Hendaia: descubre la joya de Iparralde que lo tiene todo para disfrutar de días de playa y cultura
Como ciudad fronteriza, Hendaia goza de atributos especiales: incentiva su vida, su cultura y su turismo desde otras regiones limítrofes. Y aunque la ciudad rebosa de atractivos de toda índole es, además, un destino decisivo para acercarse a otros pueblos con encanto de su entorno
Una buena y gozosa manera de obtener una panorámica de la historia de Hendaia y sus valores culturales y tradicionales es recorrer a pie el paseo marítimo de la ciudad de más de un kilómetro de largo. La visita al barrio de la playa te permite revivir no sólo su azarosa historia, sino también descubrir sus 70 villas catalogadas de inspiración neovasca. Construidas entre 1900 y 1930 confiere a la estación balnearia su especial carácter. Esta podría ser la tarjeta postal que cualquier visitante escogería para enviarla a familiares y amigos, si no nos diera hoy día tanta pereza para escribir, comprar una estampilla y ¡buscar un buzón de correos para echarla! Pero si tus energías andariegas están limitadas también puedes hacer este recorrido con el trenecito Hendaizako Tren Tipara, en visita guiada, para descubrir alguna de sus tradiciones desveladas por la propia guía.
Una de ellas, entre otras muchas, es la existencia del Olentzero. No es el Papá Noel vasco. Olentzero es un carbonero que baja de las montañas para ofrecer su carbón a la gente para calentar sus hogares. Según varios investigadores de principios del siglo XX, es una especie de personificación de la estación invernal. En Hendaia, el rito ya existía antes de la Segunda Guerra Mundial. En 1947, Andoni Etxarri (fallecido en septiembre de 2024) fue el primero en encarnar al personaje durante una Olentzero bidasotarra, en el Festival Vasco. Con cuatro años, desfiló en una carroza creada para la ocasión.
Breve historia
Hace siglos, Hendaia era un pueblo pesquero cuyos habitantes eran intrépidos marineros de ballenas. Esta actividad forjó la fortuna y la gloria de la ciudad. Posteriormente, la implementación del ferrocarril y la línea Paris-Madrid en 1864, marcó el advenimiento del turismo en esta ciudad costera vasco-francesa. La playa se dotó de un muro de protección mientras un casino de estilo neomoriscoy un palacio de aires neovascos empezaron a atraer a la alta sociedad vasca.
Actualmente, Hendaia es una hermosa ciudad que se puede callejear tranquilamente y disfrutarla desde sus muchas vertientes. Una de ellas, obviamente, es la marina. La playa principal, por ejemplo, es infinita (casi 4 kilómetros de longitud) y está protegida del oleaje por lo que es una de las más seguras de la zona. Es ideal para la iniciación del surf. No en balde, existen 8 escuelas de surf y hasta las personas con alguna discapacidad pueden igualmente descubrir este apasionante deporte. Pero éste no es el único deporte que se vive con pasión en Hendaia: el rugby, el tenis, el balonmano, la pelota vasca y el fútbol, son, entre otras, muchas actividades deportivas que pueden verse o practicarse.
Si el lector es futbolero conocerá a Lizarazu.Nacido el 9 de diciembre de 1969 en Hendaia, Bixente Lizarazu inició su carrera futbolística en el equipo local Eglantins. Tras debutar profesionalmente con el Girondins de Burdeos, pasó una temporada en el Athletic de Bilbao, antes de fichar por el Bayern de Múnich (Alemania) durante 9 años. Convocado en 97 ocasiones con la selección francesa, no sólo ganó la Eurocopa 2000, sino también, y sobre todo, la Copa del Mundo de 1998 con Les Bleus, tras una histórica victoria sobre Brasil el 12 de julio.
Puerto de la Caneta y paseos en velero
Con su acceso directo a la bahía de Txingudi, el puerto de la Caneta fue un lugar estratégico para la pesca de la sardina hasta principios del siglo XX. Actualmente es un barrio muy interesante para visitar. Se trata de un lugar fortificado y sus múltiples cañones se orientan exclusivamente a Hondarribia. Pero uno de los placeres, especialmente en el atardecer, para compartirlo con la familia y los amigos, es el paseo en velero que ofrece la escuela de vela SPPS en têtê, supervisado por un instructor cualificado. Esta aventura marítima dura dos horas y promete una experiencia inolvidable.
Como también lo es la de Les Sentiers de la Mer. De acuerdo con las tendencias del turismo lento, durante la navegación durante el día y la noche, se recorren los senderos del litoral vasco, se descubren impresionantes acantilados con sus llamativos contrastes cromáticos, y se disfruta de alojamiento. Al finalizar, se disfruta de una agradable comida con el patrón, y el crucerista que se atreva, tras una copa de buen vino, puede emular la canciones de Charles Trenet o George Brassens sin complejos.
Domaine de Abbadie
Quienes gusten de conocer las interioridades de los lugares que visiten en Hendaia pueden empezar por una inmersión en el Dommaine de Abbadie. Un paraje natural de 66 hectáreas, propiedad del Litoral. Se trata de una reserva biológica y geológica que permite retroceder en el túnel del tiempo hasta 80 millones de años, cuando el mar aún ocupaba el actual emplazamiento de los Pirineos.
El sendero, de 6 kilómetros, bordea la costa y ofrece visitas impresionantes de los escarpados acantilados que caen abruptamente al océano, la espléndida Bahía de Loya y las dos emblemáticas rocas de caliza rosa los Deux-Junmeaux (las Dos gemelas).
En la curva de la carretera, se puede admirar la Abbadíe, el Castillo del Observatorio y descubrir Larretxea, una antigua granja restaurada dedicada al Centro de Recursos Transfronterizos, que ofrece una rica fuente científica de documentales sobre el medio-ambiente y el desarrollo sostenible. También se descubre el antiguo caserío de arquitectura tradicional Nekatoenea, que acoge a artistas en residencia durante todo el año. Probablemente, el precursor de esta idea bien pudiera haber sido de Winston Churchill, quien del 7 al 15 de julio de 1945, el Primer Ministro británico y su esposa se alojaron en el Domaine Bordaberry, a las afueras de Hendaia, para disfrutar de su pasatiempo favorito: la pintura. También le gustaba contar chistes verdes, pero no fue por esto por lo que se le otorgó el Premio Nobel de Literatura en 1953.
En busca de un souvenir diferente
Si dudas a la hora de llevar un recuerdo de Hendaya a familiares y amigos, el artesano Fernando Zapirain, heredero del arte de hacer makilas, te ofrece piezas únicas hechas a medida. Este bastón tradicional de madera de níspero se usaba antiguamente para caminar, pastorear, guiar el rebaño o defenderse (nunca se sabía en donde podía aparecer el loco de turno).
En este sentido, otra oferta la brinda también Sonia Uranga, que tiene para sus visitantes jabones artesanales marcados por su calidad y originalidad. Los jabones de esta artista están disponibles en cualquier mercado. Cada pieza de jabón se convierte en una oda a la artesanía, la tradición y la modernidad.
En esta oferta de souvenirs esquivadores de los imanes de nevera, sería una herejía olvidarse de los quesos. Visitar Grasnetxer, la casa de los quesos, es hacer un exquisito paseo sensorial gustativo y olfativo que te revela la variada gama de quesos de las diferentes regiones de Francia. ¡Bon voyage! ¡Bidaia ona izan!
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