Vitoria. Frank de la jungla ha sido el mejor estreno de Cuatro esta temporada. Su protagonista es Frank Cuesta, un leonés de treinta y nueve años que lleva doce residiendo en Tailandia. Le gustan los animales salvajes y se dedica a rescatar a los que están en peligro y a recuperar especies que se venden en mercados ilegales. Llegó a ese país para montar una academia de tenis. Le atrapó el paisaje y le cautivó la gente. Ahora es el lugar donde está su casa, donde vive con su mujer y sus tres hijos; León le queda muy lejos.
Nace en León, pero vive desde hace tiempo en Tailandia. Un cambio de residencia radical...
Fui a abrir una academia de tenis y me gustó el sitio. Me casé allí y tengo tres hijos, ya son doce años en ese país. Es mi casa.
Resulta curioso ir hasta Tailandia para abrir una academia de tenis...
Puede resultar curioso, no había jugadores y ahora está lleno. Va bien. No me puedo quejar.
En este país descubrió la selva.
Sí, es una de las cosas que he aprendido desde que estoy aquí. Me apasionan los animales.
Tanto que en su casa tiene boas, tortugas gigantes, iguanas... ¿o es una leyenda?
No, no, es verdad. Tenemos tortugas, boas y más animales. Pertenezco a la Asociación de Guardianes de los animales de Tailandia. Solemos hacer rescates y recogemos animales de los mercados ilegales. Los animales que podemos recolocar en la selva porque pertenecen a esa parte del mundo los tenemos en cuarentena y luego los devolvemos a su hábitat. A los que vienen de otros países les intentamos buscar una casa para que la gente los cuide. Los que no pueden ir a ningún sitio nos los quedamos en casa porque no hay otra manera. No los podemos dejar sueltos.
¿Cuántos animales poco comunes para una casa habitan la suya?
Un par de boas constrictor, dos tortugas gigantes, iguanas... Sobre todo animales de Sudamérica que han sido vendidos en mercados ilegales y nosotros recuperamos.
Me imagino que convivir con una boa constrictor tiene que ser apasionante.
Sí y no. Lo que pasa con las serpientes es que no hacen nada y no puedes hacer nada con ellas. Están en casa por ahí...
¿Circulan libremente?
Pues sí. A una boa le das de comer y la dejas que esté tranquila, no es como un perro que te da la pata y puedes jugar con él. Las tenemos, pero llegará algún momento en el que estén tan grandes que habrá que buscarles un zoo.
¿No son peligrosas sus boas?
Claro que lo son. Extremadamente peligrosas, pero las tenemos en una parte de la casa donde los niños no pueden pasar. Lo tenemos controlado para que no haya problemas. La casa es muy grande y tenemos una zona adaptada para los animales y hay una llave que sólo la tenemos mi mujer y yo.
Su casa parece un arca de Noé...
No sé que decirte, hay veces que tenemos doscientos animales...
Todos salvajes, ¿no?
Sí, la mayoría, pero salvajes no quiere decir que sean un peligro. Lo que te decía. De repente tenemos doscientos animales y en ocasiones no hay prácticamente ninguno. Dependiendo de la época del año y de lo que hayamos recogido, hay muchos o pocos.
¿Animales curiosos?
Sí, una vez encontramos un dragón de Komodo en una finca y lo tuvimos que recolocar donde pudimos. ¿Un arca de Noé? Depende de la época del año.
¿No tiene miedo?
Como todo el mundo, de eso no se libra nadie.
¿Hace poco, en el programa de Cuatro, usted estuvo a punto de morir asfixiado por culpa de una serpiente?
Accidentes hay siempre. Si te refieres a lo que salió de la pitón en la tele, son cosas normales que pasan... en la tele parece más.
¿Normales?
Sí. Ha sido todo muy sensacionalista. Accidentes de ese tipo hay muchos, tampoco fue tan grave...
¿No le parece grave estar a punto de morir?
Es mucho más peligroso cuando te muerde una serpiente con veneno. Tampoco fue una de las peores situaciones que hemos vivido. En el mismo episodio donde estaba esa pitón, tuvimos una cobra real en la mano y es bastante más peligrosa.
¿Ha tenido muchos accidentes con animales?
Muchos. Imagínate, diez años trabajando con animales en la selva. Te muerden serpientes venenosas, estuve en coma una vez por la picadura de una cobra. Los mamíferos cuando te atacan y te muerden es complicado. Si estás cerca de la ciudad te vas a un doctor, pero cuando está a veinte kilómetros dentro de la selva, una herida que en la ciudad es pequeña se te hace muy grande. ¿Qué te parece?
Puede ser una vida apasionante, pero pone los pelos de punta.
Fíjate, muchas veces me he tenido que coser a mí mismo porque no tengo posibilidades de llegar a un doctor. Los mamíferos son los animales más complicados en la selva.
Supongo que con estas experiencias, su ciudad natal, León, le tiene que parecer aburrida.
Salí de León en el 85. Llevo muchos años fuera. Hace unos meses volví y me pareció que la ciudad estaba muy bonita, me gusta.
Veo que Tailandia le ha cautivado.
Es el país donde está mi familia y donde está mi vida. Llegué soltero, pero muy pronto me casé y es donde está mi casa.
Cambió la vida urbana por la jungla, ¿no le costó?
No, llevo diez años haciendo lo que estáis viendo en televisión. Hago investigaciones para el Gobierno, localizamos animales y los recolocamos en la selva. Es un trabajo que te lleva mucho tiempo, pero es muy bonito.
¿Qué le resulta más peligroso, los animales de la selva o las personas?
Las personas, incluso dentro de la selva, y cuando te encuentras con cazadores furtivos ni te cuento, eso sí que es peligroso.
¿Cómo definiría Tailandia?
Es el sitio donde me siento en casa. Es un lugar que tiene una diversidad de culturas muy grande y lo mejor es que al vecino no le importa lo que hagas, le importa lo que pasa en su casa, nada más. A la gente le da igual quién eres, qué haces, va a lo suyo. Me encanta también que sonríen constantemente. Es una maravilla de país.
¿Tenemos una imagen real de Tailandia?
No es tan idílico como se imagina la gente. Hay dos opiniones sobre Tailandia. Una es el tema de la prostitución y otra las vacaciones. Si quitas las dos, hay muchas más historias dentro de este país.
¿Vive cerca de la ciudad?
Calculo que a unos setenta kilómetros de Bangkok, a una hora. Voy a la ciudad de vez cuando, pero no mucho. Me gusta estar retirado.