Zumaia, flysch espectacular

Zumaia - Acotada por acantilados escarpados, se ubica Zumaia, hermosa por sus playas, su hostelería y su casco histórico medieval. Desde sus estrechas calles se ven los palacios de Zumaia y Ubillos o las casas Olazabal y Goikotorre. Uno de los escenarios de Juego de Tronos, desde la playa de Itzurun, la más cercana al caso histórico, hasta Deba se puede recorrer un impresionante trayecto para divisar el famoso flysch, formaciones rocosas verticales que se alzan sobre el mar.

Puente Colgante, una joya arquitectónica sobre la ría

Portugalete - Declarado por la UNESCO como Monumento de la Humanidad en 2006, el Puente Colgante o Puente Bizkaia, inaugurado en 1893, devino el primer puente transbordador de estructura metálica del mundo por lo que se considera un hito de la ingeniería de su tiempo. Es uno de los grandes monumentos de la revolución industrial y uno de los pocos supervivientes representativos de aquella era.

Su función era unir las dos márgenes de la desembocadura del Nervión sin obstaculizar la navegación por la ría. Hoy sigue funcionando con perfecta puntualidad y eficiencia uniendo las localidades de Portugalete y Getxo, por las que merece la pena darse un paseo y recorrer las calles medievales de la primera y admirar los palacetes ostentosos de la segunda.

Cruzar la ría desde la barquilla transbordadora de una margen a la otra es toda una experiencia. Algo que se magnifica si se accede a la pasarela superior del puente, situada a 45 metros de altura, y desde donde se atisba una panorámica pistonuda de El Abra. A pocos metros del Puente Colgante, el puerto deportivo de Getxo, junto a la playa de Ereaga, ofrece servicios náuticos, actividades deportivas (vela, remo, motos acuáticas…) e instalaciones de ocio y restauración.

Plentzia, la historia de una villa ligada al mar

Plentzia - A unos 25 kilómetros de Bilbao muchos disfrutan de la tranquilidad y el ambiente marino de Plentzia. Bañada por la ría, escenario de infinidad de deportes acuáticos y lugar en el que descansan pequeñas embarcaciones de recreo, esta villa cuenta con un perfecto arenal de aguas tranquilas, uno de los más frecuentados de la costa vizcaína.

La playa se encuentra en una bella bahía junto a la desembocadura de la ría y es idónea para los que buscan darse un baño sin complicaciones. También es el sitio perfecto para hacer surf cuando el mar está desfasado o para los que se inician en este deporte ya que es una ola de izquierdas larga y suave. El paseo marítimo de Plentzia invita a los veraneantes a disfrutar de las vistas mientras saborean un helado o descansan en alguna terraza.

Esta villa, fundada en 1299 conserva cierta parte de su herencia: un casco antiguo de origen medieval que combina con nuevas construcciones de tipo palaciego y con las casas de tradición pesquera. En la antigüedad la villa estaba protegida por una muralla y, actualmente, todavía se conserva parte de la estructura en el Arco de Santiago.

Las estrechas y empinadas calles del casco histórico son visita obligatoria. En él descubriremos caseríos, museos, templos sagrados o el antiguo consistorio de la villa. La Torre Barri es otro edificio de interés que se caracteriza por tener el escudo labrado en piedra en su fachada.

Otra de las construcciones más representativas de Plentzia es la pasarela peatonal que une la estación del metro con el núcleo urbano. Con una longitud de dicha pasarela es de 117 metros y está enmarcada por dos arcos blancos de grandes dimensiones. Este paso permite al viajante cruzar la ría con facilidad y deleitarse con unas vistas privilegiadas del entorno.

Santa Catalina, faro de Lekeitio

Lekeitio - Santa Catalina se convierte en un enclave especial ya que es el primer faro visitable de Euskadi. Se ubica en Lekeitio y desde sus entrañas el viajero puede entender cómo funciona la navegación, cuáles son sus pilares básicos, cómo navegaban en la antigüedad… Pero también, desde el interior de la torre, podemos embarcarnos en un viaje virtual en barco desde Elantxobe hasta Lekeitio. Si hay algo de esta visita que perdurará en la memoria es ver la puesta de sol desde la terraza del faro.

