madrid. No cabe duda de que el nombre de su personaje tiene fuerza, Dolores Reina, dueña de un cabaret en crisis. Ella quiere sacar adelante su local y para ello necesita un socio, aunque según cuenta Beatriz Carvajal, actriz que interpreta este papel, lo que necesita es poder mantener a toda su troupe junta y reunida.

Bienvenidos al Lolita, la nueva serie que acaba de grabar Antena 3, es drama y comedia, son risas y lágrimas, en una historia muy entrañable. Carvajal no puede estar más contenta, siente la crisis pero no la padece como muchos compañeros suyos. En las últimas temporadas, Carvajal ha estado en dos series de éxito, La que se avecina en Telecinco y Los misterios de Laura en La 1. "Yo soy feliz porque no me falta el teatro y la televisión, el cine escasea más, pero no importa".

La actriz recuerda en esta entrevista cómo de pequeña disfrazaba a todo el mundo que tenía a su alrededor para jugar al teatro. A una vocación temprana se unió la cercanía de Antonio Ferrandis y su llegada al teatro María Guerrero cuando tenía solo catorce años de edad.

¿Cómo va a ser su personaje en la serie?

Soy Dolores Reina, la dueña de un cabaret que con la crisis está cerrado. Ella lo quiere abrir como sea y busca un socio y él se queda con la mayoría del porcentaje del local. Es una mujer fuerte, que mantiene una relación potente con su gente, la tiene viviendo en el hotel del cabaret para que no se le vaya. Es la madre de toda esa troupe.

Parece todo como muy entrañable.

El cabaret es la excusa para contar una historia muy de familia. Una historia que tiene problemas muy típicos y muy normales, que se dan siempre dentro de un grupo que convive, aunque sea una familia distinta.

¿Cómo la definiría, como comedia o es drama?

La serie tiene un poco de todo. Hay momentos dramáticos, momentos muy fuertes, cómicos, tragicómicos... Es para que le guste a todo el mundo.

Con los tiempos que corren, es usted una mujer de suerte, salta de un proyecto a otro.

La vida y la profesión han sido muy buenas conmigo. Por desgracia hay mucho paro en mi profesión y tengo la gran suerte de poder seguir trabajando. No me preguntes por qué, pero llevo tantos años sin parar, que no me lo creo. Pero aquí estoy.

¿Cuántos años en la profesión?

El 10 de enero cumpliré cuarenta y nueve años, que ya son años, ¿no te parece? Es impresionante cómo pasa el tiempo, parece que fue ayer. Bueno, ayer no, pero casi. He hecho tantas cosas, cine menos, pero teatro y televisión he hecho mucho y estoy muy satisfecha de cómo me ha ido la vida.

Empezó usted muy joven.

Tenía solo catorce años. Además, mi primer trabajo fue en teatro, en el María Guerrero, un teatro mítico para todos los actores. Sí que empecé joven, pero me ha ido muy bien. Nunca he querido hacer otra cosa, esto me lo ha dado todo.

Al principio solo se dedicó al teatro.

Hasta finales de los 70 no llegué a televisión, estuve durante casi dos décadas dedicada al teatro. Eso es estupendo porque te curtes en lo que es la esencia de esta profesión. Pero a mí me encanta la televisión, he hecho muchas cosas y me siento estupendamente en este medio. Mira, sin ir más lejos, esta serie que acabamos de grabar es una maravilla, es una historia que creo que va a llegar mucho a la gente. Tiene ingredientes de sobra para convertirse en una historia entrañable.

Siempre ha tenido una vis cómica.

Pero eso no quiere decir que no pueda hacer un drama, este es un género que me gusta mucho. Mira, cuando entré en televisión fue en el 78 en 625 líneas, un programa del que muchos no se acordarán, allí hacía de cómica.

También pasó por Un, dos, tres?

Sí, fui la Loli, obtuve mucha popularidad con aquel concurso de Chicho. La verdad es que no puedo estar más satisfecha de cómo me ha ido.

Dice que no quería ser otra cosa que actriz.

Los recuerdos que yo tengo, también mi familia, son de que disfrazaba desde muy pequeñita a todo el que tenía alrededor -te hablo de seis o siete años-, para jugar al teatro. Era lo que más me divertía, mi padre me hacía teatros con cajas de zapatos, con muñequitos y yo entraba por los laterales y me montaba las funciones. Lo mío ha sido una cosa puramente vocacional.

A veces es difícil cumplir un sueño vocacional. ¿Se acuerda cómo fueron sus inicios?

¡Cómo no me voy a acordar! Tuve la suerte de tener cerca al gran Antonio Ferrandis, él fue quien me presentó al director del teatro María Guerrero, José Luis Alonso, porque se iba a hacer una función con siete niñas jovencitas. Así empecé, tuve la suerte de que al principio alguien me echó una mano, nada menos que Ferrandis, y después tuve suerte, pude seguir aprendiendo. Lo importante en esta profesión es aprender, yo tuve esa oportunidad.

¿Nunca se ha arrepentido de no hacer otras cosas?

Una vez que empecé no. Tenía catorce años cuando ya estaba en el María Guerrero, pude ver actuar a los grandes, hacer papeles muy pequeñitos con ellos; cómo voy a querer hacer otra cosa. Fue un sueño, sacar algo que llevaba dentro y que en casa lo habían visto desde que yo era una niña muy chica.

'La que se avecina', 'Los misterios de Laura'?, es usted una mujer con suerte en las series que hace, al menos por las audiencias que tienen.

La verdad es que sí. La que se avecina se repite tanto que parece que sigo ahí y hace tiempo que me fui, después hice Los misterios de Laura, era un papel precioso. Si te fijas, en todos soy una madre, una madre diferente, pero con unos rasgos maternos muy acusados.

Ya, y una suegra de armas tomar en 'La que se avecina'.

Eso también es verdad, pero es que yo defiendo a mi pequeñín; qué madre no lo haría con el niño en las garras de? Ja, ja, ja, es broma. La que se avecina es una serie muy exagerada en todo, hay cosas que podrían ser cotidianas, pero no con ese grado de exageración. Pero fíjate lo que gusta la serie, necesitamos reírnos, aunque sea de nuestras propias torpezas.