- El Gobierno francés, que tiene intención de construir nuevos reactores nucleares para renovar su parque actual que genera en torno al 70% de la electricidad del país, cree que los primeros podrían entrar en servicio en el horizonte de 2035-2037. Este calendario lo ofreció ayer la secretaria de Estado de la Transición Ecológica, Bérangère Abba, que en un debate con senadores sobre la seguridad nuclear avanzó que el Ejecutivo contempla la presentación de los primeros proyectos de construcción muy pronto, en 2023.
Abba destacó que la compañía eléctrica estatal EDF ya ha sometido a la Autoridad para la Seguridad Nuclear (ASN) informes sobre criterios de seguridad de un reactor que sería una evolución del que se está finalizando en la central de Flamanville, en la costa de Normandía, de tipo EPR (European Pressurized Reactor), y que en primera instancia ha recibido el visto bueno.
El plazo de construcción del EPR de Flamanville ha sufrido continuos retrasos -acumula 14 años y no se prevé su entrada en servicio hasta 2023-. Además, sus costes se han multiplicado desde los 3.400 millones de euros presupuestados inicialmente a los cerca de 20.000 millones que se calculan ahora.
El presidente francés, Emmanuel Macron, anunció a comienzos de noviembre su intención de levantar nuevos reactores atómicos, en apoyo del desarrollo de las renovables, para responder a las necesidades de la transición energética, lo que ha provocado una importante contestación a nivel internacional.
Desde entonces se esperaba que precisara sus intenciones, pero la gestión de la crisis del coronavirus, con la irrupción de una nueva variante, ha desplazado las prioridades del jefe del Estado. Macron, que afrontará elecciones presidenciales y legislativas los próximos meses de abril y junio, ha abierto además la caja de los truenos con sus duros ataques a los antivacunas, lo que de hecho ha dado el pistoletazo de salida al nuevo ciclo electoral en el país galo.
Por su parte, la compañía eléctrica estatal EDF ha hecho una propuesta al Estado francés -su principal accionista, con una participación del 84%- para construir seis reactores EPR de nueva generación con un coste estimado de 50.000 millones de euros. El consejero delegado de la firma, Jean-Bernard Lévy, reclamó el pasado martes al Gobierno de Macron que concrete con decisiones su compromiso para la renovación del parque nuclear.
Esta puesta al día de las centrales francesas podría beneficiarse de la polémica propuesta de la Comisión Europea (CE) de incluir la energía nuclear, así como el gas, dentro de la taxonomía de energías “verdes” junto a las renovables. Con ello busca, entre otros objetivos, orientar las inversiones hacia la transición energética, precisamente el horizonte que marcó Macron.
Los planes de la Comisión Europea se han encontrado esta semana con el rechazo explícito del exprimer ministro italiano Enrico Letta, líder de la principal formación progresista de ese país, el Partido Demócrata (PD), que criticó que las inversiones en energía nuclear puedan ser vistas como sostenibles.
“No nos gusta el borrador de taxonomía verde que está proponiendo la CE. La inclusión de la energía nuclear es totalmente equivocada en nuestra opinión. El gas no es el futuro, solo se debe considerar en la lógica de la transición hacia verdaderas energías renovables”, escribió Letta en las redes sociales.