- Los países de la Unión Europea acordaron ayer iniciar el proceso para que Ucrania, Moldavia y Georgia se puedan convertir, en un futuro, en miembros del club comunitario, tras la petición que estos tres países hicieron a Bruselas la semana pasada. Según informó la presidencia francesa de la Unión en su cuenta oficial de Twitter, los Veintisiete pidieron ayer a la Comisión que dé el primer paso en ese camino, elaborando el informe necesario para decidir si los países de la UE conceden a Ucrania, Moldavia y Georgia el estatus de país candidato.

“Acuerdo para invitar a la Comisión Europea a presentar una opinión sobre cada una de las solicitudes de adhesión a la UE presentadas por Ucrania, Georgia y Moldavia”, señaló el tuit, tras una reunión de los embajadores de los Veintisiete ante las instituciones comunitarias, en la que analizaron la cuestión.

El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, firmó la petición de adhesión a la UE la semana pasada, como parte de la respuesta a la invasión que Rusia inició el 24 de febrero. Moldavia y Georgia siguieron sus pasos acto seguido, ante el temor a Moscú.

El Ejecutivo comunitario elaborará ahora un informe en el que valorará si Kiev, Chisinau y Tbilisi cumplen los criterios para convertirse en países candidatos a entrar en la UE, entre ellos, el respeto a los valores fundamentales de la Unión, la existencia de instituciones estables que garanticen la democracia, así como de una economía de mercado.

Cuando Bruselas termine su valoración -que supone el primer paso de un proceso que suele durar años- los países de la UE deberán aprobarlo por unanimidad y solo entones podrían empezar las negociaciones de adhesión. A día de hoy, Turquía, Serbia y Montenegro están en negociaciones con Bruselas para entrar en la UE y Albania y Macedonia del Norte han obtenido el estatus de países candidatos.

Serbia es el único país de Europa -a excepción de Bielorrusia- que no se ha unido a las sanciones contra Rusia, una posición que puede pasar factura a un Estado que aspira a entrar en la Unión Europea.

La ex república yugoslava busca mantener estrechos vínculos con Rusia, que proporciona a Serbia energía, armas y apoyo geopolítico en su intención de recuperar Kosovo, que se declaró de forma unilateral independiente en 2008.

El presidente de Serbia, el conservador populista Aleksandar Vucic, admitió que su país está “en una situación difícil” y tiene “enormes presiones” para unirse a las sanciones. Belgrado pese a no sancionar a Rusia sí ha defendido la integridad territorial de Ucrania.

La mayoría de los ciudadanos serbios consideran a Rusia, un país que, como Serbia, es de mayoría cristiana ortodoxa y de origen eslavo, un amigo y protector de sus intereses.

La prensa sensacionalista informa sobre la guerra con claras simpatías hacia Rusia y el presidente Vucic admitió al inicio de la invasión que el 80% de los medios “no son objetivos y están de lado ruso pase lo que pase”. El pasado viernes unas mil personas salieron a las calles de Belgrado para expresar su apoyo a Rusia, en una convocatoria organizada por grupos de extrema derecha que protestaban contra “los globalistas y colonizadores” de Occidente.

En Serbia todavía se mantiene vivo el recuerdo de 1999, cuando la OTAN bombardeó al país, sin el visto bueno del Consejo de Seguridad de la ONU, para poner fin a la guerra entre las fuerzas serbias y una guerrilla separatista albanesa de Kosovo.

Sin embargo, el deterioro de las relaciones con la UE repercutiría en la economía de Serbia, que perdería el acceso a considerables fondos destinados a países candidatos. También, más del 60% del intercambio comercial del país balcánico es con la UE y las inversiones directas europeas en el mercado serbio alcanzan el 68%.

Por otro lado, la economía serbia depende casi en su totalidad del gas ruso, que, además, recibe en parte por un precio privilegiado.

Oligarcas rusos. La Comisión Europea reclamó ayer “abolir” los programas con los que otorgan derechos de residencia o ciudadanía a extranjeros a cambio de inversiones, sistemas que denuncian como un modo de “comprar” derechos como la libre circulación en la UE con fines ilícitos.

Despliegue rápido. La UE está dando un empujón a la creación de una fuerza de despliegue rápido de hasta 5.000 militares para responder a amenazas inminentes o reaccionar rápidamente ante una situación de crisis fuera de la Unión “en todas las fases del ciclo del conflicto”, que se espera que esté operacional para 2025.

Disidencia rusa. La presidenta del Parlamento Europeo, la conservadora maltesa Roberta Metsola, reconoció ayer el valor de los ciudadanos rusos que salen a las calles para protestar por la invasión de Ucrania al tiempo que exigió al Kremlin la inmediata puesta en libertad de los miles de manifestantes detenidos.