Bahía natural de Pasaia

Pasaia - A escasos kilómetros de Donostia está la Bahía de Pasaia ocupada por los núcleos de Donibane y San Pedro, dos pueblos con encanto y sabor marinero, conectados por mar y alejados por tierra. Actualmente, el de Pasaia es uno de los puertos de carga más importantes. Sorprende al viajero en Pasai Donibane la luz y los alegres colores de las casas de pescadores, situadas en su mayoría en una única calle que se extiende a lo largo de la orilla oriental de la bahía.

La Concha, una de las más atractivas playas urbanas

Donostia - Para combinar los placeres de una ciudad sin renunciar al primor de una playa de primera como La Concha, Donostia se convierte en un aliciente sin igual. Este espectacular arco de arena dorada cuenta con un paseo fabuloso en el que gozar de las vistas de la bahía encuadrada por la isla de Santa Clara y el famoso monte Igeldo. Un marco incomparable en el que surfear cuando el mar aprieta fuerte.

La larga extensión de La Concha permite practicar otras actividades deportivas como windsurf, piragüismo, voleibol o fútbol playa. También es posible realizar excursiones y paseos en barco, participar en jornadas de pesca, alquilar una embarcación de recreo… Asimismo, en verano, un servicio de motoras conecta el puerto con la isla de Santa Clara. En el islote, se encuentra una pequeña playita con orientación sur, la única en Euskadi.

La Concha conquista por sus encantos a los que tampoco supo resistirse Isabel II. La monarca puso de moda esta playa en 1.845 después de que sus médicos le recomendaran baños de mar para sus problemas de piel. Su presencia atrajo al resto de los aristócratas y a la alta sociedad a la ciudad, que dieron origen al San Sebastián elegante y majestuoso. Donostia cuenta con otras playas de renombre: la de Ondarreta donde se aprecia la fuerza del Cantábrico en todo su esplendor y la Zurriola, la playa más surfera de la ciudad ya que está mucho más expuesta al mar abierto.

El Peine del Viento frente a la fuerza del mar

Donostia - Al final de la playa de Ondarreta se ubica una de las obras más emblemáticas de Eduardo Chillida. El Peine del Viento, un conjunto escultórico instalado en 1.977 en colaboración con el arquitecto Luis Peña Ganchegui y está formado por terrazas de granito de color rosa y tres piezas de acero aferradas a las rocas. Allí permanecen inmutables al incesante movimiento de las olas. Este espacio mágico, que cautiva a los turistas y locales, es todavía más sensacional los días de fuerte oleaje ya que gracias a un sistema de tubos, el aire impulsado por las olas sale a la superficie emitiendo un sonido muy particular que impresiona a aquellos que llegan hasta el final del paseo de la bahía de La Concha.

El encanto de Hondarribia

Hondarribia - A los pies del monte Jaizkibel, en la desembocadura del río Bidasoa y haciendo frontera con Hendaia, se sitúa la pintoresca ciudad de Hondarribia. La inmensa playa es sólo otro aliciente que se suma a sus muchos encantos: coloridas casas de pescadores, edificios ilustres, casco antiguo amurallado, calles adoquinadas, un extenso surtido de terrazas y locales para degustar los pinchos más apetitosos… Un conjunto de elementos que no dejan indiferente a nadie. Idóneo para desconectar.

La belleza del Guggenheim

Bilbao - El Museo Guggenheim (Frank Gehry) es icono del Bilbao cosmopolita, obra maestra de la arquitectura que conquista por su estructura y su céntrica ubicación junto a la ría y cerca de los túneles de Artxanda, una de las entradas estratégicas de la ciudad. En su interior se exponen algunas de las obras más importantes del siglo XX: Antoni Tàpies, Andy Warhol, Robert Motherwell… Lo custodian Puppy, el cachorro gigante de flores (Jeff Koons) y Mamá, una araña de casi 9 metros de altura (Bourgeois). - G. T.