Xosé Touriñán Disfruta de igual forma en un plató que yendo de pueblo en pueblo con una obra de teatro. Reconoce que ha tenido mucha suerte y que el trabajo se le multiplica, al menos por el momento, y Ees lo que le gusta: estar en movimiento.

En los últimos años ha alternado el drama con la comedia, y ha sido narco en Fariña (él dice que “un narco de pacotilla, menor en la escala del universo de la droga”), y en la serie cómica Justo antes de Cristo es un esclavo que trata por todos los medios que su señor, Manio, “mueva el culo de una vez y tenga ambiciones, porque el chico ese será muy patricio romano, pero es un parado. Nada le apetece”. El actor gallego comenta que soporta bien Madrid para trabajar, pero que siempre vuelve el fin de semana a su pueblo, Culleredo, cerca de A Coruña, un tranquilo lugar rodeado de campos y montañas.

Viendo su trabajo en las últimas series en las que ha participado hay que decir que tiene profesiones extrañas: narco en Fariña y esclavo en Justo antes de Cristo.

Ja, ja, ja? Visto así resulta sorprendente, sí, pero oye, ¿crees que narco y esclavo son profesiones? Bueno, quizá la de esclavo es más una profesión que la de narco. Lo que sí puedo decir es que con los dos personajes he disfrutado mucho. Esto es lo que tiene que decir todo actor para quedar bien, solo que en mi caso es verdad.

¿En qué ha cambiado la vida de Agorastocles, su personaje en Justo antes de Cristo, de la primera temporada a la que tenemos ahora?

Vaya nombre que me han puesto, ¿eh? Agorastocles se va del campamento en la primera temporada y vuelve en esta segunda con una imagen distinta y un nuevo estilo. Parece que se va a comer el mundo, pero no. Vuelve a su sitio al lado de ese patricio irresponsable que es Manio (Julián López).

¿Cuál es su misión exactamente?

Que el tío se mueva, que espabile, y al final pasa algo que no puedo contar. Seguro que aún hay muchos que no la han visto y no lo saben, así que cero spoilers.

¿Se veía usted en una serie de romanos?

¿Verme? Lo podría haber soñado, pero ni eso. Quizá sí en una de vaqueros. He hecho la de romanos, pero cuando me lo dijeron me pareció una locura, maravillosa pero una locura que pensé que no iba a salir.

¿Hombre de poca fe?

No, pero es que no solo era una de romanos, es que lo que me proponían era una comedia. Ha sido una suerte hacerla y estoy encantado. He tenido un viaje al pasado muy divertido.

¿Cómo fue la grabación?

Ser romano hoy en día es complicado, sobre todo si grabas en octubre en la sierra de Madrid. Pasamos mucho frío y usamos mucha manta mientras rodábamos en exteriores. Yo no lo pasé tal mal. Ya me lo decían: Tú no te preocupes, lo aguantarás que eres del Norte. Pero veía al pobre de Julián, que es todo huesecillos y piel, temblando de frío... Al menos yo tenía una capa de grasa para no congelarme.

Esa aventura terminó y andará ya en otras...

Estamos viajando con la adaptación teatral de Fariña, (suspendida en estos momentos por la crisis del coronavirus), y a finales de este año o principios del siguiente, haremos gira por toda España. Y también estoy terminando de rodar una serie para Netflix titulada El desorden que dejas. Además, tengo una peli firmada para el verano, aunque no puedo decir nada más.

Si ya está firmada...

Sí, pero siempre se puede ir al garete un proyecto por muy firmado que esté. No sería la primera vez.

¿Le da usted a todo?

Sí y está muy bien, así cuando me preguntan eso de qué medio escojo puedo decir: Los tres a la vez.

¿No es complicado hacer todo de golpe? ¿No se vuelve loco haciendo trabajos tan diferentes?

No debería ser yo el que diga si estoy o no loco, pero sí es cierto que llevo unos años trabajando mucho. En Galicia hago mucha tele habitualmente, aunque ahora algo menos y he tenido que bajar el pistón. Pero sinceramente, me vuelvo más loco cuando no tengo nada que hacer. Muchos me dicen cuando me ven en tantos proyectos: Te vas a quemar, te vas a quemar. Y yo digo que no, que lo que más quema es estar en casa esperando a que te llamen.

¿Es de los que espera sentado y con el teléfono en la mano?

No, no tengo esa paciencia. Si nadie me da un proyecto, me lo busco. El teatro funciona en ese sentido, y si no hay cine ni televisión siempre puedes montar una obra.

Pero solo del teatro no se vive, o eso dicen sus colegas, ¿usted puede?

No solo se trata de lo económico, que es muy importante, sí, pero el teatro te permite disolver esa sensación de no hacer nada en un tiempo. Es que a mí no me gusta estar parado.

Pues la de actor no es la profesión ideal para satisfacer sus gustos.

