vitoria. Amparo Baró es la veterana de El internado en todos los sentidos; por edad y trayectoria profesional, además de llevar en la serie desde el primer capítulo. Es una actriz de múltiples registros. En esta ocasión le ha tocado trabajar con un reparto muy joven, casi adolescentes, y está encantada. Siempre se ha sentido bien entre la juventud. Le gusta su frescura.

Última temporada en "El internado", ¿cómo lo lleva?

Lo llevo bien, con un poco de tristeza porque se va a terminar, pero por otro lado con la satisfacción del deber cumplido.

¿Le parece una serie muy diferente a todas las que ha hecho?

Sí, es una serie muy distinta, empezando por los medios espectaculares que ha puesto Globo Media, por el tema, por la calidad, por los repartos?

Ha tenido que trabajar con muchos actores muy jóvenes...

Es estupendo, siempre se aprende de todo el mundo y, sobre todo, con la espontaneidad y la riqueza natural que tiene la gente joven. Todo eso siempre nos hace aprender mucho a los muy mayores como yo.

Supongo que ellos habrán aprendido algo de usted, ¿no?

Creo que nos aportamos cosas los unos a los otros, esa es la historia de la vida de un actor. Yo he aprendido, sigo aprendiendo y esta es una carrera que nunca se acaba.

La interpretación le une a la gente joven, pero los lenguajes son muy diferentes.

Media distancia, pero como me he movido al ritmo que me han pasado los años, entiendo muy bien el lenguaje de los jóvenes, me adapto muy bien a su forma de expresarse. Me gusta mucho estar integrada en ese mundo joven.

La gente joven recibe mayoritariamente críticas por parte del mundo adulto.

No sé por qué. Están empezando, yo también fui joven y también empecé. Tuve la gran suerte de empezar con los mejores y de ellos aprendí mucho, pero sigo aprendiendo. A los jóvenes quizá se les pueda preguntar, ¿tú qué quieres, ser famoso o actor? que lo tengan claro, es lo único que les pido a los chicos y las chicas que trabajan conmigo. Si lo tienen claro, no me cabe duda, lo van a conseguir.

Fama e interpretación. En su tiempo la fama venía dada por el trabajo, ahora median otras historias.

Quizá ahora se piense que salir en televisión y que te paren por la calle te convierte en un actor, no es así. La gente que empieza ahora, que dentro de nada estará cuajada y que será joven con talla de maduros, los que quieran ser actores lo serán aparte de que salgan en las portadas. Vivimos en otro mundo, no es como cuando yo empezaba.

¿Le para la gente por la calle?

Sí, claro, pero a mí eso no me asombra porque me ven en sus casas. Cuando empecé en televisión, en el paseo de La Habana, en el año 59, también me paraban por la calle. Entonces sólo estaba la televisión, La 1. La gente no tenía más remedio que verme, entonces también era muy conocida. Ese es un fenómeno natural, no pasa nada con eso.

Termina "El internado", ¿ahora qué?

Ahora voy a descansar un ratito y quiero hacer teatro.

¿Sigue las consignas del gobierno de Zapatero en cuanto a la jubilación?

Sí, claro, yo a las ordenes de... Ja, ja, ja. Tengo la suerte de que puedo elegir, si hay alguna cosa que no me guste mucho, no la hago. Cuando termine esto quiero descansar un rato, hacer una obra de teatro y descansar otro rato. Pero morirme en un escenario no quiero.

Es un tópico lo de morir en un escenario, ¿le parece de mal gusto?

Totalmente de acuerdo, me parece una falta de educación. Ja, ja, ja?

¿Contempla su vuelta a televisión?

Te ofrecen alguna cosa, pero te repito mi edad, tengo 72 años. Llevo muchos años trabajando. Antes de empezar la entrevista comentabas que trabajar ha pasado de ser un castigo divino a regalo de Dios, aunque es cierto eso, a lo mejor descanso un rato.

No me imagino a Amparo Baró mano sobre mano. ¿Qué hace cuando descansa?

Pues me puedes imaginar, me gusta mucho ir al campo, y disfruto con los árboles, con el huerto, me gusta la cocina, me gusta leer, me gusta escuchar música; me gusta la vida, me gusta ver cómo brota esa vida en el campo, ahora mismo está precioso. Tengo una casita a cien kilómetros de Madrid. Voy de vez en cuando.

¿Es de las personas que se divierten con los productos del huerto?

Es una maravilla, pero este año no tengo huerta, no me han plantado nada. Mira, disfruto con cosas muy sencillas, me gusta coger un tomate de la mata. Disfruto de las cosas pequeñas.

También disfruta viajando

Eso también. Pero disfruto de los viajes grandes y de los pequeños. Si tengo unos días me voy a Cádiz, tengo allí unos amigos y pasaré unos días con ellos. Cuando termine El internado, a finales de agosto, también tengo previsto un viaje a Brasil, tengo conocidos allí.

¿Ha cambiado mucho la profesión?

En el fondo no. En el fondo están las mismas preocupaciones, las mismas ansias, las mismas dificultades. Ahora hay más facilidades para entrar en esta profesión que cuando yo era jovencita. Básicamente no han cambiado muchas cosas.

¿Qué hubiera sido usted si no hubiera sido actriz?

No me lo puedo imaginar. Son tantos años de hacer lo mismo: estudiar teatro, leer teatro, hacer teatro, si vuelvo la vista atrás no veo que hubiera sido sin esta profesión. Soy una estudiosa del teatro, creo que no sabría hacer otra cosa, soy muy manazas.

Sabe cocinar, ¿no?

Esto es una de las cosas pequeñas, aunque quizá estoy diciendo una memez con los cocineros que tenéis ahí arriba. Lo que yo hago es de casa, cositas sin más.