El cambio de armario es una tarea necesaria en casi todas las casas. Hay quien tiene un gran vestidor y no necesita estar guardando las prendas en cajas y bolsas para llevar a otra estancia o al trastero, pero aún así, es necesario hacer limpieza y almacenar toda la ropa de otoño-invierno de forma correcta. Para ello, aquí van diez consejos prácticos y fáciles:
Vaciar el armario. El primer paso es vaciar por completo todo el armario. Sacar toda la ropa, accesorios y calzado para clasificarlos y hacer una selección de lo que se va a guardar y lo que se va a desechar.
¿Tirar, donar o vender? Las prendas en mal estado, rotas o con manchas se pueden desechar, pero hay otras que si están bien y simplemente ya no se usan se puede donar o vender. En muchas ocasiones se guarda ropa temporada tras temporada y luego no se usa ni una sola vez. En ese caso, para evitar acumular cosas innecesarias, un consejo es que la ropa que no se ha usado en los dos o tres últimos años se retire. Se puede empaquetar y entregar en puntos limpios, donar a asociaciones o regalar, o bien vender en plataformas como Vinted, Wallapop o Micolet. Cualquier opción es válida para contribuir a la economía circular.
Todo limpio. Una vez clasificada la ropa que se va a guardar, hay que lavarla. Eso sí, se aconseja no plancharla para evitar que le salgan manchas amarillas.
¿Cómo guardar las prendas de punto? El simple gesto de eliminar las bolitas que le hayan salido por el roce hará que cuando las volvamos a sacar el próximo otoño luzcan como nuevas. Si son de cashmere o lana merina lo más recomendable es doblarlas y separarlas entre sí con papel de seda. Tampoco está de más colocar unas bolas de alcanfor en las cajas donde se vayan a guardar.
El calzado, en cajas. Si se tienen sus propias cajas, vienen muy bien para guardarlos con orden en espacios como trasteros y siempre es recomendable colocar en su interior papel de periódico que protege de la humedad y ayuda a mantener la horma. Si no se tienen las casas originales, siempre se pueden usar otras básicas. En este caso, para tenerlos localizados, se pueden poner etiquetas o una foto del zapato que está en su interior.
Los abrigos, en perchas. Para evitar que se deformen los abrigos, blazers y gabardinas, lo mejor es no doblarlos y dejarlos en una percha (mejor si es de madera y ancha) y cubrirlos con una funda. Otra opción es guardarlos estirados si por ejemplo van a ir en el canapé abatible bajo la cama.
Accesorios y bolsos. De poco sirve tener un cajón repleto de collares, pulseras y pendientes si no se usan. Es mejor clasificarlos por temporadas y guardarlos de forma ordenada en pequeñas cajas. Lo mismo que bufandas, guantes, sombreros y bolsos de invierno, que se pueden colocar en bolsas de tela para que no cojan polvo.
Cajas y fundas. Para que la ropa transpire, mejor optar por fundas y cajas de tela que de plástico. Hoy en día es fácil encontrar cajas de todos los tamaños, así que no hay excusa para tener todo bien organizado y ordenado. Eso sí, antes de comprar, mejor tener en cuenta las medidas y el lugar de almacenaje (trastero, armarios, bajo la cama...) para aprovechar el espacio al máximo.
Limpieza general. Aunque es el último consejo de este decálogo es fundamental empezar por aquí. Una vez vaciado el armario hay que aprovechar para hacer una limpieza a fondo. Lo primero es quitar el polvo con una gamuza o incluso con el aspirador, después pasar una bayeta humedecida con jabón neutro y por último secarlo con un trapo. No hay que olvidarse de los tomos y tiradores. También es el momento de colocar saquitos de lavanda seca o de aroma de limón, bolsitas antipolillas...