A partir del mes que viene, la red de distribuidores Infiniti comenzará a ofrecer la última generación del Q70. Esta berlina de envergadura renace haciendo suyos los nuevos cánones estéticos de la casa para convertirse en el nuevo estandarte tecnológico. Su catálogo, integrado por motorizaciones diésel, gasolina e híbrida, hace hueco a la mecánica gasóleo 2.2 de 170 CV. Esta unidad, compartida con el Q50, animará a la variante más solicitada, que probablemente rebaje el umbral económico de acceso al modelo, cuya tarifa arranca ahora en 53.750 euros.

El próximo Q70 repite fielmente la misma fórmula que tan buenas críticas ha cosechado en la berlina menor. Es taza y media de esa apetecible y refinada receta que Infiniti ejecuta en su hermano pequeño, el Q50. El parecido entre ambos es tan intenso que hay que fijarse en la talla -y en la tarifa- para distinguirlos. Esa nula discrepancia estética es un arma de doble filo. Por un lado consigue ampliar mercado satisfaciendo a quienes consideran que el Q50 se les queda ‘corto’ -hay familias y empresas que prefieren una berlina de eslora y empaque aún mayores-. De otra parte, algunas de las personas inicialmente atraídas por el señorial Q70 quizá terminen decantándose por la interpretación comprimida, que a priori hace lo mismo pero con unas proporciones y una tarifa más manejables.

Uno y otro mezclan en idéntica proporción distinción y discreción, si bien el inminente sedan aumenta sensiblemente la dosis, es decir, la corpulencia (mide cinco metros, un palmo más), buscando pelea con las berlinas Premium de gran talla. El Q70 aspira a convertirse en el armonioso contrapunto a esa soberbia, aunque para algunos manida, sinfonía alemana que interpretan el Audi A6, el BMW Serie 5y los Mercedes-Benz E/CLS.

Nada tiene que envidiar a todas ellas el modelo de Infiniti. Nada salvo el renombre, algo que solamente se consigue tras muchos años dando el callo. De momento, la marca japonesa escala posiciones y se va ganando poco a poco la confianza de la clientela más exigente. Las buenas referencias y el boca a boca son, en esta categoría, más esenciales si cabe que en el resto.

Para cautivar y convencer a esta selecta parroquia, el Q70 recurre a ingredientes infalibles como el diseño y la calidad. Promete un recital tecnológico semejante al de sus hermanos, procura un alto grado de bienestar y lo recubre de una elocuente y discreta fisonomía. El resultado es un señor coche, que no un coche para señores. Pese a eludir excesos formales, consigue una silueta elegante no exenta de deportividad. Gracias a eso, el Infiniti Q70 resulta apetecible para todo tipo de clientes, desde sociedades que buscan un vehículo con capacidad de representación a particulares de cualquier edad. Son, en cualquier caso, destinatarios sensibles a estímulos como las altas prestaciones, el refinamiento de una ejecución casi artesanal y recursos técnicos de primer orden.