Una serie ya sin vitaminas

Apenas me he ido dos semanas y en TVE han estrenado la serie 14 de abril. La República que ya arrancó hace siete años: corría 2011 y aquellos 13 capítulos con pintas de culebrón se emitieron por las noches y alcanzaron el 17% de cuota de pantalla, lo que suponían más de tres millones y medio de espectadores. Tal fue su éxito que hizo inevitable que se renovase la segunda temporada y se realizara de seguido. Pero luego llegó el PP y paralizó la emisión. Estaba claro que en su nueva oportunidad para gobernar no iban a pasar ni una mientras controlaran la tele pública. Y así lo hicieron: metieron en un cajón esta república televisiva que en el fondo era un pequeño culebrón en tiempos posteriores a la dictadura de Primo de Rivera más que otra cosa. Su regreso no tuvo el mismo éxito desde luego. Ni siquiera consiguió el 7% y un millón de espectadores. De alguna manera la decisión del PP consiguió que se esfumaran más de dos millones de espectadores. Pocos nos acordábamos ya de la primera temporada y lo que recordamos es que aquella serie no se merecía ni que la secuestraran durante siete años ni tampoco aquellas cifras desorbitadas de la primera temporada para un producto insulso, más propio de la sobremesa que de la hora en la que las cadenas se juegan el ser o nos ser del prime time en el que compiten con sus pesos pesados. Una serie que ha estado tantos años en un cajón tiene muchos boletos para que fracase en su estreno como así ha ocurrido en este caso. La industria audiovisual está vinculada a la actualidad. Lo que un tiempo pudo tener un pase ahora ha podido perder todas las vitaminas como dicen que les ocurre a los zumos una vez exprimidos. Ahora se plantea el disyuntiva de volver a meterla en el baúl de los recuerdos por su baja audiencia o aguantar todos los capítulos porque con la espera se lo merece aunque ya no interese. Intuyo que nadie se atreverá a secuestrarla y acabarán emitiéndola a la hora de la siesta. Lo veremos.