El Gobierno británico elevó la tensión ayer al amenazar a la Unión Europea con tomar medidas unilaterales si no cede a sus demandas para reformar el Protocolo sobre Irlanda del Norte negociado en el acuerdo del brexit.
La ministra de Exteriores, Liz Truss, hizo la advertencia en una llamada con el vicepresidente comunitario, Maroó ?efcovic, después de que este le confirmara “que no puede ampliar su mandato negociador ni hacer nuevas propuestas para reducir el nivel de fricción comercial” provocado por el protocolo, según un comunicado del Ejecutivo de Londres.
?efcovic respondió por su parte que “no es aceptable” la acción por cuenta propia, que “de hecho dejaría de aplicar un acuerdo internacional”, y mantuvo que “solo las soluciones conjuntas funcionarán”.
En la conversación, Truss dijo al comisario de Relaciones Interinstitucionales que su Gobierno “no tendrá más remedio que actuar” si el bloque no muestra “la flexibilidad necesaria” para mejorar el protocolo norirlandés, que en su opinión está socavando la estabilidad en la provincia.
El Ejecutivo del primer ministro, Boris Johnson, estudia presentar en los próximos días un proyecto de ley que le permitiría anular unilateralmente disposiciones de ese documento firmado en 2020 con la UE, a lo que los Veintisiete podrían responder con otras medidas punitivas.
El protocolo establece controles de las mercancías que van de Gran Bretaña a Irlanda del Norte a fin de evitar una frontera física entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda -parte del mercado único-, en cumplimiento del Acuerdo de Paz de 1998, que acabó con décadas de conflicto armado en Irlanda del Norte
De acuerdo con el comunicado británico, Truss subrayó en la charla que “la prioridad del Reino Unido es proteger la paz y la estabilidad” en la zona y mantuvo que el protocolo “se ha convertido en el mayor obstáculo para la constitución de un Ejecutivo” en Belfast.
Tras la victoria el pasado jueves en las elecciones autonómicas del republicano Sinn Féin, el Partido Unionista del Ulster (DUP), segunda fuerza política, se ha negado a formar un gobierno de poder compartido hasta que se elimine el protocolo, que ve como una amenaza a la integridad territorial del Reino Unido.
La ministra de Exteriores también dijo a ?efcovic que los controles comerciales impuestos hasta ahora “están causando una interrupción inaceptable del comercio” dentro del territorio británico, que discrimina a los norirlandeses.
Por su lado, el político eslovaco defendió las medidas propuestas por Bruselas para facilitar las operaciones y reconoció que causa una “gran preocupación” que Londres “se embarque en el camino de la acción unilateral”.
Ello “socavaría la confianza entre la UE y el Reino Unido y comprometería el objetivo final” de ambos, proteger el acuerdo de paz, “al tiempo que se garantiza la seguridad jurídica y la previsibilidad para las personas y las empresas de Irlanda del Norte”, afirmó. A su vez, el ministro de Asuntos Exteriores de Irlanda, Simon Coveney, consideró que aún se puede llegar a un consenso, pero avisó de que Bruselas no negociará bajo “amenazas” del Gobierno británico.
The Times publicó ayer que el Ejecutivo de Boris Johnson ha recibido el visto bueno de sus asesores legales para tramitar una ley que le permita anular partes del protocolo que él mismo firmó pero que ahora considera insatisfactorio.
La principal abogada gubernamental, Suella Braverman, considera que sería legal invalidar algunas disposiciones debido a que amenazan la estabilidad en Irlanda del Norte, lo que socavaría el pacto de 1998, que ha de primar sobre el acuerdo con la UE.
A finales de 2020, el Gobierno conservador ya llevó al Parlamento una legislación que abría la puerta a incumplir el acuerdo sobre Irlanda del Norte. l
l Proceso legal. Si el Reino Unido decidiera romper el protocolo norirlandés, la UE podría reactivar el proceso legal que había iniciado contra la Ley de Mercado Interno, que quedó suspendido en julio.
l Guerra comercial. También podría imponer aranceles sobre productos británicos, lo que amenazaría con iniciar una guerra comercial entre ambas partes, e incluso suspender por completo el Acuerdo de Comercio y Cooperación que fija los términos en los que el Reino Unido abandonó el bloque.
Subrayó que el Reino Unido y la UE son “socios que se enfrentan a los mismos desafíos globales en los que defender el Estado de derecho y cumplir con las obligaciones internacionales es una necesidad”. “Trabajar codo con codo de manera constructiva es de suma importancia”, señaló.