- El comisario europeo de Justicia, Didier Reynders, señaló ayer que espera que el certificado de vacunación comunitario pueda ponerse en marcha con un proyecto piloto a principios de junio de forma que el sistema completo y la regulación que lo acompaña entren en vigor para finales de ese mes, de cara al verano.
Reynders compareció ante la Comisión de Libertades Civiles del Parlamento Europeo para presentar la propuesta de Bruselas para este certificado, para el que tanto la Eurocámara como el Consejo preparan sus posturas negociadoras para ultimar la regulación durante el mes de mayo y la aprobación legislativa final a principios de junio. “El objetivo es facilitar la vuelta a la libertad de movimientos dentro de la Unión Europea, ayudar a los ciudadanos a recuperar su derecho a viajar libremente pero de forma ajustada a la situación sanitaria”, resumió Reynders.
El político belga reiteró que en ningún caso este documento funcionará como un pasaporte, es decir, que no será un requisito para viajar, sino que simplemente recogerá en un único certificado la información sobre los distintos requerimientos que diferentes países exigen ahora a los ciudadanos europeos para cruzar sus fronteras.
Dadas las incertidumbres científicas respecto a la duración y tipo de inmunidad que tienen las personas recuperadas de la infección o vacunadas, la propuesta no recoge que estas queden exentas de requisitos como la cuarentena a la llegada a un país, aunque sí podría ajustarse según se reciba más información sobre la duración de la presencia de anticuerpos tras infectarse o vacunarse.
“Lo que queremos asegurar”, dijo el comisario, “es que todos los ciudadanos europeos reciban el mismo tratamiento cuando los Estados miembros decidan levantar las restricciones a la libertad de movimiento. Por eso la propuesta quiere crear certificados con los mismos datos, seguros y tengan que ser aceptados por todos”.
Además, Reynders recordó que todos los ciudadanos de la UE deben tener acceso a este certificado sin importar qué vacuna hayan recibido, incluso si se trata de la rusa Sputnik V, que en la actualidad no está aprobada para su uso a nivel comunitario pero se administra bajo un procedimiento de emergencia en Estados miembros como Hungría.
Los países sólo estarían obligados a reconocer las vacunas que se hayan autorizado a nivel europeo aunque posteriormente decidan, individualmente, aceptar también la vacunación con fármacos como el ruso, que está evaluando la Agencia Europea del Medicamento.
El comisario pidió que el Parlamento y el Consejo no descarten que los Estados miembros puedan usar este certificado para otras funciones, como el reinicio de actividades culturales, aunque esto requiera que cada país elabore una nueva legislación para ello. Si se prohibiera, advirtió, cada país recurriría a sistemas individuales, lo cual crearía fragmentación, posible discriminación y una carga adicional para los ciudadanos.
El comisario incidió en que la propuesta debe quedar limitada en el tiempo y expirar en el momento en el que la OMS declare la pandemia finalizada, aunque es partidario de “mantener el instrumento en la caja de herramientas de la Comisión Europea” para usarlo en un futuro.
Reynders aseguró que se prestó atención a que la propuesta cumpla con la normativa europea de protección de datos y que el certificado sólo contendrá una serie limitada de información, como exige la legislación comunitaria.
Ante el Parlamento Europeo también compareció ayer el supervisor europeo de protección de datos, Wojciech Wiewiórowski, cuya institución revisó las implicaciones en esta materia de la creación de un certificado de vacunación que contendrá datos médicos y personales de millones de personas.
Los detalles del certificado. Los puntos que se incluyan deberán ser negociados entre la Comisión y el Parlamento. No funcionará como pasaporte.
Añadir las vacunas no aprobadas. Permitir obtener el documento sin importar el tipo de vacuna.