Ha grabado dos temporadas de ‘El pueblo’, está en el rodaje de la segunda de ‘Hache’ y también dentro del elenco de ‘La caza. Tramuntana’. Un sin parar el que vive esta mujer, que empezó siendo ‘La chica de la sopa’ en un anuncio a los catorce añitos.
Las mujeres que ha interpretado en los últimos meses son muy diferentes entre sí, y no en todos ellos se ve reflejada. Ingrid Rubio, barcelonesa, se presentó al gran público en el mundo audiovisual en catalán, pero pronto dio el salto al cine a nivel nacional, en donde triunfó rápidamente gracias a su interpretación en Más allá del jardín, que le valió el Premio Goya a la mejor actriz revelación. A partir de ahí ha tenido una carrera imparable.
En los últimos años le va fenomenal, ¿no?
Muy bien, sí, sin quejas porque es una buena temporada de trabajo. Estoy en la segunda temporada de Hache en Netflix y también empiezo con La caza. Tramuntana, además de lo que habéis visto de El pueblo en Amazon y Telecinco, y esperando a ver si se confirma la tercera parte de esta serie. Así que nada de quejarme. Estoy encantada.
¿Se siente cercana a alguno de los personajes que está teniendo entre manos?
Cada uno de ellos tiene un poco de mí. De los tres, el que interpreto en Hache es el más lejano. Mi personaje en esta serie es de una mujer muy lunar, muy subterránea, con mucho dolor enquistado. No me siento tan cercana a esa forma dolorida de enfrentarse a la vida.
¿Es usted más positiva?
Por supuesto. Todos tenemos cosas en la vida que no nos han funcionado, que no nos han ido bien, pero soy de tendencia más positiva y no me quedo anclada en el dolor. Hasta el momento, no.
¿Cómo es la nueva serie que va a empezar, La caza. Tramuntana?
Hago de una mujer pintora que vive en Mallorca, que está en un momento un poco estancado de su vida. Puedo sentirme más identificada con ella, aunque en lo de pintar no, porque yo no pinto, pero es cierto que todos tenemos momentos en los que nos hemos estancado y nos hemos tenido que resetear. Es algo que me ha sucedido como mujer y como actriz. Así que hay cosas de Mónica, que así se llama el personaje, en mí.
¿Y qué tal Ruth en El pueblo?
¡Uy, la Ruth! Tiene mi esencia. Es una mujer fresca, natural. Es como a mí me gusta vivir, cerca de la naturaleza.
¿Tan cerca de la naturaleza?
Ja, ja, ja? Naturaleza con un poco más de ambiente. No soy vegana, pero sí soy feminista y animalista. Hay cosas de Ruth que me son muy próximas de una manera natural y otras que no me plantearía nunca.
Usted también vivió durante algún tiempo en una zona muy rural.
Viví en la sierra de Madrid y después me fui a Blanes, que es mi pueblo de toda la vida. Me encantan los sitios pequeños, los lugares con naturaleza donde los humanos conviven con ella.
¿Y las ciudades?
También me gustan, y de hecho necesito lo que me ofrece una ciudad: la cultura que guarda, poder ir al teatro, al cine, irme un rato a una biblioteca, pasarme por un museo a ver una exposición... En definitiva, también me atrae el caos. Para los siete días de la semana mi plan ideal sería dos en la ciudad y el resto en un lugar pequeño y tranquilo.
Así que grabar la serie El pueblo no habrá sido ningún sacrificio para usted.
No lo he pasado mal. Es cierto que había mucho aislamiento, pero ha sido una cura de todo el estrés que vivimos en la ciudad, un relax. Quizá, eso sí, un poco extremo por demasiado tranquilo.
¿Alguno de sus compañeros se ha sentido agobiado con tanta tranquilidad?
Bueno, durante la primera temporada no había ni internet. Estábamos aislados del todo y no hemos tenido ni coche, pero no hay mal que por bien no venga, así que también diré que hemos compartido ratos juntos, hemos visto la tele unidos, y hemos podido leer, algo que muchas veces dejas de lado porque en la ciudad el ritmo es diferente y no tienes tiempo. También hemos dado muchos paseos por el campo.
O sea, una vida de lo más sana.
Ja, ja, ja? Quizá demasiado sana, por eso decía que me gustan los pueblos y la naturaleza, pero con un pelín de ambiente. Cuando nos íbamos a San Pedro, el pueblo más cercano, o a Soria, aquello era una fiesta. También tengo que decir que estábamos muy bien cuidados.
Pero usted ya iba con experiencia de vida rural, luego habrá sufrido menos por los cambios.
Sí. La que yo hacía en la sierra de Madrid era muy parecida a esta vida, lo que ocurre es que tenía al alcance tecnología y la posibilidad de irme a Madrid cuando quisiera. Podría acostumbrarme a la vida de El pueblo, pero seguro que si lo hiciera de continuo tendría alguna crisis. De vez en cuando un poco de jaleo no está mal, aunque tengo que reconocer que aprecio mucho la tranquilidad y no oír el ruido seguido de los coches en la calle.
