WASHINGTON. "No tengo ningún plan específico, tengo muchas ideas en la cabeza. Voy a cenar entresemana con mi familia, que he oído por múltiples fuentes que son una gente maravillosa", explicó el presentador con su característico humor afilado al terminar el programa del martes.

Stewart, de 52 años, se puso al frente de "The Daily Show" el 11 de enero de 1999, cuando el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, se enfrentaba a una posible destitución por su "affaire" con la becaria de la Casa Blanca Monica Lewinsky.

El humorista, que reemplazó a Craig Kilborn, convirtió este programa diario nocturno del canal Comedy Central en uno de los espacios de referencia de la televisión estadounidense, con un total de 20 premios Emmy.

Un referente en la información política interior, con tono irónico y a la vez fiable en los datos.

Adorado por los progresistas y demonizado por los conservadores, Stewart no intentó nunca ser neutral en su comentario mordaz sobre la política y los medios estadounidenses.

Desde la sorna y, en ocasiones, la más profunda indignación, el presentador neoyorquino se despachó sin reparos contra la Administración de George W. Bush, la información convertida en entretenimiento, el bloqueo del Congreso y el movimiento ultraconservador del Tea Party.

"Os agradezco a vosotros, por ver el programa, y a vosotros, por odiar ver el programa, por cualquiera que sea la razón por la que nos seguís cada noche", dijo el presentador en sus tres minutos de despedida anticipada.

Stewart tiene contrato con la cadena hasta septiembre pero está en conversaciones para quizás adelantar su salida, o bien posponerla hasta final de año.

"Conducir este programa ha sido una oportunidad increíble. El honor de mi carrera. Pero en mi corazón sé que es el momento de que otra persona pueda tener esta oportunidad", explicó a la audiencia.

"Este programa no se merece un presentador que esté ni mínimamente inquieto, ni vosotros tampoco", añadió.

La noticia de su marcha saltó horas antes del programa, durante su grabación en Nueva York, y fue confirmada enseguida por la cadena.

"Jon es un genio de la comedia, generoso con su tiempo y su talento y siempre será parte de la familia de Comedy Central", dijo la empresa en su nota difundida en Twitter, con un mensaje en el que se leía "Gracias Jon".

Aunque siempre insistió en que él no era presentador de noticias sino humorista, estudios como el del centro Pew de 2007 le sitúan entre los periodistas más respetados de la nación junto a profesionales como Brian Williams, Tom Brokaw, Dan Rather y Anderson Cooper.

Con una media de 2,1 millones de espectadores cada noche, "The Daily Show" ha mantenido en estos 16 años una audiencia fiel e influyente y se ha beneficiado de las posibilidades de Internet para la difusión de los vídeos entre los que no tienen televisión de pago o no pueden quedarse despiertos hasta tan tarde.

El programa atrae a una audiencia muy golosa y difícil de alcanzar para los anunciantes, los jóvenes, especialmente chicos, de entre 18 y 34 años.

Para esta generación, alejada de los noticieros de las grandes cadenas, Stewart es muchas veces su primera fuente de información y al tiempo válvula de escape de su desencanto y escepticismo hacia la política y los medios tradicionales.

"Para los menores de 30 años, que Jon Stewart abandone el Daily Show es el equivalente de la separación de los Beatles", sentenció la influyente periodista del Washington Post Karen Tumulty en Twitter.