Si la tecnología se aplica a distintos sectores... ¿por qué no hacerlo también al del sexo? Y no solo para conseguir placer, ya que igualmente existen dispositivos terapéuticos. Ya sea para experimentar de manera individual o con tu pareja, para reavivar esa chispa en los momentos más calientes o porque mantienes una relación a distancia, el sextech puede convertirse en tu mejor aliado.

A distancia

Es el último caso para crear o mejorar los teledildonics, es decir, los encuentros sexuales virtuales que utilizan tecnología para imitar y ampliar la interacción sexual humana. El término se hizo conocido después de que el crítico de tecnología y escritor Howard Rheingold lo usara en su libro Realidad virtual, de 1991.

Y en cualquier cita no pueden faltar los besos, aunque no se den en persona. Y no importa la distancia a la que te encuentres de la otra persona con Kissenger, formado por las palabras kiss (beso en inglés) y messenger. La empresa Lovotics ha diseñado varios prototipos (uno que parece un cerdito de peluche y otro con forma redonda con labios) para simular que besas a otra persona a través de un molde de silicona. La boca artificial imita los movimientos y la presión que ejercen los usuarios que a la vez realizan una videollamada.

Dispositivos de Kissenger que se adapta al smartphone para dar la sensación de besar a alguien

El mismo sistema emplea también otro dispositivo con el mismo nombre, pero se trata de una especie de funda con sensores en la parte inferior que se adapta al smartphone. De esta manera, las dos personas pueden verse los ojos a través de la pantalla y tener la sensación de que se besan físicamente.

Para avanzar en el encuentro, podemos contar con un vibrador. Existen muchos modelos, pero para estas ocasiones mejor tener a mano un dispositivo con control remoto como el Lush 3. Se puede controlar a cualquier distancia a través de la aplicación. Incluye diferentes niveles y modos de vibraciones, se puede sincronizar con la música y en su página web aseguran que es el más potente del mercado.

Y si pensábamos que lo habíamos visto todo... pues también se pueden encontrar a la venta las bragas vibradoras. Aunque hay que aclarar este término, ya que no se trata de ropa interior con un motor, sino que se incorpora un vibrador que queda imantado a ellas o se coloca en un bolsillo diseñado para ello. Se pueden controlar mediante un mando a distancia, con conexión Bluetooth o a través de una app.

Un vibrador para incorporar a la ropa interior.

Y para aquellos románticos que quieren dormir abrazados a su pareja pero no pueden por la distancia, ya están inventados los dispositivos para colocar en la almohada y transmitir el latido del corazón de la otra persona. Esa es la función de Pillow Talk, creada por la empresa Little Riot. Se trata de dos dispositivos vinculados entre sí que se conectan también con una pulsera a través de internet. Cuando uno de ellos se activa, el otro brilla para indicarlo y envía una notificación a través de la app al móvil y así, sin necesidad de enviar un mensaje de buenas noches, ya se sabe que la otra persona se va a dormir.

Encuentros virtuales

También la realidad virtual está al servicio de la sexualidad. Todos los sectores deben innovar para seguir creciendo y éste no iba a ser menos. Por eso, existen varias empresas dedicadas a la creación de cine erótico para transmitir a través de gafas de realidad virtual. Eso sí, ten en cuenta que se deben ver este tipo de imágenes y vídeos con el objetivo de jugar con los sentidos y potenciar el erotismo, sin crear una dependencia ni traspasar los límites legales.

Por otro lado, en el mundo virtual también se pueden crear avatares para establecer encuentros sexuales y jugar del mismo modo que en el famoso videojuego de los Sims.

Eso sí, cuidado siempre con la práctica del cibersexo y sexting (envío de mensajes, fotos y vídeos de contenido sexual), ya que al fin y al cabo, todo se realiza a través de una conexión a internet que puede ser hackeada.

Robots

Y cómo no, los robots también están presentes en este sector. El mercado del sextech está creciendo tanto en los últimos años que ya en la edición de 2020 de CES, la feria de tecnología y electrónica de Las Vegas, se le dedicó un espacio destacado.

Por eso, varias compañías se dedican a diseñar y crear robots con el objetivo de dar placer. Algunos modelos hechos de silicona son hiperrealistas y capaces de hablar, interactuar con el usuario y hasta de sentir orgasmos gracias a los sensores colocados en determinadas partes.

Yuri Tolochko en su boda con su robot sexual 'Margo'.

Por eso, con tanta evolución y posibilidades, ya se habla de personas digisexuales, es decir, aquellas cuya identidad sexual primaria proviene del uso de la tecnología. Así las describen Neil McArthur, director del Centro de Ética Profesional y Aplicada de la Universidad de Manitoba, y Markie L.C. Twist, de la Universidad de Wisconsin Stout, ambos especializados en sexología y responsables de un estudio sobre el tema. Es el caso de Yuri Tolochko, quien se casó con su muñeca sexual Margo.