento disfrutar de cada carrera. Hay carreras en las que se ve que lo paso mal pero siempre intento tirar para adelante de la mejor de las maneras, nunca llevando el cuerpo al límite y nunca poniéndome en riesgo. Por abandonar una carrera no pasa nada. Si no te diviertes en el deporte, no vale para nada. Eso es lo que intento transmitir.