madrid - La Junta Directiva de la Academia, renovada en noviembre, seguirá defendiendo la creación del Consejo Estatal de Medios Audiovisuales (CEMA), potenciará la relación con la industria audiovisual latinoamericana y apostará por recuperar la historia de la televisión a través del testimonio de sus protagonistas en la serie Tesoros Vivos.
No todas las televisiones están a favor del CEMA.
-Lo sé. Estuvo a punto de crearse en la última etapa del Gobierno socialista, con Ramón Jáuregui como ministro de la Presidencia, pero finalmente el sector más ultraconservador de los medios presionó al PP para que no se aceptara.
Los que están en contra citan una batería de leyes que ya regulan la actividad audiovisual. ¿En qué se basan los que están a favor?
-Vendrían muy bien ciertos límites y nada tiene que temer quien no está vulnerándolos. Es más, serían necesarios para todos los medios. La asignatura pendiente de los medios de comunicación en España es fortalecer su credibilidad porque el capital de un periodista es justo esto. Hay excesos que estaría muy bien limitar porque debemos aspirar a tener el mismo reconocimiento que tuvimos durante la Transición, cuando estábamos en los primeros puestos de prestigio profesional.
¿No basta con la legislación actual?
-Los que hablan de leyes no se dan cuenta de que aquí un proceso legal dura muchísimos años y el daño ya está hecho. Además, a veces los jueces acaban diciendo al demandante que es un personaje público y se tiene que aguantar aunque lo que se haya dicho de él no sea cierto.
¿El CEMA podría imponer multas?
-No es el objetivo. Para mí tendría sentido si, como en el caso de Inglaterra, está compuesto por gente de relevancia probada en el mundo mediático. Debe haber una autoridad moral más que sancionadora que frene el ensañamiento con algunas personas en determinados programas. Que haya alguien a quien se pueda apelar. Nosotros seguimos solicitándolo porque somos uno de los pocos países modernos en Europa que no lo tiene.
Usted cree que la televisión está recuperando la centralidad informativa. ¿En qué sentido?
-No me refería a centro en el sentido político, sino en la constelación de medios. Cuando hay un debate en televisión, sea en La Sexta noche, en Un tiempo nuevo, en Los Desayunos,... la prensa y la radio están muy pendientes. Eso le da a la televisión una centralidad respecto al resto.
Las televisiones han mejorado en centralidad. ¿Y en credibilidad?
-Hay terreno por recuperar. Un sector de profesionales se está convenciendo progresivamente de que la credibilidad es el recurso fundamental sobre el que se edifican el respeto y la popularidad, e incluso las grandes audiencias. Me inquieta coger las listas del CIS y ver que los periodistas estamos en la parte baja de la tabla. Es verdad que por detrás están políticos y banqueros, pero eso debería ser escaso consuelo, ¿no?
“Televisión, manipulación”. Así reciben a veces a los profesionales.
-En algunos medios se han cometido excesos, hay algunas cadenas autonómicas muy poco abiertas a la pluralidad y eso es lo peor que puede pasarles a los profesionales en general y a la tele en particular.
Usted siempre dice que lo peor para el sector es la incertidumbre. ¿Podría apostar si dentro de un año habrá más o menos canales?
-Creo que no. La Secretaria de Estado de Telecomunicaciones anuncia una nueva recomposición del orden de los canales, pero no sabemos qué puede pasar. La incertidumbre afecta también, por supuesto, al futuro de TVE que es inquietante y al que se ha llegado por un encadenamiento de decisiones gubernamentales bastante desafortunadas, empezando por la decisión del Gobierno de Zapatero de quitar la publicidad de un día para otro.
¿No había que quitarla?
-No digo que no, pero se podía haber usado un sistema gradual (empezar por La 2, por el prime time...) y ver qué pasaba. Y, sobre todo, tener un sistema alternativo claro. Hemos estado tres años pendientes de la sentencia de un tribunal europeo y no se sabía dónde terminaría TVE. Ahora nuestros colegas están pasando muy mal rato porque la empresa retrocede en audiencia y no saben si el Gobierno va a garantizar la continuidad: no se trata de cerrarla, sino de conducirla hacia la irrelevancia. Es un mal asunto: un país moderno necesita una televisión pública centrada en los problemas de los ciudadanos, que preste un servicio social y conviviendo (aunque siempre hay roces) con las cadenas privadas.
En noviembre, el PP registró en el Congreso una proposición no de ley en la que pedía la vuelta de la publicidad a TVE, lo que sentó fatal a Uteca. ¿Cómo se entiende esto?
-Los grandes grupos también son víctimas de los cambios de orientación (por no decir de humor) de los sucesivos Gobiernos. Ellos también sufren, no sólo las productoras, las empresas pequeñas y los profesionales por esa incertidumbre programada o resultante que ha roto el mapa audiovisual desde hace tantos años. Por encima de la legalidad, y siempre de acuerdo con ella, hay que encontrar un equilibrio que garantice la calma y unas reglas de juego claras para los próximos años, cuando ya está aquí la Alta Definición, las empresas tienen que hacer grandes inversiones y los retos no son sencillos. Para eso hay que escuchar a todos, no basta con tener mayoría absoluta. Llevamos una temporada en la que las decisiones políticas no pacifican el negocio audiovisual. Para progresar, un negocio debe tener reglas claras.
Pendientes de tribunales y políticos, ¿cómo se hacen presupuestos, programaciones y plantillas?
-En España se terminó la transición política -lo que no quiere decir que no se pueda reabrir- pero nunca se llegó a terminar la transición audiovisual. Genera mucha inquietud que cada Gobierno proponga uno o varios cambios en el contexto audiovisual. Así es muy difícil planificar. Al mismo tiempo, observamos un proceso de concentración en los grandes grupos. Si van a surgir nuevos canales para reforzar las posiciones que hay en este momento, sinceramente sería poco interesante. Pero nadie sabe nada. No se puede vivir de rumores porque éste es un negocio serio y una industria muy importante.
¿Cuándo cambiará la situación?
-Siendo pragmáticos, con el calendario electoral que hay a la vista lo más probable es que en esta legislatura ya no pase nada más.