¿Qué ha sido de la chica que con 14 años hizo el anuncia de sopas Gallina Blanca?
Ja, ja, ja? Aún hay gente que se acuerda de ello. La sopa fue el comienzo de una carrera, porque en aquellos momentos era muy joven. Empecé haciendo publicidad, pero luego la dejé rápidamente.
¿No le gustaba?
La publicidad me hizo un guiño, me tendió una mano para empezar en este mundo, pero no era lo que me motivaba. Pasé a hacer teatro de forma amateur y me di cuenta de que mi vocación estaba en hacer algo creativo y no algo tan frío como la publicidad, y lo digo entre comillas, porque luego he hecho más anuncios.
¿Qué era lo que le atraía de la interpretación?
Trabajar con emociones, con sentimientos, y moldear a un personaje. Me da igual el género, lo bueno es tener un personaje entre las manos, cualquier mujer que primero está en un texto y a la que doy vida sobre un escenario o delante de las cámaras. Pero sí, la publicidad fue mi comienzo.
¿Le resultó fácil conseguir ser la chica de la sopa?
Ja, ja, ja. Cómo suena eso de la chica de la sopa... Hubo una persona que me dijo que yo tenía algo, que podía hacer cosas creativas en la interpretación. Me apunté a una agencia, empecé a ir a castings, y el de la sopa fue el primero en el que me cogieron. Además, no tardé mucho en hacerlo.
Una suerte, ¿no?
Es que no buscaban una gran actriz, ni tampoco una mujer guapísima, altísima y que llamara la atención. Buscaban solo frescura y yo la tenía, porque era muy joven. Les funcionó y a mí también me sirvió para darme cuenta de que la publicidad era una vía, pero no la que me interesaba seguir ni la que me nutría. Durante dos años estuve estudiando teatro; iba dos días a la semana, los martes y los jueves. Me llegó la primera oportunidad en mi tierra, para TV3, fui al casting y cuando me senté delante de las cinco personas que lo hacían pude decir que estaba estudiando interpretación.
Vive hoy un momento dulce respecto a su vida profesional. ¿Ha sido así siempre o ha tenido altibajos?
Nunca es todo dulce, muy dulce. Hay momentos amargos, muy amargos, también dulces, muy dulces, y desde luego tiempos muy inestables. Nuestro trabajo es así. Pocos actores o actrices pueden decir que todo les ha ido siempre como la seda, o al menos yo no conozco a nadie que haya tenido esa trayectoria, pero no me voy a quejar. Es cierto que he tenido momentos malos, pero si hago balance, también ha habido años muy buenos. Los buenos momentos lo compensan todo, incluso esos meses duros que a veces se han prolongado y te han puesto triste.
¿Nunca se le ha pasado por la cabeza cambiar de vida?
No, jamás lo he pensado. Empecé en publicidad y acepté la mano que me tendía ese mundo, pero con los años, la profesión de actriz se ha convertido en mi pasión. No puedo tirar la toalla, me lo impiden todos los personajes que he interpretado, todas esas mujeres a las que he dado vida y les he dejado mi cuerpo, mi mirada y mi voz. No me verás haciendo otra cosa y no tengo plan b.
Pues es bueno diversificar...
¿Sí ? ¿Tú tienes o has tenido un plan b? No, seguro que no. Un médico tampoco. Siempre nos preguntan a los que estamos metidos en el mundo del arte o de la interpretación por un plan alternativo, pero es el destino el que me ha traído aquí y me gusta formar parte de esta familia, la familia de los actores y las actrices.
¿Le han preguntado muchas veces qué haría si esto se parase?
Sí, y a pesar de lo que he dicho antes, sí que tengo un plan b. El mío lo haré realidad en breve, pero no puedo decir más. Seguro que parece una contradicción, pero lo que sucede es que no digo que no tenga la mirada puesta en otra cosa, sino que me interrogo sobre por qué siempre me preguntan por un plan b.
Seguro que los periodistas hacemos preguntas parecidas y poco originales.
No siempre, pero esta cae a menudo, y tampoco es que me moleste. Hay algunas preguntas que forman parte de nuestra vida como actores y actrices.
¿Por ejemplo?
Ja, ja, ja? ¿Qué medio prefiere: el cine, el teatro o la televisión? ¿Qué género le gusta más, el drama o la comedia?
Lo dicho, poco originales.
Qué va, es broma y yo contesto a todo. Me siento agradecida de que os intereséis por mi trabajo.
PERSONAL
Edad: 44 años.
Lugar de nacimiento: Barcelona.
Inicios: Siendo muy jovencita, con catorce años, se convirtió en la chica de la sopa en televisión protagonizando un anuncio de una conocida marca.
Trayectoria: Se convirtió en actriz a raíz de participar en una serie de TV3, Secrets de familia. A lo largo de su trayectoria ha grabado más de una docena de películas. Más allá del jardín, de Pedro Olea, le valió en 1996 el Goya como mejor actriz revelación. Vive uno de sus momentos más dulces en su profesión: ha terminado la emisión en Telecinco de la primera temporada de El pueblo, graba la segunda temporada de Hache para Netflix y participará en La caza. Tramuntana, para la 1.