París - La polémica por el “caso Benalla” apenas da tregua al presidente francés, Emmanuel Macron, quien ahora trata de retomar la iniciativa política después de varios días de silencios y de revelaciones embarazosas para el Palacio del Elíseo. En vísperas de visitar por primera vez España, Macron y su equipo insistieron ayer en el mensaje de que los desmanes de su exjefe de seguridad, Alexandre Benalla, fueron un acto individual que evidencia la necesidad de reformar en profundidad el funcionamiento de las instituciones.

El martes por la noche, el habitualmente locuaz Macron salió del mutismo que guardaba desde hace una semana, cuando estalló el escándalo. “Si buscan un responsable, el único responsable soy yo y sólo yo”, proclamó el presidente en una cena con los diputados de su partido. Sus palabras sonaron a toque de corneta para el Gobierno, hasta ahora a la defensiva. Alentados por la supuesta osadía de su líder para echarse a sus espaldas el polémico caso, el portavoz del Gobierno, Benjamin Griveaux, y el ministro de Hacienda, Gérald Darmanin, salieron a defender al presidente. El portavoz prometió, tras el Consejo de Ministros, que se extraerán “todas las lecciones” de este asunto a la vuelta de las vacaciones, lo que implicará que haya “cambios profundos” y que se establezcan claramente las disfunciones. “Los hechos recientes son responsabilidad de un individuo, pero los procedimientos colectivos de control han fallado, habrá que ponerle remedio”, dijo el portavoz. - Efe