- Austria cerró ayer su enésima crisis política del último lustro, con la elección de Karl Nehammer como nuevo jefe del Partido Popular austríaco (ÖVP) y su designación como nuevo canciller federal, el sexto en seis años, con el pacto de Gobierno con Los Verdes de momento sin cambios. Esa doble elección, la de jefe de Gobierno debe ser confirmada por el jefe del Estado, se produjo de forma unánime en una reunión de urgencia de la dirección del ÖVP ante la cascada de dimisiones producida el jueves.
Sebastian Kurz, que en cinco años ha pasado de niño prodigio de la política a ángel caído por acusaciones de corrupción, anunció el jueves inesperadamente su renuncia a la dirección del Partido Popular, cargo que mantuvo tras dimitir el pasado octubre como canciller. Tras este primer seísmo político llegaron las réplicas: Alexander Schallenberg renunció al cargo de canciller que había heredado de Kurz; y Gernot Blümel, un estrecho aliado de Kurz y también investigado, dimitió como ministro de Finanzas.
Está por ver si la marcha de Kurz supone el fin de lo que la oposición llama el “sistema Kurz”: una supuesta red de amiguismo político e intercambio de cargos y favores en un estrecho círculo alrededor de él, que ha salido a la luz en forma de mensajes de móvil interceptados por la Fiscalía. De momento, Nehammer hereda un partido con una intención de voto del 20%, muy lejos del 37% que logró Kurz en las elecciones de hace dos años.
Y es que con Kurz, los conservadores ganaron con solvencia las elecciones de 2017 y 2019 y recuperaron la jefatura del Gobierno tras una década de segundones en coaliciones con el partido socialdemócrata.
Nehammer tiene 49 años y desde enero de 2020 ejerce como ministro del Interior. Respecto a su estrategia de Gobierno, prometió mantener la mano dura en materia migratoria, avanzar con la reducción de impuestos a los menos pudientes y desarrollar el impuesto ecológico que se asegura ayudará contra el cambio climático.
Según afirmó ayer, los tres pilares de su gestión serán la libertad, la solidaridad y la responsabilidad, y vinculó esos principios con la lucha contra la covid, que en Austria ha dejado en los últimos meses récords de contagios debido al bajo porcentaje de población plenamente vacunada, sólo el 67%.
Nehammer es un exsoldado profesional que los dos últimos años mantuvo como ministro del Interior una dura postura contra los refugiados y los inmigrantes. Poco después de asumir el cargo defendió que los migrantes rescatados en el Mediterráneo tratando de llegar a Europa desde Libia fueran devueltos a ese país africano.
Esa actitud le llevó incluso a defender y ejecutar una sentencia de expulsión en plena noche de dos hermanas (de cinco y doce años) nacidas en Austria de padres georgianos que vivieron en el país de forma ilegal tras rechazar su petición de asilo.
El momento más delicado de su gestión fue el atentado islamista del 2 de noviembre de 2020, que dejó cuatro muertos y 22 heridos en Viena, y en el que el terrorista, nacido en Austria de padres macedonios, fue abatido por la Policía. La oposición acusó a Nehammer de negligencia porque los servicios de inteligencia, pendiente de Interior, ignoraron meses antes del ataque un aviso de los servicios secretos eslovacos sobre que el terrorista había intentado comprar munición en ese país.