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Historias que no tienen precio

Historias que no tienen precio

cada año que pasa, las cadenas van perdiendo espectadores. Los más ricos azuzados por la baja calidad se van a las distintas plataformas de pago dándole un corte de mangas a los que nos quedamos soportando la exagerada publicidad y unos contenidos que, en el fondo, desearíamos fueran mejores. En este goteo están también los chavales. Algunos ni siquiera saben qué es eso de la parrilla ya que su ocupación principal es la de descubrir contenidos y moverlos entre sus círculos. Son espectadores y distribuidores de materiales. Y en general lo hacen por la cara o por amor al vídeo. Por aquí circulan muchos nuevos realizadores que en el futuro serán los grandes creadores de los nuevos contenidos. Como los periódicos, la televisión tiene un gran futuro porque está basada en la imagen y en la comunicación, una mezcla perfecta con una fuerza irremplazable. Es posible que en el futuro veamos la tele en el techo de la habitación, en la puerta del frigorífico o leamos el diario en el espejo del baño, qué sé yo. Unos primarán la inmediatez, otros el sonido y otros la postura más cómoda informarse o entretenerse. Lo importante es que se vayan haciendo los contadores de historias, como el periodista Eduardo Ladrón de Guevara, que ha sido el guionista de todas las temporadas de Cuéntame cómo pasó, que comenzó el pasado jueves para alegría de muchos espectadores nostálgicos de viejos tiempos y televisión hogareña. Este hombre ha hecho posible una manera de televisión al estilo clásico que posiblemente hoy en internet no cuajaría por su escaso espacio. Sin embargo, ha conectado una manera de escribir televisión que se ha mantenido en el tiempo y eso, admirado Eduardo, se vea donde se vea, eso es un mérito que no tiene precio.