Los fabricantes de prestigio que conforman la vanguardia tecnológica de la industria del automóvil hace ya tiempo que se vienen decantando por la hibridación como fórmula de movilidad sostenible. Audi realiza una decidida apuesta por este sistema impulsor que ahorra combustible y evita emisiones a la atmósfera. La marca de los anillos propone una motorización híbrida que coordina un propulsor de gasolina y otro eléctrica en tres modelos de su gama: Q5, A6 y A8.
Sobre el automóvil se hoy ciernen más dudas que certezas. Nadie tiene del todo claro cómo funcionarán los vehículos de nuestros nietos, pero los expertos están cada vez más de acuerdo en que los de nuestros hijos llevarán impulsión híbrida. Mientras los coches eléctricos puros no tengan más de realidad que de utopía, la única solución de compromiso factible es la que procuran los sistemas de avance mixtos. La combinación de una mecánica eléctrica y otra de explosión no es la panacea para el ecosistema, pero permite reducir de forma drástica las secuelas medioambientales que dejan los automóviles sin menoscabar sus facultades.
Es el objetivo que persigue el desarrollo híbrido patentado por Audi. La casa alemana, que comenzó a experimentar con esta tecnología en los años ochenta, lo emplea para animar a tres de sus productos. Consta de un motor convencional de gasolina, el 2.0 TFSI de cuatro cilindros, asociado a otro eléctrico; este va integrado en la caja de cambios tiptronic de ocho relaciones y se acopla o desacopla al de combustión de forma automática en función de las circunstancias de conducción. Estos motores paralelos pueden trabajar conjunta o independientemente.
El propulsor dos litros de inyección directa procura 211 CV y 350 Nm de par. El eléctrico, de reducidas proporciones, suministra 40 kW (54 CV) y 210 Nm; puede actuar como generador de potencia de tracción, arrancar el motor de combustión o hacer las veces de alternador recuperando electricidad en fases de deceleración y frenada para recargar las baterías (de iones de litio). La labor conjunta de ambas mecánicas depara un rendimiento de 245 CV y un par motor de 480 Nm. Estos ingredientes propician prestaciones contundentes, pero demandan un consumo moderado y producen unos residuos de escape asumibles.
El sistema Audi hybrid plantea cinco modalidades de funcionamiento diferentes. Es capaz de trabajar en exclusiva con el propulsor convencional de explosión y con el eléctrico (3 km a 60 km/h), coordinar ambos, rendir en aceleración intensiva y en modo de recuperación de energía. El salto de una a otra función es automático, aunque también depende del programa de conducción seleccionado por quien lleva los mandos (eléctrico EV, eficiente D o deportivo S).
El constructor alemán resume la aportación de su desarrollo híbrido señalando que brinda "prestaciones de un seis cilindros con el consumo de un cuatro cilindros, y la posibilidad de disfrutar de la conducción puramente eléctrica".