madrid - El granadino Jorge Brazález, ganador de la quinta edición del concurso de TVE MasterChef, sueña con abrir un restaurante en el que pueda servir “platos con identidad y una historia, que les recuerde a algo a las personas”, dijo ayer a Efe. Brazález, exfutbolista de 28 años, se alzó con el premio tras una última prueba en la que los finalistas debían preparar un menú de tres platos a los jueces Jordi Cruz, Samantha Vallejo-Nágera, Pepe Rodríguez y al chef con más estrellas Michelin, Joël Robuchon, el cocinero más laureado del mundo, elegido en 1990 como “el chef del siglo” y que tiene en su haber 28 estrellas repartidas entre sus restaurantes. Este talent culinario se despidió con récord de temporada al congregar ante el televisor a 3.388.000 espectadores y una cuota del 25,9% (datos oficiales de Kantar Media incluidos los invitados).
“Quizá en mi vida haya conseguido tres sueños. El primero fue jugar en el Atlético Madrid. A éste le superó ser el primer español en marcar en el América de Cali; pero a ambos les ha superado por goleada ganar MasterChef”, aseguró. Para Brazález, tener la oportunidad de que una “eminencia” de la gastronomía como Robuchon probara los platos que le acabaron dando el triunfo hace todo “muy especial y significativo” y aseguró que durante la preparación “no tenía miedo, sino respeto”. “Cuando veía que estaba sacando los platos como debía estuve más tranquilo y con cada palabra buena del jurado, me entraba más seguridad”, añadió el joven que recibirá junto a su trofeo 100.000 euros, un máster de cocina y la publicación de su propio libro de recetas. Aunque explicó que su cocina “ha evolucionado mucho”, especialmente las últimas semanas, espera seguir formándose en el Basque Culinary Center en San Sebastián, a donde tienen la oportunidad de asistir los tres finalistas.
Brazález escogió un menú que tituló My Alhambra -gazpacho de chirimoyas, cordero Al-Andalus y un postre muy romántico-, en homenaje a su tierra natal, por lo que decidió incluir gustos árabes para dar “ese toque andaluz” que le es tan cercano. En la última prueba compitió con otros dos finalistas: Nathan, que quedó segundo y con quien dice que “siempre ha sido un placer competir”; y la guipuzcoana Edurne, que logró el tercer puesto y de quien resalta que “tiene mucha fe en hacer algo y lo persigue con ganas”. La aspirante de Tolosa sorprendió con sus recetas tradicionales, a las que ha ido incorporando técnicas novedosas. “Recomiendo a las personas de mi edad que vengan a MasterChef, es una experiencia maravillosa e inolvidable”, afirmó. Con su vitalidad y ganas de aprender, ha sorprendido a todos y su trabajo ha sido recompensado con el broche de la inmunidad, el delantal dorado y un puesto en la final.
“una escuela de vida” Nathan siempre ha sido un apasionado de la cocina más vanguardista. Su evolución ha sido un tanto irregular y al jurado le ha costado que usara las técnicas de vanguardia con sentido y canalizara su gran creatividad. En la final, dedicó el plato principal al abuelo de su mujer. Un plato que conquistó a Samantha Vallejo-Nágera por reinventar la salsa que cocinó en el casting y hacerlo de manera sobresaliente. “MasterChef es casi una escuela de vida porque nos enfrentamos a condiciones muy buenas, pero muy duras a la vez. Es una experiencia increíble que te cambia la vida”, considera.
Con el triunfo de Jorge, se cerró la quinta temporada de MasterChef y entrega el testigo a la segunda de MasterChef Celebrity, que llegará en otoño. Además, sigue abierto en https://RTVE.es/castingmcjunior el casting para que niños de 8 a 12 años puedan participar en la quinta temporada de MasterChef Junior. - Efe