Ya, pero no me ha ido mal y no me quejo. Lo que digo es que siempre tengo que estar en movimiento y tener entre manos más de una cosa.

Suele comentar que es actor por casualidad.

Estudié Filología Gallega y Portuguesa para ser profesor de cualquiera de esos dos idiomas, pero aunque ese era el destino de la carrera creo que nunca pensé en serlo.

¿Tenía el gusanillo de la interpretación?

No, ni en sueños. Lo que quería era ser futbolista. Pienso que es el sueño de toda mi generación. Es que fíjate qué sueldazo tienen por pasarse la vida jugando con un balón, como si fueran niños.

Cambiando de tema, ¿son reconocibles en la obra de teatro de Fariña la serie de televisión y el libro?

El libro sí. Esta obra está coproducida por Nacho Carretero, autor del texto, y con la televisión no tiene nada que ver, porque la serie se centra más en personajes individuales. Es la sociedad la que protagoniza la obra de teatro. En el escenario tratamos de mostrar qué es lo que pasó en esos años, cómo reaccionaba la gente. Están las madres que lucharon contra toda esa mierda y la verdad, con lo que yo hice en la serie no tiene nada que ver. El texto que escribió Nacho es otra dimensión.

¿Un libro necesario?

Pienso que sí, creo que es necesario hablar de nuestra historia, aunque sea de las partes feas, de ese polvo que había y que siempre se quiso esconder debajo de la alfombra. Hay muchas alfombras que levantar y que sacudir en nuestra sociedad. Hay que pararse a leer todo lo que ha pasado a nuestro alrededor, y no solo lo que cuenta Fariña, porque hay más temas. Debemos intentar conseguir que esas partes oscuras no vuelvan a nuestras vidas nunca más.

¿Y si vuelven a aparecer?

Que nos encuentren preparados, con las herramientas debidas en las manos y con la mente muy abierta para rebelarnos ante ellas. El mayor error es volver a caer en los mismos errores.

Por edad, usted no vivió la intensidad de la época que Carretero cuenta en Fariña.

A mí me cogieron muy de niño algunas cosas y otras no las viví. Además, donde yo vivo no es zona de costa, aunque sí está cerca, pero no tuve relación con el mundo de la droga.

Hablamos del narcotráfico gallego en pasado. ¿Ha terminado esa etapa?

No. El tema de la droga está muy presente y seguirá estando. Fariña no es una historia de algo que ya pasó, porque sigue pasando. Sigue entrando mucha droga y es algo que mostramos en el espectáculo teatral. La droga no es un problema histórico que se quedó en el pasado, es del presente y sigue afectando a mucha gente.

Sin embargo, los grandes capos gallegos del ayer no son como los de hoy. Al menos, no tan visibles.

El gran cambio es ese, no la desaparición del narcotráfico. Esa ostentación que se muestra en Fariña de los narcos del pasado ahora ya no existe. Ese presumir, eso de mostrarse como el jefe del pueblo, ya no. No hay tantas evidencias como antes. Antaño, alguien que fuera narco andaría con su Ferrari y su pazo de lujo en Cambados o en la ría de Arousa, cuando ahora el Ferrari lo tendrá en Montecarlo y una villa en una isla, por decirte algo. Seguro, eso sí, que ese alguien tendrá un palco vip en los mejores estadios de Europa. Pienso que los de hoy son grandes empresarios y que nadie conoce la cara que tienen.

Ya para ir terminando, y volviendo al humor, ¿cree que habrá tercera temporada de Justo antes de Cristo?

Yo lo deseo y me encantaría, pero no tengo ni idea. Volver a esta locura que hemos vivido en el rodaje sería un sueño.

¿Hay argumento para ello?

Imagínate. Podríamos hacer un Cuéntame romano. ¿Te imaginas una historia de romanos que llegara hasta hoy?

¿No sería excesivo?

Sí, la verdad, a mí me gusta que las cosas duren lo justo, no alargarlas, pero sí pienso que Justo antes de Cristo tendría una tercera temporada muy clara, porque hay tramas que se quedan abiertas y molaría verlas acabar.

PERSONAL

Edad: 40 años (16 de marzo de 1980).

Lugar de nacimiento: Culleredo (A Coruña).

Formación: Se licenció en Filología Gallega y Portuguesa en la Universidad de Santiago de Compostela, pero nunca ha ejercido de profesor.

Trayectoria: Comenzó a trabajar como actor en la televisión gallega y ha participado en sus principales series. También ha sido presentador de varios programas. En el conjunto del Estado se dio a conocer con Fariña en 2018. Ese mismo año grabó las primeras temporadas de Pequeñas coincidencias y Justo antes de Cristo. En estos momentos tiene entre manos la nueva ficción de Netflix, El desorden que dejas, y también está con la obra de teatro Fariña y con una película, ya firmada, que comenzará a rodarse en verano.